Pautas para una gestión agrícola sostenible para el futuro del área metropolitana de Barcelona

Investigadores del IRTA en el estudio METROBS analizan la posibilidades agrícolas a lo largo del siglo XXI
Pautas para una gestión agrícola sostenible para el futuro del área metropolitana de Barcelona
Pautas para una gestión agrícola sostenible para el futuro del área metropolitana de Barcelona
05-04-2017
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El IRTA, en el marco de un estudio financiado por METROBS (el Observatorio Metropolitano del Cambio Climático del Área Metropolitana de Barcelona), ha estado trabajando en los últimos años en la valoración del verde urbano del área metropolitana de Barcelona para analizar sus posibilidades agrícolas a lo largo del siglo XXI.

El objetivo del estudio es dar pautas de gestión agronómica que posibiliten incrementar la eficiencia en el uso de recursos, de acuerdo con criterios de ahorro, eficiencia y sostenibilidad, así como la adaptación al cambio climático.

Un futuro que hay que gestionar desde el presente

El cambio climático condicionará durante el XXI a la sostenibilidad alimentaria catalana, el paisaje y la disponibilidad de recursos.

Según este estudio, en este futuro que se nos presenta Cataluña podrá seguir manteniendo las zonas actuales de agricultura de regadío, siempre que se tengan en cuenta las necesidades reales y es gestionen de forma responsable. También se mantendrá una agricultura de secano en amplias zonas del territorio que sólo disponen del agua de la lluvia y de las reservas de agua del suelo (en este ámbito se enmarcan otras iniciativas suscritas por el IRTA, como el 4x1000) .

El trabajo del IRTA propone una tercera opción :: una agricultura de secano con agua regenerada, que podría situarse en las grandes zonas metropolitanas de Cataluña, que se prevé que acojan a unos 5 millones de personas a mediados del siglo.

Según la memoria del proyecto ACCUA, estas áreas metropolitanas, como la de Barcelona, podrían disfrutar de una importante benignidad climática, a pesar del Cambio Global).

Este tercer tipo de agricultura dispone de suelo, de un clima variable pero no extremo, y de agua suficiente. De hecho, el regadío del Segarra-Garrigues cuenta con una dotación hídrica de unos 350 hectómetros cúbicos por año, casi el doble del agua que necesitarían las 5 millones de personas de las áreas metropolitanas (unos 183 hectómetros cúbicos al año).

También disfruta de un mercado de proximidad con una gran proporción de personas con un nivel adquisitivo medio, cercano a las estaciones de transporte para exportación y con una red logística que generaría una huella de carbono muy baja (lo que se conoce como "producción km 0 ") si se combina el tren con vehículos eléctricos para recorridos cortos.

Ideas para una gestión sostenible

Se trata de una posible realidad en un futuro próximo, que necesitaría cambiar algunas ideas preconcebidas y añadir nuevas vías de sostenibilidad:

Reutilización de las aguas grises. El agua regenerada es tan buena y / o mejor que algunas de pozo o freáticas, tanto para el riego agrícola como para la gestión ganadera.
• Menos tiempo de conservación. Cambiando la época de cosecha se puede mantener la calidad de los productos vegetales sin incrementar la huella de carbono, gracias a que no se necesitarán periodos de conservación largos.
• Preservar los espacios verdes metropolitanos. Dotarlos de funcionalidad, en este caso agrícola, regular el ciclo del agua y su calidad, reducir los efectos de isla de calor y mantener la biodiversidad.
• Economía circular. Desarrollar una gestión de los residuos que se inicie desde la misma semilla. Producir sinergias entre industrias con economía circular, reutilizando los subproductos de una producción para otros industrias (como piensos, farmacia, cosmética ...).

En el estudio del METROBS han aportado resultados e ideas en la gestión de zonas verdes a partir de indicadores ópticos no intrusivos; en el cálculo de la huella hídrica del verde, haciendo especial énfasis en el agua gris; en la valoración de las cubiertas verdes como aislantes térmicos y de la agricultura en edificios y huertos urbanos; en valorar la vegetación de la línea de costa no sólo desde el punto de vista ornamental o ecológico, sino también como potencial medida adaptativa frente al incremento del nivel del mar debido al cambio climático.

Puede consultar el estudio completo del METROBS aquí.

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