El proyecto Baña Do Bari busca sanear el agua de comunidades indígenas colombianas

Trata de poner de manifiesto el potencial de los filtros verdes para solventar los problemas de contaminación de aguas residuales
El proyecto Baña Do Bari busca sanear el agua de comunidades indígenas colombianas
El proyecto Baña Do Bari busca sanear el agua de comunidades indígenas colombianas

Investigadores del IIAMA-UPV (Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Unviersitat Politècnica de València) participan en el proyecto Baña Do Bari, financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), para mejorar la calidad del agua de comunidades indígenas Embera-Katío, mediante soluciones innovadoras basadas en la naturaleza como los filtros verdes.

Concretamente, desde la Fundación Global Nature y Fundación Humedales, con el apoyo de AECID y de la empresa colombiana de servicios públicos URRA, han puesto en marcha un proyecto de saneamiento y acceso al agua en tres comunidades indígenas del Alto Sinú (Tuis-Tuis, Manantiales y Placeres), denominado Baña do Bari, que en el idioma de los Embera quiere decir agua del río para beber.

Éste trata de poner de manifiesto el potencial de los filtros verdes para solventar los problemas de contaminación de aguas residuales en comunidades aisladas en plena naturaleza.

“Los filtros verdes se inspiran en la naturaleza, usan vegetación típica de las orillas de los ríos que elimina los nutrientes (contaminantes) del agua con sus raíces. Los filtros hacen pasar el agua sucia por una serie de canales largos, angostos y poco profundos (donde se ralentiza el flujo), y donde están sembradas plantas acuáticas encargadas de descomponer y asimilar la materia orgánica y otros compuestos”, indican los participantes en la iniciativa.

Innovación tecnológica

“Los filtros verdes del Alto Sinú aplican una innovación: lodos deshidratados de plantas potabilizadoras. Estos lodos mejoran la calidad del agua, consiguiendo reducir de forma significativa la cantidad de fósforo, uno de los contaminantes más problemáticos en la dinámica hídrica del planeta, así como otros contaminantes emergentes, patógenos o microplásticos”, explica Miguel Martín Monerris, investigador del IIAMA y participante en el proyecto.

La tecnología cuenta con una gran capacidad de desarrollo en América Latina, una región del planeta en la que el 15 % de la población carece de acceso a agua segura. Sobre todo en zonas rurales donde la falta de medios e infraestructuras hídricas se ceba con los más pobres.

El objetivo de esta iniciativa es apoyar el diseño y la ejecución de proyectos de agua y saneamiento en zonas rurales vulnerables mediante sistemas de depuración de agua ecológicos, que evitan inversiones costosas y poco eficientes desde el punto de vista energético.

“Las actuaciones contempladas en el proyecto, además, proporcionan amplios beneficios para la biodiversidad, como es la creación de humedales artificiales, en cuyas etapas últimas de tratamiento se establecen cadenas tróficas completas que permiten el sostenimiento de la vida de peces, anfibios, reptiles y plantas silvestres”, ponen en valor los promotores del proyecto.

 

Colombia y las comunidades indígenas Embera-Katío

Es verano en Colombia y las obras para la construcción de los tres primeros filtros verdes de desinfección de agua con tecnologías basadas en la naturaleza ya han comenzado. Es una la región de El Caribe, a orillas del río Sinú, en las inmediaciones del Parque Nacional Paramillo. Allí viven, en situación crítica, cerca de ocho mil indígenas de la etnia Embera-Katío, uno de los 35 pueblos amerindios en riesgo de desaparición según la ONU. Sus costumbres y formas de vida son milenarias, pero los conflictos armados y la violencia generada por grupos de delincuencia organizada durante las últimas décadas les han obligado a abandonar sus tierras y buscar refugio en zonas rurales sin acceso a agua potable ni servicios de saneamiento básico que garanticen las mínimas condiciones de vida e higiene para su subsistencia.

A pesar de estar rodeados por masas de agua dulce y ser herederos de tradiciones ancestrales en torno al río y a la naturaleza, estos pueblos indígenas no disponen de agua potable ni tampoco de acceso a sistemas de saneamiento básico. Las únicas fuentes de agua para el consumo humano no son seguras y suponen un peligro para la salud.

El agua viene contaminada desde las fincas y comunidades situadas río arriba. Mirar la inmensa cantidad de agua que hay a nuestro alrededor y no poder usarla libremente por miedo a contraer alguna enfermedad resulta descorazonador”, asegura Dairo, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda de Los Placeres.

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