District heating: una oportunidad para aprovechar el potencial energético de los residuos

La actual crisis energética ha puesto de relieve la dependencia de los combustibles fósiles, además de la propia de fuentes de energía del exterior. En este contexto, Aeversu, destaca el papel de la valorización energética
Autor/es
Rafael Guinea
Entidad
08-02-2023
Publicado en

La calefacción urbana, o ‘district heating’, es una de las actuales soluciones para dar calefacción a hogares, en un entorno global en el que la valorización energética se convierte en un aspecto estratégico, crítico, para nuestra vida en común. Y en este contexto, los residuos suponen una importante aportación en la era de la economía circular. En los vertederos los residuos no reciclables pueden reivindicar su condición de creadores de nuevas posibilidades de generación de energía. No es fácil, pero sí es posible empezar a trabajar en el presente de un futuro que está en nuestra mano, a nuestro alcance.

La actual crisis energética ha puesto de relieve la dependencia de los combustibles fósiles, además de la propia de fuentes de energía del exterior. La inestabilidad provocada por aspectos como el déficit de suministro o la actual situación geopolítica internacional (un contexto en el que la energía se llega a usar como ‘arma’ de influencia político-social) subraya la importancia de aprovechar el gran potencial de un tratamiento eficiente de los residuos como solución a la crisis en el suministro de gas natural y electricidad. En este contexto, Aeversu, la Asociación de Empresas de Valorización Energética de Residuos Urbanos, destaca el papel de la valorización energética como una palanca más a activar para solucionar la crisis energética y evitar la dependencia de combustibles fósiles.

 

El ‘district heating’ se posiciona como una opción a tener en cuenta. Una opción viable para tratar aquellos residuos no reciclables para generar electricidad y calefacción para los edificios residenciales, las empresas y las industrias cercanas.

 

Esta solución de distribución, que comenzó a implantarse a finales del siglo XIX en Nueva York, contribuye, además, a reducir las pérdidas térmicas, así como las necesidades de mantenimiento, más aún en las empresas, que se benefician de un amplio rango de ventajas, desde las más tangibles en reducción de costes en obra civil y de obras en sus instalaciones a las más intangibles, pero esenciales en el siglo XXI, como un ejemplo de desempeño ASG, de Responsabilidad Social Empresarial.

 

Ejemplos europeos a seguir

Queda trabajo por hacer, ya que España se encuentra a la cola de los países de la Unión Europea en materia de gestión de residuos. De acuerdo a las últimas cifras del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, se destinan al vertedero unas 11,8 millones de toneladas de residuos. Por ello, el ‘district heating’ se posiciona como una opción a tener en cuenta. Una opción viable para tratar aquellos residuos no reciclables para generar electricidad y calefacción para los edificios residenciales, las empresas y las industrias cercanas.

Muchos países europeos ya dedican, por lo tanto, recursos para tratar residuos municipales y similares que no han podido ser reciclados y generan energía en forma de electricidad, vapor o agua caliente. El agua caliente, dependiendo de la infraestructura local, puede enviarse a las redes de calefacción urbanas cercanas, proporcionando una fuente de calefacción asequible, fiable y libre de fósiles a las comunidades locales.

 

Las instalaciones de Europa generan con el tratamiento de los residuos no reciclables 96.000 millones de kWh de calor, suministrando calefacción a 16 millones de habitantes.

 

Esta realidad ya está avalada por datos como que alrededor del 10% de la energía suministrada a las redes europeas de calefacción urbana procede de plantas de valorización energética. Así se destaca en los últimos datos de CEWEP (Confederación de Plantas Europeas de Valorización Energética), que indican cómo las instalaciones de Europa generan con el tratamiento de los residuos no reciclables 96.000 millones de kWh de calor, suministrando calefacción a 16 millones de habitantes.

Suecia es todo un ejemplo en este aspecto, un modelo a seguir en la gestión de la valorización energética, en tiempos de irrenunciable economía circular. Sus residuos reciclables no se envían a vertedero, ya que se utilizan como combustible en el sistema de calefacción urbana, con una conversión que satisface las necesidades de calefacción de 1.250.000 hogares, gracias a unas instalaciones de valorización energética de altas tasas de recuperación, gracias a las redes de calefacción urbana construidas para utilizar el calor producido en ellas. Sysav, en Malmö, es una de las mayores centrales en esta actividad, y llega a procesar cerca de 600.000 toneladas de residuos no reciclables al año, suficientes para cubrir el 60% de las necesidades de calor de su ciudad con 300.000 habitantes.

En el caso de la planta de Giubiasco (Suiza), llega a convertir en energía unas 160.000 toneladas de residuos no reciclables al año, lo que le permite alimentar la red eléctrica nacional y cubrir las necesidades de unos 23.000 hogares. En Francia, cerca del 50% de la red de calefacción urbana de París se abastece de las tres plantas de conversión de residuos en energía de la ciudad, que suministra a todos los hospitales de la ciudad y a la mayoría de sus museos. Y, por ejemplo, la instalación Copenhill, en Copenhague, gestiona los residuos no reciclables de unas 645.000 personas y unas 68.000 empresas y otros cuatro municipios para proporcionar calefacción urbana a 90.000 apartamentos.

En cuanto a la investigación y el desarrollo, destacan iniciativas como las enmarcadas en el programa LIFE de la Unión Europea, por el que se financian proyectos de conservación medioambientales y en el que se destaca que “los sistemas de calefacción urbana tienen un papel vital para alcanzar los objetivos del cambio climático”, con varios proyectos centrados en la mejora de eficiencia del ‘district heating’. Todo un impulso al esfuerzo para incrementar la aportación a la sostenibilidad global de estas iniciativas ‘Waste-to-Energy’.

 

Una oportunidad única

Un camino de sostenibilidad y eficiencia al que ya contribuye en España la planta de valorización energética de TERSA, una de las instalaciones asociadas a Aeversu, situada en Sant Adrià de Besòs (Barcelona). Genera energía térmica por la conversión de los residuos no reciclables, aprovechada por la red de climatización de Districlima para su utilización en calefacción, climatización y agua caliente sanitaria en más de 130 edificios de las zonas Fòrum y 22@. Durante 2021, la Planta de Valorización Energética de TERSA suministró hasta 122.632 toneladas de vapor en el territorio barcelonés del Fórum (el 95% del consumo de la red).

Estos ejemplos demuestran cómo el ‘district heating’ se puede incorporar al de las mejores soluciones inteligentes en el uso de la energía, debido a su bajo impacto ambiental, con la que se consigue que todos los edificios adheridos a esta red urbana consigan las máximas calificaciones de sostenibilidad energética. Además, contribuye a la reducción de la huella de carbono puesto que, solo en 2020 la red evitó la emisión de 23.337 toneladas de CO2 a la atmósfera, equivalentes a retirar cada día 40.642 vehículos de la circulación.

Todo ello contribuye a ratificar nuestra opinión de la importancia de concienciar a la sociedad sobre la importante oportunidad que estamos desperdiciando en los vertederos. Enterramos millones de KWh de energía que podrían aportar calor una forma barata y neutra, mientras que dependemos de los suministros externos fósiles y a precios elevados. Por ello, el sector de la valorización energética es una palanca necesaria para activar, dado el importante valor de la conversión de los residuos no reciclables en energía en forma de electricidad y calor. Seguimos llenando los vertederos y no cumpliendo con los objetivos medioambientales.

Debemos por lo tanto, aprovechar las prestaciones que ofrece el ’district heating’ como vehículo de distribución de energía, para empresas y para particulares. Energía que, sin duda, puede añadir, de forma progresiva las enormes posibilidades de una ingente cantidad de residuos condenados, si no se pone remedio, a formar parte de los agentes contaminantes para el planeta. Aprovechar estos excedentes supone una excepcional oportunidad para favorecer el ‘círculo virtuoso’ de la sostenibilidad, para promover una vida mejor para todos.

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