Abordaje contemporáneo de la sequía: tecnología para la seguridad hídrica

La explotación de recursos alternativos y las nuevas tecnologías resulta imperativo para poder prevenir el déficit hídrico y mitigar sus posibles impactos en el territorio
Autor/es
Nuria Suárez
Publicado en
21-02-2024

Con un escenario que oscila entre el aumento de las temperaturas, la reducción de las precipitaciones y la aparición de episodios climáticos adversos cada vez más virulentos, la intromisión de nuevas tecnologías y soluciones que faciliten la gestión tradicional del agua desempeña un papel esencial, pues debidamente integradas con la red cuentan con el potencial para facilitar un monitoreo constante y preciso de distintos parámetros, preservar el recurso, prevenir fugas y optimizar la calidad del agua. De entre las distintas fuentes alternativas, aquella más consolidada es la referente a la desalinización, donde España ostenta la quinta posición en capacidad de desalación a nivel mundial y la primera de Europa, de acuerdo con un estudio (1) de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada. En este mismo artículo se señala que existen suficientes evidencias técnicas, económicas y científicas que demuestran que en la actualidad la desalación es una alternativa viable y sostenible económica y ambientalmente para multitud de usos del agua. Junto con ello, la utilización de agua regenerada ha ido cobrando importancia en los últimos años como solución alternativa garante de seguridad hídrica.

A fin de profundizar en las implicaciones de esta situación y conocer los escenarios alternativos que el desarrollo tecnológico y la apuesta por los recursos hídricos alternativos pueden ofrecer, en esta pieza contamos con la opinión de David Vila, director del Ente de Abastecimiento de Agua Ter-Llobregat, un servicio público competencia de la Generalitat de Cataluña encargado de la producción y suministro de agua potable en alta para el abastecimiento de las poblaciones adscritas a la red. “Nos encontramos en una de las más severas sequías que ha sufrido nunca esta región de Cataluña”, asegura el dirigente en referencia a la situación hídrica que atraviesa actualmente la red de abastecimiento gestionada por el organismo. Como consecuencia de un paulatino descenso en los aportes de lluvia, que para el caso de la región mediterránea vienen prolongándose desde hace más de 30 meses, la principal repercusión se manifiesta a modo de alteración en los niveles de disponibilidad del agua en los sistemas tradicionales de abastecimiento.

En estos momentos y de acuerdo con cifras actualizadas diariamente por la Agencia Catalana del Agua, las reservas en las cuencas internas de la Comunidad Autónoma se hallan al 19% de su capacidad total, una cifra sumamente inferior a los estándares de idoneidad que, dependiendo de la zona, podría incluso llegar a amenazar las garantías de seguridad hídrica. Por ello, tanto la administración estatal como la catalana en este caso, en vistas de un escenario tendente a la aridez, han tenido como imperativo prioritario en los últimos años desarrollar una serie de planes y programas para implantar medidas excepcionales para la gestión, demanda y explotación eficiente de los recursos hídricos. A fin de lograr un abordaje productivo, se ha tendido hacia la diversificación de fuentes de abastecimiento, la inversión en infraestructuras para el almacenamiento, tratamiento y gestión del agua y la imposición de restricciones sobre el uso común.

 

El futuro pasa por una mejora tecnológica que aporte una mayor capacidad para tomar decisiones más informadas y proactivas.

 

Notoria repercusión ha tenido el Plan Especial de Actuación en Situación de Alerta y Eventual Sequía (PES), activado a finales del 2021 y concebido como un instrumento ágil y eficiente para gestionar los episodios de escasez. En el documento se señalan los umbrales a partir de los cuales se declaran los sucesivos estados de sequía, divididos entre Normalidad, Prealerta, Alerta, Excepcionalidad y Emergencia. “A medida que se avanza en cada una de estas fases el empleo de recursos convencionales va decreciendo, es decir, el agua acumulada en los embalses en situación de normalidad pasa a ser sustituida por aquella procedente de aguas subterráneas, desaladoras o reutilización si nos encontramos en situación de emergencia. De ello extraemos que el uso de recursos alternativos resulta imperativo para poder prevenir el déficit hídrico y mitigar sus posibles impactos en el territorio. Ahora mismo el sistema Ter-Llobregat se encuentra en situación de excepcionalidad, pero en otras cuencas internas ya están en niveles de emergencia y se ejercen fuertes restricciones sobre distintos usos del agua, como la prohibición de riego de zonas verdes o una reducción notoria de litros por habitante y día”.

 

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Medidas extraordinarias urgentes

Ante un problema multisectorial cuya afectación no se limita únicamente a la dimensión más puramente natural, sino que también hace mella de manera inherente sobre los planos productivo, económico y social, mecanismos tan relevantes como el Plan Especial de Actuación en Situación de Alerta y Eventual Sequía (PES) entran en conflicto con los intereses particulares de cada actividad. En tales situaciones, la adopción de un enfoque integral y multidisciplinar a largo plazo resulta crucial para el éxito en su implementación. David Vila afirma que “en el ámbito del suministro, con los planes especiales el Gobierno apuesta por activar todos los recursos posibles de captación de agua, lo cual pasa por subvenciones para que los municipios puedan activar pozos que estén en desuso; subvenciones para mejorar la red de distribución en baja, cuyos porcentajes de rendimiento en ocasiones no llegan ni tan siquiera al 70%; y un fuerte impulso a las fuentes alternativas como la desalinización y el agua regenerada”. Asimismo, el director remarca que “también existe una normativa que contempla medidas extraordinarias urgentes para afrontar las sequías excepcionales en Cataluña a fin de potenciar actuaciones urgentes y prioritarias. Con este mecanismo es posible acelerar la licitación y adjudicación de las obras porque infraestructuras como las desaladoras pasan a ser una prioridad”.

 

"Con inversiones en tecnologías e infraestructuras podremos abordar los desafíos presentes y estar preparados para enfrentar de manera efectiva aquellos emergentes", destaca David Vila, director del Ente de Abastecimiento de Agua Ter-Llobregat.

 

 

Camino a la seguridad hídrica

En lo que respecta a la tecnología de desalinización, con un bagaje mucho mayor en el territorio que la reutilización, ésta se ha convertido en un recurso estratégico de vital importancia, pues para el caso del Ente de Abastecimiento de Agua Ter-Llobregat las dos que se encuentran en funcionamiento permiten dotar a la red de abastecimiento de 80 hm³ al año de recurso potable, que equivale al agua que consume toda la región metropolitana de Barcelona durante cuatro meses. “Hace ya un año y medio que las plantas desalinizadoras de Tordera y el Llobregat funcionan al 100% para coadyuvar a paliar esta sequía, a lo que se suman aproximadamente unos 70 hm³ generados a partir de agua regenerada, un recurso que cada vez va cogiendo mayor impulso”, sostiene Vila.

 

El futuro de la desalación en España es prometedor y desempeña un papel relevante en la gestión del agua.

 

De acuerdo con el ATL, afrontar con éxito el déficit hídrico está estrechamente ligado al incremento de la resiliencia frente a los impactos del cambio climático. Desde la entidad sugieren que la garantía hídrica pasa por optimizar las diversas fuentes de abastecimiento y promover actuaciones asentadas sobre tres grandes ejes vinculados a los ODS 2030: diversificación, digitalización y descarbonización. “La capacidad de resiliencia que hemos desarrollado en esta sequía tan prolongada es remarcable. Si este episodio hubiera ocurrido hace 15 años ya llevaríamos meses en situación de emergencia, mientras que ahora, gracias a todas las actuaciones promovidas tiempo atrás, como la Desaladora del Llobregat en el año 2009 o las distintas inversiones para mejorar la red, hemos sido capaces de anticiparnos y retrasar así la declaración del estado de emergencia en la mayoría de territorios. En este caso, el funcionamiento al máximo de las dos plantas desalinizadoras desde hace casi 20 meses sin fallo técnico alguno corrobora que se trata de una tecnología que ya tenemos más que controlada”, apunta el responsable.

 

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Un futuro del agua digitalizado

Un aspecto indispensable a tener en cuenta cuando hablamos de redes de abastecimiento atiende a la calidad de las aguas, pues más allá de asegurar una determinada cantidad, el segundo paso reside en certificar que el recurso cumple con los parámetros necesarios para poder incorporarlo a la red. “Actualmente tenemos líneas de investigación abiertas que atienden a la identificación de una serie de contaminantes emergentes que han venido apareciendo en los últimos años, como es el caso de los microplásticos o determinados productos farmacéuticos. De igual forma, ante el incremento de la temperatura del agua fruto del cambio climático estamos encontrando mayor carga orgánica, lo que hace que debamos ir controlando y corrigiendo parámetros para garantizar la calidad del agua suministrada”, aclara David Vila.

En lo que a medidas de control y análisis respecta, cobran especial relevancia las herramientas digitales para lograr una supervisión más detallada, pues facilitan la detección temprana de problemas y la toma de decisiones basadas en datos actualizados. “La digitalización de la red nos tiene que permitir tener una información al detalle para poder atacar cada uno de los aspectos que se vayan identificando, sobre todo en lo relativo a los rendimientos. Gracias a ello hemos detectado que algunas redes municipales tienen un rendimiento del 50 o 60%, lo que se traduce en grandes fugas de la red. Sabiendo esto, consideramos que el futuro pasa por una mejora tecnológica que nos permita reducir los consumos de litros por habitante y día y nos dote de mejor capacidad para tomar decisiones más informadas y proactivas. Gracias a las inversiones en tecnologías e infraestructuras podremos abordar los desafíos presentes, como las pérdidas de agua, y estar preparados para enfrentar de manera efectiva aquellos emergentes derivados de los cambios en los patrones climáticos”, sentencia Vila.

 

El binomio de tecnología puntera y gestión eficiente y sostenible del agua parece esconder las claves necesarias para asegurar un suministro hídrico confiable frente a un panorama cada vez más tendente hacia episodios climáticos adversos.

 

Numerosos estudios no dudan en afirmar que el uso de agua desalada para complementar a otros recursos convencionales supone una fuente de suministro de agua de calidad y desempeña un papel crucial en la gestión de los recursos hídricos en áreas propensas a la escasez de agua, resaltando la importancia de renovar la apuesta por unas infraestructuras con una larga trayectoria que han demostrado su gran capacidad para ayudar a garantizar el suministro de agua ante una incesante amenaza de escasez hídrica. El binomio de tecnología puntera y gestión eficiente y sostenible del agua parece esconder las claves necesarias para asegurar un suministro hídrico confiable frente a un panorama cada vez más tendente hacia episodios climáticos adversos.

 


REFERENCIAS

(1) https://documentos.fedea.net/pubs/eee/eee2020-22.pdf   

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