El Alto Consejo por el Clima francés defiende acelerar la transición ecológica para afrontar la etapa post-Covid19

El Alto Consejo para el Clima de Francia ha emitido en un informe una serie de recomendaciones para poder acelerar la transición hacia una sociedad baja en carbono y así afrontar la situación post Covid19
El Alto Consejo por el Clima francés defiende acelerar la transición ecológica para afrontar la etapa post-Covid19
El Alto Consejo por el Clima francés defiende acelerar la transición ecológica para afrontar la etapa post-Covid19
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23-04-2020
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Por Christian Morron Lingl, Terraqui


El Alto Consejo para el Clima es un organismo independiente francés, creado el 27 de noviembre de 2018 y contemplado en la Ley relativa a la energía y al clima de 8 de noviembre de 2019 (art. 10). Este organismo asesora al Gobierno sobre las políticas y medidas públicas para la transición baja en carbono y la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero, en coherencia con los compromisos internacionales y el acuerdo de Paris, mediante recomendaciones para mejorar la acción de Francia en la transición hacia la neutralidad de carbono. Este organismo está presidido por Corinne Le Quéré, climatóloga franco canadiense, y compuesto por trece miembros designados por sus conocimientos científicos, técnicos y de la economía en el ámbito del clima.

Este informe, titulado «Clima, salud: mejor prevención, curarse mejor”, repasa las lecciones aprendidas durante la crisis sanitaria del COVID-19 y emite las siguientes 18 recomendaciones para para lograr los objetivos de neutralidad de carbono:

Enseñanzas de la crisis del COVID-19:

  • Los sistemas de alerta precoces deben ser reforzados en el seno de un marco internacional fuerte, y la vigilancia y la estrategia de gestión de crisis deben estar basadas sobre elementos científicos.

  • La resiliencia ante crisis múltiples y simultáneas debe ser reforzada mediante inversiones coherentes con prioridades definidas en el marco de acción de Sendai 2015-2030 para la reducción del riesgo de desastres.

  • El indicador de exposición al riesgo climático debe complementarse con indicadores específicos de vulnerabilidad.

  • Las vulnerabilidades implican la reducción de las desigualdades subyacentes para reforzar la resiliencia del conjunto de la población y su capacidad de adaptación.

Integrar la urgencia climática en la salida de la crisis:

  • Para responder a los impactos económicos, sociales y financieros que se avecinan, la salida de la crisis y la recuperación deben tener en cuenta la emergencia climática, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la adaptación a los cambios inexorables, presentes y futuros.

  • Es importante que el debate público se base en los avances de la Convención ciudadana por el clima (Convention citoyenne pour le climat).

  • Incluyendo medidas para la salida de la crisis en el plan de trabajo sobre el clima de cada ministerio. La puesta en práctica de las medidas debe ser supervisada y evaluada por el Consejo de defensa ecológico.

  • Teniendo en cuenta las recomendaciones publicadas por este Alto Consejo para el Clima en 2019.

Las orientaciones para una “recuperación” verde:

  • La “recuperación” deberá integrar los factores profundos de la situación actual, lo que conducirá a transformaciones profundas que respeten los desafíos climáticos.

  • Esta “recuperación” debe ser verde y no gris, maximizar los beneficios para el clima y los ecosistemas y que no dificulte la trayectoria hacia una economía baja en carbono.

  • Hay que reforzar las sinergias entre el clima, el medio ambiente y la salud: lucha reforzada contra la contaminación y la deforestación importada, mejora nutricional de las dietas alimentarias, evolución de los modos de transporte.

Medidas presupuestarias y fiscales para implementar:

  • Las medidas presupuestarias o de incentivos fiscales para actores privados o comunidades deberían estar claramente supeditadas a la adopción explícita por aquellos actores de planes de inversión y de perspectivas compatibles con una economía baja en carbono y la programación energética plurianual.

  • Las inversiones deben orientarse hacia la innovación social y tecnológica, la eficacia energética y una infraestructura resiliente que favorezca usos descarbonizados y soluciones basadas en la salud del ecosistema. Se debe dar prioridad a los sectores estructurales que favorezcan la creación de empleos de transición a largo plazo.

  • El bajo precio del petróleo debe permitir facilitar la reconversión de las exenciones fiscales y otras subvenciones a las energías fósiles, en el marco de los principios de la transición justa.

  • La deuda debe ser reconvertida hacia inversiones destinadas a una transición baja en carbono.

  • La reforma del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la UE debe completarse con la adopción de un precio mínimo cada vez mayor.

Acción internacional de Francia:

  • En el marco del acuerdo de París, es preciso defender la articulación de los planes de recuperación europeos y mundiales con las contribuciones determinadas a nivel nacional que serán propuestas antes de fin de año.

  • Importantes acontecimientos en el contexto internacional, como la lucha contra la deforestación o el Protocolo de Montreal para la protección de la capa de ozono, deben seguir siendo prioritarios.

Pueden acceder al informe completo en este enlace.

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