El biometano en España requiere objetivos vinculantes y ambiciosos para aprovechar su potencial
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La Hoja de Ruta del Biogás recientemente publicada considera que los gases de origen renovable forman parte de la solución para alcanzar la neutralidad climática en 2050, pero no establece unos objetivos de producción y consumo acordes con otros países de nuestro entorno. El estudio ‘El biogás y el biometano como palanca clave en la descarbonización de la economía española’, elaborado por PwC y el Ciemat, y publicado por Fundación Naturgy, aboga por establecer objetivos vinculantes y más ambiciosos para aprovechar el potencial real de este gas en España.
El informe se presentó hoy, 17 de julio, en un evento en el que expertos de distintos sectores coincidieron en la necesidad del apoyo institucional para el desarrollo del biogás y el biometano.
Gergely Molnar, analista de Energía en Agencia Internacional de la Energía (IEA), afirmó que “Es muy importante establecer el marco de políticas adecuado, debemos entender la complejidad de toda la cadena de valor, al tratarse de un sistema de producción descentralizado; es clave marcar el rumbo correcto y hay que apoyar iniciativas que beneficien las economías de escala”.
El experto de la AIE destacó que “Dinamarca y Francia han demostrado que es muy importante fijar mecanismos de apoyo y subsidios que den una visibilidad clara de la inversión de los desarrolladores, así como mecanismos regulatorios que permitan reconocer el valor del biometano facilitando su comercialización”. En este sentido, dijo, “las garantías de origen pueden resultar un instrumento interesante”.
Por su parte, Narcís de Carreras, CEO de Nedgia, la distribuidora de gas del grupo Naturgy, destacó que el plan REPowerEU de la Comisión Europea ha puesto el biometano en primer plano. El potencial de España es espectacular, el tercero mayor de Europa, por lo que tenemos una oportunidad para acelerar su desarrollo. Estamos en un momento el que hacen falta alternativas para descarbonizar la economía y reducir la dependencia del gas natural, y necesitamos mucho pragmatismo con soluciones a corto plazo”. En este sentido, defendió la producción de biometano como “una solución factible a corto plazo”, a la que se unen “las redes de gas que ya tenemos y que están listas para distribuir este gas renovable para su consumo”.
De Carreras hizo un llamamiento a acelerar un plan concreto para implantar las garantías de origen, cuyo esquema de funcionamiento se aprobó recientemente, y reclamó medidas para acelerar la tramitación de permisos. “En Francia, en 12 meses puedes construir una planta, pero en España los periodos son mucho más largos”, afirmó.
Por su parte, la subdirectora general de Medios de Producción Ganadera, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Leonor Algarra, explicó que “el sector agrícola y ganadero está obligado a cumplir unos requisitos ambientales para reducir emisiones y el biogás es una gran posibilidad para revalorizar los subproductos que genera su actividad”, pero destacó que “es un eslabón más de la cadena y que debe ir acompañado en esta valorización, por ejemplo, a nivel de costes”. Algarra destacó también la importancia de que todos los agentes del sector colaboren en el desarrollo del biometano.
Gran potencial de España, poco desarrollo real
La Hoja de Ruta del Biogás plantea multiplicar por 3,8 su producción hasta 2030, superando los 10,4 TWh, y prevé que ese mismo año al menos un 1% del gas consumido a través de la red de gas natural sea biometano, mientras que “la cuota impuesta estimada para el biometano en países líderes a nivel europeo es alrededor de 10% del consumo final de gas para el año 2030, o incluso del 20% en el caso de Alemania”, explicó Oscar Barrero, socio líder del Sector Energía de PwC.
Sin embargo, el potencial del biometano en España es mucho mayor. El IDAE lo calcula en 34 TWh/año, 3 veces más que el objetivo de producción del PNIEC 2021-2030, y otros informes recientes, que incluyen el cálculo de los cultivos energéticos, elevan este potencial a los 137 TWh/año, lo que significa multiplicar por más de 10 veces el objetivo de producción del PNIEC.
“Considerando el máximo potencial posible de producción de biogás, se podría llegar a sustituir hasta el 32% de la demanda nacional de gas natural en 2021 con una reducción de la huella de carbono asociada al sector gasista de entre un 20-56%”, explicó Mercedes Ballesteros Perdices, directora del departamento de Energía del CIEMAT, entidad coautora del estudio.
Los expertos que han elaborado el estudio presentado sostienen que “según se está observando en otros países europeos que son líderes en la producción de biogás y biometano, el apoyo institucional es primordial para poder facilitar y apoyar el progreso de esta tecnología y aprovechar sus ventajas energéticas y ambientales”. Además, “su uso puede expandirse apoyándose en la infraestructura existente, lo cual puede favorecer además un despliegue rápido y competitivo”.
Además de establecer objetivos vinculantes y mucho más ambiciosos, los expertos concluyen que otra de las claves para el desarrollo de estos gases renovables en nuestro país radica en el desarrollo definitivo de un sistema de garantías de origen para los gases renovables, la digitalización de las redes de gas para permitir reducir las necesidades de upgrading del biogás, y la simplificación de los procedimientos administrativos para la construcción de las plantas.
Asimismo, el estudio concluye que es necesario que se establezcan “mecanismos de apoyo y de un marco normativo y fiscal que regule las aplicaciones no eléctricas del biogás, que se centren en la financiación de los costes de inyección, la compensación del valor de los derechos de emisión y en garantizar la venta a un precio resultante de una subasta competitiva”.
Con todas estas medidas, “se podrá conseguir que el uso del biogás sea una solución esencial en la reducción de la dependencia energética de la Unión Europea hacia el exterior, así como en la gestión y aprovechamiento de residuos, pero también en la reducción de emisiones”.