La economía circular, motor para la 3R

La economía circular, motor para la 3R
La economía circular, motor para la 3R
12-04-2018

A medida que evoluciona la normativa de residuos a nivel de la Unión Europea, el traslado a la gestión del día a día, también se hace más compleja y, si cabe, lenta en aplicar por parte de las entidades locales. 

La jerarquía en la gestión de residuos marca las posibles políticas a seguir. Sin duda alguna la bisagra del sistema estriba en el reciclaje de materiales en todos los sectores, no sólo en el ámbito municipal, si bien, al estar éste más cercano al ciudadano como parte de su propio ecosistema, es el más importante social y políticamente hablando y es por ello que el presente texto se centra en este ámbito.

Las ideas que se proponen sobre innovación y Economía Circular en la gestión de residuos implican a todos los agentes que participan en el desarrollo de las ciudades, con el fin último de avanzar hacia un nuevo modelo de ciudad, logrando un futuro más sostenible. Este documento ha sido discutido por el grupo de reflexión sobre innovación y economía circular en la gestión de residuos formado por:

• AGENCIADOS
• ATEGRUS (Asociación Técnica para la Gestión de Residuos, Aseo Urbano y Medio Ambiente)
• ECOEMBES
• ECOVIDRIO
• FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias)*
• FER (Federación Española de la Recuperación y Reciclaje)
• Fundación de la Economía Circular
• PES (Plataforma de Envase y Sociedad)
• Plastics Europe
• SIGAUS
• Telefónica
• UPM (Universidad Politécnica de Madrid- Cátedra Ecoembes de Medio Ambiente)

Y se presenta como síntesis de los debates y acuerdos emanados del mismo. Se es consciente que son muchas más las ideas que giran alrededor del reciclaje de materiales, pero para el Grupo, estas son las esenciales, urgentes y desde luego complejas de aplicar en alguno de los casos.

Decálogo de ideas

A continuación se presentarán las ideas principales que es necesario aplicar a la gestión de residuos municipales con el fin de encaminar a las ciudades a la transición hacia una economía circular.
Se trata de discutir y concebir 10 líneas-fuerza básicas adaptadas a nuestra situación socioeconómica, que sirvan de orientación para esa transición hacia la Economía Circular de los municipios españoles en el ámbito de los residuos, con especial atención al reciclaje, como base o elemento de defensa de la gestión sostenible de los residuos en su conjunto.
No quiere decir que éstas sean las únicas, pero sí que han sido emanadas del grupo como las más elementales y urgentes de desarrollar, alejándose de aspectos especulativos o coyunturales y en eso estriba el motor innovador de las mismas.
A nivel de municipio se observan unos problemas de carácter general en la gestión de los residuos, que los principios de la Economía Circular deberían ser capaces de resolver en su aplicación. Estos problemas que implican no sólo a los gestores y políticos, sino a la propia ciudadanía, se resumen en los siguientes puntos:

1. Evitar que los residuos vayan a vertedero. La innovación técnica no se ve impulsada por una necesidad económica directa. Cierto es que en España la cantidad de residuos que se destinan a vertedero es muy alta, pero hay que buscar soluciones innovadoras que ayuden a las formas tradicionales de gestión para evitar esto y desde luego, el reciclaje aplicado en todos los canales de generación es fundamental.
2. La gestión de los Biorresiduos no es adecuada en España. Legislación laxa e inacertada (Ley 22/2011 residuos, conflicto entre conceptos de compost/material bioestabilizado; fin de la condición de residuo; subproducto). No podemos creer que la gestión del bíorresiduos como tal es la panacea para el reciclaje, éste debe ser valioso y para ello se precisa calidad. Al ciudadano no se le puede molestar ya con más experimentos en esta materia. Se tienen datos suficientes sobre la ineficiencia del sistema y hay que aplicar soluciones tecnológicas adecuadas y valorarlas económicamente para ver su viabilidad. En caso de no ser viables, habrá que busar otras formas de gestión y/o valorización.
3. Falta un canal de comunicación efectivo entre técnicos-legisladores; legisladores-ciudadanos que permita elaborar herramientas legislativas mejor adaptadas a las condiciones reales del sector y cumplir con los principales objetivos marcados desde la Comisión Europea.
4. La participación pública no está articulada. El ciudadano sigue siendo un sujeto pasivo. El esfuerzo en educación ambiental no llega a cuajar en un aumento proporcional de la participación ciudadana. A menudo el ciudadano duda de los actuales sistemas de gestión y los mensajes emitidos por diversas fuentes suelen ser generalistas y superficiales. Por otro lado, los más críticos, realimentan el sistema con sus mensajes, no ayudando o contribuyendo a solucionar el problema, todo lo contrario, la población media cree entonces que es cosa de unos pocos que hacen mucho ruido y no se implica.
5. La concienciación no sólo debe de recaer en el ciudadano sino que debe llegar también al tejido político, en definitiva, a quienes deben tomar las decisiones. En muchas ocasiones los políticos desconocen el problema del reciclaje de los residuos o son aconsejados en función del color político o ideología. Esto es grave en todos los casos, por cuanto la falta de criterio propio debe completarse con un suplemento técnico-científico contrastado, alejado lo más posible de las ideologías.
6. Estas ideas serían de aplicación a todo el país, por lo que requeriría un consenso entre las comunidades autónomas de aplicabilidad según sus propias normativas. La desigualdad normativa entre comunidades autónomas, hace difícil poner en común criterios de gestión, lo cual complica aun más el panorama de los residuos y su reciclaje en nuestro país.

La aplicación de los principios básicos de la Economía Circular se basa en dos hipótesis de partida y que deben quedar muy claras a partir de ahora:

1º. El principio de prevención: el mejor residuo es aquel que no se produce.
2º. No existen residuos, sino recursos, es decir, materiales y estos hay que recuperarlos y reciclarlos.
A partir de aquí las principales ideas que el grupo de reflexión ha generado son las siguientes:

Idea 1. Prevención: pero entendida por el lado de la innovación:

• La creación y fomento de redes y mercado de segunda mano para productos, fomentando la economía colaborativa como elemento preventivo. 
• Identificación y ejecución de medidas preventivas orientadas a reducir el despilfarro alimentario. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha diseñado la estrategia “Más alimento, menos desperdicio”1 como guía a tener en cuenta por las Entidades Locales. En esta línea las grandes superficies comerciales, mercados, etc. pueden actuar como el motor innovador y, de hecho, algunas ya lo están haciendo.
• Desarrollo de Planes de Contratación Pública Verde. Ésta es una de las medidas con mayor potencial de prevención, tanto por el porcentaje de producto interior bruto que supone la compra pública (19% del PIB de la UE) como por su carácter ejemplificador (Programa Estatal de Prevención de Residuos, 2013). Los organismos públicos han de incorporar en sus pliegos de condiciones el factor “verde” para sus adquisiciones y ello requiere un buen asesoramiento técnico a los gestores de la administración.

Idea 2. Establecer medidas de gestión estandarizadas y reguladas para fomentar la recogida, la preparación para la reutilización y el reciclado de flujos como el textil, de cada vez mayor impacto en los residuos municipales, que contribuyan a alcanzar los objetivos establecidos para los horizontes 2020 y 2030.

Idea 3. Modificar legislación para que el material bioestabilizado sea considerado compost o producto comercializable, atendiendo principalmente a la calidad del producto y no tanto al origen de la recogida. Con esta medida podría incrementarse significativamente la tasa de reciclado. 

Idea 4. Profundizar en el cobro de la tasa de basura por generación y adecuar los cánones de vertido para los residuos municipales, para ello se debe: 

• Realizar un análisis de costes reales de la gestión de residuos urbanos actual, asociado a datos de generación, recogida, separación y tratamiento que deberían estar tratados con criterios estadísticos estandarizados y comunes para todo el territorio. 
• Fijar modelos de cálculo estandarizados de la tasa de basuras por generación justos y orientados a cubrir los costes reales del servicio público de recogida y tratamiento de residuos urbanos; así como cánones específicos de vertido y/o de eliminación de RU, que permitan/obliguen a desarrollar otros sistemas de valorización de los materiales antes de su eliminación y además, destinar dichos fondos para la promoción de acciones de prevención y reciclado. Los análisis de costes y modelos de cálculo deberán realizarse de manera homogénea en todo el territorio nacional salvando las diferencias legislativas entre Comunidades Autónomas.

Idea 5. Distinguir entre los residuos generados en los hogares (domésticos) y los grandes generadores (comerciales y de servicios, mercados, restaurantes, comedores colectivos, etc.) gestionados de forma privada o a través del sistema público de gestión2. Estos últimos son fácilmente identificables, localizables y aportan grandes cantidades (más del 30% del total) de una gran calidad, necesario para alcanzar los objetivos de reciclaje.


Puede descargar aquí el artículo completo.

Newsletter

La información más relevante en tu correo.

Suscribirme

Último número