Disminuyen las emisiones de las instalaciones catalanas sometidas al régimen europeo del comercio de CO2

Las 124 instalaciones sujetas a este régimen han emitido, en el año 2016, 14,1 millones de toneladas de CO 2 , un 0,2% menos que el año anterior
Disminuyen las emisiones de las instalaciones catalanas sometidas al régimen europeo del comercio de CO2
Disminuyen las emisiones de las instalaciones catalanas sometidas al régimen europeo del comercio de CO2
27-03-2017

El Departamento de Territorio y Sostenibilidad, a través de la Dirección General de Calidad Ambiental y Cambio Climático de la Generalitat de Cataluña, ha validado los informes verificados de las emisiones de las instalaciones incluidas en la ley que regula el Régimen del Comercio de Derechos de Emisión (RCDE ) de Gases de efecto invernadero (GEI) correspondientes al año 2016. Esta información se inscribirá próximamente en el Registro comunitario de derechos de emisión.

En Cataluña, las instalaciones incluidas en el RCDE, y de las que se ha validado el informe anual de emisiones han sido 124. En total, han emitido 14.058.184 toneladas de CO2 . Este valor representa una reducción del 0,2% de las emisiones respecto del año 2015. Estas instalaciones son las responsables de aproximadamente un 30% de las emisiones de GEI de Cataluña.

Si tomamos la evolución temporal, desde el 2013, año de inicio de la fase III del Régimen Comunitario de Derechos de Emisión de Gases de efecto invernadero, en el que entraron en vigor las reglas de funcionamiento del esquema del mercado desde 2013 hasta 2020, el incremento global de las emisiones ha sido de un 6,8%.

Más diferencia entre emisiones reales y asignadas

En el análisis por sectores se detecta que han disminuido las emisiones de la cogeneración y de la refinería, mientras que el aumento más significativo ha sido el del cementero. El sector eléctrico, que en 2015 aumentó las emisiones en casi un 30%, este año lo ha hecho ligeramente (1,8%). Del total de emisiones cubiertas por el RCDE, un 81% son debidas a la combustión, ya sea en centrales de producción eléctrica como en instalaciones de procesos industriales, mientras que un 19% son emisiones de proceso, mayoritariamente asociadas a la descarbonatación de materias primas.

Durante el año 2016 se ha consolidado y aumentado la tendencia ya iniciada en el año 2013 de aumento del diferencial entre las emisiones y la asignación gratuita, llegando a los 4,28 millones de tCO2 que las instalaciones situadas en Cataluña deberán adquirir y entregar para cumplir con las obligaciones que establece el régimen de comercio de derechos de emisión). Este déficit de derechos se concentra en el sector energético (generación de energía eléctrica -que no tiene asignación gratuita de créditos- y combustión).

21 millones de euros por el déficit de derechos

Con el precio medio del derecho al mercado el último mes (aproximadamente 5 €/tCO2 ), estamos hablando de más de 21 millones de euros lo que costará el sector energético e industrial cumplir con el RCDE. Esta es, sin embargo, una cantidad aún insuficiente para avanzar hacia la búsqueda e incorporación de tecnologías más eficientes en los sectores productivos y energías más limpias. En definitiva, hacia la descarbonización del sistema productivo y energético.

El ajuste de la asignación gratuita en función del nivel la actividad de las instalaciones y de los cambios de capacidad, que se aplica desde 2013, resulta efectivo y ha permitido reducir de manera significativa los excedentes de derechos de emisión que se generaron en el período de comercio anterior (16,6 millones de derechos) debido a la fuerte incidencia de la crisis económica, con una caída sin precedentes de la actividad productiva de manera generalizada en todos los sectores, combinada con unas reglas de asignación europeas diseñadas antes de 2008, con unos datos de actividad productiva y de generación energética en crecimiento constante.

Estos ajustes y de otras modificaciones que la Unión Europea quiere introducir en el RCDE para la década 2020-2030 son los que deben permitir que el precio de la tonelada de carbono alcance un valor que incentive y dé una señal inconfundible hacia el desarrollo de tecnologías menos intensivas en emisiones de GEI.

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