ALADYR destaca la desalinización y reúso de agua en el Día Mundial de la Alimentación

Estas tecnologías no sólo garantizan un suministro constante de agua para la agricultura y la industria alimentaria, sino que también contribuyen a la conservación de un recurso cada vez más escaso
Entidad
16-10-2023
Etiquetas

Para cosechar un kilo de granos se requieren en total más de 1,300 litros de agua, que para disfrutar de un jugoso bistec se necesitan más de 15,000 litros, y que una simple hogaza de pan implica un consumo de más de 1,500 litros de agua. La relación entre el agua y la alimentación va mucho más allá de la necesaria para mantener los cultivos y es inherente a cada proceso de la cadena producción, a esto se llama huella hídrica y este es el día propicio para reflexionar sobre ello.

Hoy se celebra el Día Mundial de la Alimentación y este año, bajo el lema "El agua es vida. El agua nutre. No dejar a nadie atrás," la atención se centra en la relación entre el agua y la producción de alimentos, subrayando la necesidad de la sostenibilidad hídrica en la industria agrícola.

El concepto de huella hídrica atraviesa toda actividad humana y sin la conciencia de ello es prácticamente imposible alcanzar metas propuestas por la humanidad como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Por ejemplo, a través del ODS 2 (Hambre Cero), se busca poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y una mejor nutrición, lo que se ve afectado por la disponibilidad de agua para la agricultura. El ODS 6 (Agua Limpia y Saneamiento) es intrínseco en la gestión sostenible del agua y la promoción del acceso al agua potable segura, que es esencial para la producción de alimentos y la salud humana.

La Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua (ALADYR) se une a la celebración de este día, destacando la trascendental función que las tecnologías de desalinización y reúso de agua desempeñarán en el mantenimiento de la producción de alimentos en la región. Estas tecnologías no sólo garantizan un suministro constante de agua para la agricultura y la industria alimentaria, sino que también contribuyen a la conservación de un recurso cada vez más escaso.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en América Latina y el Caribe, el 70% del agua se utiliza para la agricultura, y la región es la mayor exportadora de alimentos del mundo. Sin embargo, el cambio climático y la creciente demanda de agua para otros usos, como la industria y el consumo humano, están poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de la región. La institución enfatiza que la sequía es el tipo de desastre más costoso en América Latina y el Caribe, causando pérdidas en los cultivos y la producción agrícola.

 

Inseguridad alimentaria

El último informe, Panorama Nutricional OMS-FAO destaca que, en 2021, el 40,6% de la población de América Latina y el Caribe experimentó inseguridad alimentaria moderada o grave, lo que representa un aumento de 60 millones de personas en comparación con 2019. Además, el mismo informe reza que 131,3 millones de personas en la región no pudieron costear una dieta saludable en 2020.

Gerald Ross, presidente de ALADYR, subraya la importancia del lema para el Día Mundial de la Alimentación en 2023, afirmando que "el agua es un elemento crítico en la producción de alimentos, y su disponibilidad juega un papel determinante en la lucha contra el hambre y la malnutrición. En América Latina y el Caribe, donde la agricultura es una fuente clave de alimentos y empleo, las tecnologías de desalinización y reúso de agua son esenciales para garantizar la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible."

Agregó que los estudios de factibilidad económica y casos de éxito de la aplicación agrícola del agua residual tratada y la desalinización de agua de mar y pozos salobres, son cada vez más frecuentes en la región pero que aún falta una aplicación masiva y que para esto se requiere una planificación que incluya a los sectores gubernamentales, académicos y privados.

 “Hay lugares áridos y desérticos donde la agricultura ha sido posible y que tomamos como ejemplo de lo que proponemos. En el Valle de Ica, Perú, las empresas de cultivos compran aguas grises y las tratan para regar con un sistema de goteo o pulso. Con procesos como estos podemos ganarle espacio a la desertificación, la cual es una amenaza que pende sobre la producción alimentaria de gran parte de la región” explicó. 

Subrayó el ejemplo de las plantas desalinizadoras multipropósito en el norte de Chile, donde las instalaciones para faenas mineras se diversifican para fines potables y agrícolas. “La tendencia a las plantas multipropósito tendrá un impacto positivo en comunidades que han visto afectada su economía por las sequías cada vez más intensas que padece Chile. Por otro lado, la comunidad de Agricultores de Pullally en Valparaiso ostenta un programa piloto de desalinización exclusivamente agrícola que promete ser una estándar para las zonas áridas del país” mencionó. 

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) también ha destacado la importancia de la gestión sostenible del agua para garantizar el desarrollo y la seguridad alimentaria en la región. En su informe más reciente, la CEPAL puntualiza que la escasez de agua puede tener un impacto significativo en la producción de alimentos, lo que a su vez afecta la economía y el bienestar de la población.

Para finalizar, desde ALADYR invitaron a revisar las pérdidas agrícolas por falta de agua en la región para estimular la premura en planes de adaptación a los efectos del cambio climático. “Sólo hace falta ver el último año de Argentina, donde la sequía provocó la reducción del 50% en los principales cultivos, o Uruguay, donde entre 2022 y 2023 la sequía afectó a más del 60% del país afectando a los productores agrícolas. Así, en Chile, la sequía ha sido la más prolongada de los últimos tiempos y esto le ha costado la pérdida del de liderazgo regional en la materia. Entonces, sin no nos adaptamos con las tecnologías, no podremos afrontar el reto que se avecina” advirtió Ross para finalizar.

 

La falta de agua perpetúa la pobreza

Este 16 de octubre es el Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza y también se hace propicio pensar en los retos que enfrenta América Latina en términos de acceso a agua de calidad y cantidad suficiente para para su desarrollo. Según datos de la FAO, a pesar de ser una de las regiones más ricas en recursos naturales, más del 10% de la población de América Latina y el Caribe no tiene acceso a agua potable segura. 

La falta de acceso al agua potable y saneamiento adecuado tiene un impacto devastador en la salud y es un obstáculo para el ascenso social de las comunidades más necesitadas. Según la CEPAL, se estima que aproximadamente 29 millones de latinoamericanos no tienen acceso a servicios de saneamiento básico, lo que contribuye a la propagación de enfermedades transmitidas por agua. Esta situación se relaciona directamente con el ODS 3 (Salud y Bienestar).

La producción de alimentos y la agricultura son fuentes clave de empleo y medios de vida en muchas comunidades rurales de América Latina, lo que está en consonancia con el ODS 1 (Fin de la Pobreza) y el ODS 10 (Reducción de las Desigualdades). Sin embargo, según el BID, la falta de acceso al agua y la falta de tecnologías eficientes de riego en la región limitan la productividad agrícola y perpetúan la pobreza en las áreas rurales.

Newsletter

La información más relevante en tu correo.

Suscribirme

Último número