El PEMAR y el paquete europeo de economía circular respaldan la valorización energética de residuos no reciclables

Las empresas del sector afrontan este año con un razonable optimismo, confiando en que la recuperación energética desempeñe el papel que le corresponde
El PEMAR y el paquete europeo de economía circular respaldan la valorización energética de residuos no reciclables
El PEMAR y el paquete europeo de economía circular respaldan la valorización energética de residuos no reciclables
23-02-2016

Tanto el Plan Estatal Marco de Residuos (PEMAR) 2016-2022, aprobado en Consejo de Ministros en noviembre de 2015, a propuesta del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), como el nuevo paquete europeo de economía circular, publicado el pasado 2 de diciembre, avalan plenamente la valorización energética de la fracción no reciclable de los residuos municipales, previa aplicación del principio comunitario de las tres erres, que pregona la reducción de la producción de residuos, el fomento de la reutilización, alargando la vida útil de los productos, y el reciclaje, tanto en la separación de materiales en origen, depositando cada tipología en el contenedor correspondiente, como en la recuperación posterior para su reutilización.

DE LA ECONOMÍA LINEAL A LA CIRCULAR

En este escenario, el objetivo último del PEMAR es convertir a España en una sociedad eficiente en el uso de los recursos, evolucionando desde una economía lineal, definida por las malas prácticas de usar y tirar, a una circular en la que los residuos sean concebidos como recursos de utilidad. Es por ello que prevé incrementar la preparación para la reutilización, el reciclado y otras formas de valorización, incluida la energética, que prevé crecer del 10 por ciento actual al 15 por ciento de los residuos municipales generados, contribuyendo con ello a disminuir el depósito de residuos en vertedero, la opción menos deseable por su negativo impacto sobre el medio ambiente y la salud.

Respecto al nuevo paquete europeo de economía circular, además de impulsar de forma decidida la reutilización y el reciclado, cerrando el círculo de vida de los productos y estableciendo objetivos concretos para el año 2030, proclama la disminución del uso del vertedero, limitándolo a un máximo del 10 por ciento de los residuos municipales generados. En este sentido, el documento recoge de forma explícita que, cuando los residuos no se puedan evitar ni reciclar, resulta preferible, tanto en términos medioambientales como económicos, recuperar su contenido energético, en lugar de desviarlos a vertedero. Asimismo, se considera que la producción de energía a partir de la fracción no reciclable puede llegar a desempeñar un importante papel y crear sinergias con la política climática y energética de la Unión Europea.

En el caso de España, en mayo de 2015, alrededor de 20 entidades del sector ambiental, entre las que se encontraba Aeversu, representada por su presidente, Rafael Guinea, se suscribieron al manifiesto por un vertido cero, considerando la necesidad de estudiar y analizar la implantación de instrumentos disuasorios con los que prohibir el vertido de residuos valorizables, aprovechando al máximo su potencial material y energético.

Posteriormente, la Primera Presidenta de la Ponencia de Estudio sobre Residuos de la Comisión de Medio Ambiente y Cambio Climático del Senado de España, manifestaba, con motivo de su participación en una jornada promovida por la Fundación para la Economía Circular y celebrada en Madrid en septiembre de 2015 bajo el título “El futuro de la gestión sostenible de residuos en un marco de economía circular”, que no se podía poner fin al vertido si no se hablaba de valorización energética. “Desde el punto de vista energético no podemos perder la oportunidad de generar energía a partir de los desechos, por lo que resulta prioritario desindexar la actual política energética para la producción de electricidad de la generada a partir de residuos”.

Guinea también participó en este evento, trasladando abiertamente que, con el uso del vertedero “estamos tirando recursos a la basura y lo hacemos mientras compramos combustibles fósiles a otros países”. Asimismo, puso de relieve la absoluta compatibilidad entre reciclaje y recuperación energética, tal y como han venido demostrando diversos países del norte de Europa.

A su vez, Guinea intervino en diversos eventos en los que dio a conocer las bondades de la valorización energética, acreditadas a través de un estudio elaborado por G-Advisory, del Grupo Garrigues, y presentado en Madrid en octubre del pasado año, en el que se da buena cuenta de los beneficios ambientales, económicos y sociales derivados de la valorización energética. De hecho, mientras países del norte de Europa tales como Alemania, Suecia, Holanda, Dinamarca, Bélgica y Austria han incrementado notablemente el uso de este sistema, con tasas que oscilan entre el 35 y el 54 por ciento, lo que ha posibilitado que sus valores de vertido sean inferiores al 4 por ciento, en España la recuperación energética se encuentra actualmente en el 10 por ciento, vertiendo el 60 por ciento de los residuos municipales generados.

El informe de G-Advisory incide igualmente en la rigurosa legislación aplicable al sector, mucho más estricta que la que rige para otras instalaciones de carácter industrial, así como el importante ahorro de combustibles fósiles que se obtendría gracias a la valorización energética.

LA COMUNICACIÓN TRANSPARENTE, CLAVE

El rechazo hacia la valorización energética por parte de determinados grupos sociales debe ser superado desde la máxima transparencia y una buena comunicación a través de la cual se explique e informe a la población sobre las múltiples ventajas de la valorización energética. De hecho, el grupo ecologista Los Verdes de Alemania se ha proclamado como uno de los máximos defensores de este sistema, viendo en sus productos finales, calor y electricidad, el auténtico valor de los residuos no reciclables.

Para dar a conocer las bondades de este modelo, el máximo responsable de Aeversu es partidario de comunicar más, dialogar y proporcionar datos científicos que certifican el bajo impacto ambiental de la valorización energética.

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