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Después de atraer la atención de los muchos profesionales que leen la publicación de referencia del sector con un titular -en apariencia- tan polémico, trataré de analizar la realidad patria actual del biogás y biometano.
Desde el año 2018 llevo haciéndolo en esta tribuna que se me brinda y en aquel año escribía “No hay más que ver el caso de nuestros vecinos Franceses -donde es posible que termine todo el gas renovable que se produzca en España- a principios de 2.017 se publica un marco de Gas renovable, hoy ya disponen de más de 20 plantas inyectando en red “, y hoy Francia supera las 600; lo que demuestra que, hemos tardado demasiado en encontrar el camino.
Todos estos años he analizado el mercado formando parte de él; he liderado proyectos muy diferentes en tamaño, proceso y tecnología y equipos igualmente diversos. Con ellos hemos gestionado múltiples obstáculos, decepciones y gratificantes éxitos que reconocen el imparable avance de la tecnología con mayor impacto frente a cualquiera, en la reducción de emisiones.
En un país como España, en el que se afronta el despliegue del biometano sin un marco retributivo, a mercado, en un momento de casi total madurez del sector en Europa, es imposible implantar instalaciones tipo en tamaño, proceso y rendimiento.
Y esto me ha permitido ver el sector en los últimos meses como un espectador crítico y no como parte. Digamos que tras años entrenando al que considero el mejor equipo de la liga, los resultados obtenidos me han permitido disfrutar del futbol como un espectador cualificado sin sesgo, solo observando el juego y analizando los errores de forma objetiva y neutra.
Y observo que, en los últimos tiempos, han adquirido un gran protagonismo todos los equipos de renovables de las utilities del gas de España; equipos capaces, dotados de grandes medios y con liderazgos muy agresivos. Son parte vital para el desarrollo de las plantas dado que son el último eslabón de la cadena con obligaciones futuras y en menor medida, presentes, de sustitución de gas fósil por renovable. Por esta razón me gustaría matizar alguno de los mensajes que están trasladando en múltiples foros.
Y el principal es la demonización de lo que denominan “macroplantas”, con razonamientos que considero incorrectos. La realidad es que, en un país como España, en el que se afronta el despliegue del biometano sin un marco retributivo, a mercado, en un momento de casi total madurez del sector en Europa, es imposible implantar instalaciones tipo en tamaño, proceso y rendimiento. Existirán tantos tipos de plantas como realidades agroalimentarias y ganaderas.
Creo que no es necesario exponer los múltiples beneficios e impactos positivos de la pequeña y mediana escala, por eso quiero centrarme en la grande. Escucho decir que la logística intensiva es un factor negativo en plantas de, por ejemplo 400.000t; plantas que tendrían que recepcionar unos 50/60 camiones diarios más los que generase la logística de los fertilizantes producidos con el digestato, variable en función de su tecnología. Y se lo escucho decir a ejecutivos que hasta hace días han estado gestionando las operaciones de centrales térmicas de carbón que movían más de 250 camiones al día en entornos similares.
Lo cierto, es que la realidad de determinadas zonas no solo permite, sino que exige, plantas de gran volumen porque esa materia orgánica o residuo, como la queramos denominar, se produce a diario y almacenarla frente a gestionarla no parece la mejor solución.
La realidad de determinadas zonas no solo permite, sino que exige, plantas de gran volumen porque esa materia orgánica o residuo se produce a diario y almacenarla frente a gestionarla no parece la mejor solución.
Pero es que, además, es una magnífica oportunidad de generación de empleo de baja cualificación, muy necesario en zonas rurales, teniendo en cuenta, que se trata de una logística completamente programada y cumpliendo las medidas que exige la normativa, con un bajísimo impacto.
A esto se une un mensaje aún más alarmista -y falso- que es la concentración de residuos en un punto determinado; y como digo, cualquier proyecto de este tipo de una calidad suficiente, lo que hace es adaptarse a la realidad de la zona donde se implanta en la que “ya” existe esa cantidad de producción diaria de residuo.
¿Qué quiero concluir con todo lo anterior? Que España necesita toda la tipología de instalaciones que se adapten a la realidad de cada zona, ya sean pequeñas, medianas, grandes o enormes. Tenemos una legislación y tramitación tan garantista que cualquiera de ellas que obtenga una Autorización Ambiental Integrada, será garantía de calidad, cumplimiento normativo y medioambiental.
El biometano en España es y será un éxito como demuestran las muchas inversiones de importantes fondos y otros muchos factores, principalmente todos los medioambientales y la absoluta necesidad de una gestión eficiente de los residuos; y lo va a ser gracias a o a pesar de, cada jugador elige.