De residuo a recurso: la oportunidad que no puede perder la ganadería española

Entre las oportunidades más cercanas para los ganaderos y ganaderas está el participar en la generación de fertilizantes orgánicos, y en la producción de energía eléctrica, biogás y biometano
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19-11-2025

Por Jaume Bernis Castells, miembro de la Ejecutiva de COAG, responsable de Sectores Ganaderos y consejero del CESE en Bruselas.


El sector ganadero español es clave en la economía y el desarrollo social del país, ya que tanto la ganadería intensiva como la extensiva mantienen pueblos y territorios vivos generando puestos de trabajo, apostando por una bioeconomía circular, introduciendo fertilizantes orgánicos en sustitución de fertilizantes minerales, y contribuyendo al mantenimiento de bosques y montes —tan necesario para prevenir los incendios— a través de la ganadería extensiva.

España es el tercer país de la UE con mayor producción ganadera, el primer productor de porcino y ovino, el segundo productor avícola y el tercero de carne de vacuno. El número de explotaciones ganaderas, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, es de 362.123, las cuales ocupan de forma directa a más de medio millón de ganaderos y ganaderas, con una producción de carne conjunta de los sectores porcino, avícola, vacuno, ovino, caprino y cunícola de más de 7,9 millones de toneladas, lo que supone una aportación económica de 20.774 millones de euros a la producción final agraria, siendo la columna vertebral del sector agroalimentario, y el primer sector en el índice económico del PIB Estatal.

Como todos los sectores productivos, el sector ganadero también contribuye a la generación de gases de efecto invernadero, siendo responsable del 8 %, según datos publicados en la DG AMBI (CE). Por otra parte, nuestra ganadería genera miles de toneladas de deyecciones ganaderas (estiércoles, purines, gallinazas….), siendo gran parte de ellas utilizadas como fertilizantes orgánicos al ser reincorporadas a la tierra, completando el ciclo de bioeconomía circular que genera el propio sector desde hace años.

En los últimos años otra gran  parte de estas deyecciones se están utilizando como componentes para diferentes tratamientos, como la separación solido líquido, las plantas de desnitrificación y nitrificación, las plantas de compostaje, y las plantas de biogás para ser transformadas finalmente para la producción de biometano, demostrando claramente que el propio sector ganadero está encontrando soluciones a los problemas originales.

 

 

En los últimos años otra gran  parte de estas deyecciones se están utilizando como componentes para diferentes tratamientos, como la separación solido líquido, las plantas de desnitrificación y nitrificación, las plantas de compostaje, y las plantas de biogás para ser transformadas finalmente para la producción de biometano, demostrando claramente que el propio sector ganadero está encontrando soluciones a los problemas originales.

 

 

Apostamos e invertimos claramente por la circularidad de la cadena de valor ganadera, introduciendo en la ecuación no solo la producción ganadera si no también la parte del sector cárnico (mataderos, despiece y elaboración de productos cárnicos) buscando siempre una valorización y eficiencia energética, la producción de fertilizantes orgánicos y una gestión responsable del agua.

Un sector ganadero que en muchos casos es criticado y criminalizado por los malos olores, la contaminación de los acuíferos y la generación de emisiones tiene que ser capaz de hacer llegar a la opinión pública, y a los consumidores y consumidoras, que las cosas están cambiando para bien; y lo que hasta hace poco era un problema se está transformando en una oportunidad, de modo que si hasta ahora los residuos eran sinónimo de problemas, pasemos a decir que los residuos son un recurso y una oportunidad. Y este es el primer objetivo que tenemos que conseguir, y tenemos suficientes ejemplos para enseñar y explicarlo.

Entre las oportunidades más cercanas para los ganaderos y ganaderas está el participar en  la generación de fertilizantes orgánicos, y en la producción de energía eléctrica, biogás y biometano. De manera que el sector ganadero —cuya preocupación era y es producir carne de calidad cumpliendo con los estándares de seguridad alimentaria y de bienestar animal que marca la CE , a un coste equilibrado y competitivo— pueda pasar a formar parte de la bioeconomía circular en diferentes sectores energéticos (producción de energía eléctrica y producción de gas). Está en nuestra mano convertir un problema en una generación de oportunidades.

 

 

Entre las oportunidades más cercanas para los ganaderos y ganaderas está el participar en  la generación de fertilizantes orgánicos, y en la producción de energía eléctrica, biogás y biometano

 

 

Esta es la tendencia que en los últimos 3 o 4 años se está desarrollando en torno al sector ganadero español. No es una iniciativa nueva, y “no descubrimos las Américas”, ya que países como Dinamarca y Alemania llevan trabajando e impulsando el biometano, y sobre todo el biogás, desde hace 20 años. Yo tuve la oportunidad de visitar estos países en los años 2004 y 2005, y ya entonces los sistemas de tratamiento de biogás eran comunes en muchas granjas. También pude visitar una planta de biogás cercana a un aeropuerto, la cual suministraba el agua caliente resultante de calentar los digestores de la misma planta, para el consumo  del propio aeropuerto, siendo éste un ejemplo más de que la producción de biogás se utiliza en otros sectores económicos. Añadir que en algunas zonas de estos países cada nuevo proyecto de granja porcina tenía la obligación de incorporar en el propio proyecto un sistema de tratamiento de las deyecciones ganaderas, y que entre estos sistemas ya se encontraba el biogás.

En España, en los años 2007 y 2008, hubo un intento de promocionar el biogás, para lo cual se construyeron las primeras plantas; sin embargo, fueron pocas, y el sistema no fue lo suficientemente impulsado, por lo que incluso algunas de estas plantas se cerraron. Me preocupa que vuelva a ocurrir lo mismo, ya que cada vez más se están generando nuevas plataformas de opinión en contra de las plantas de biogás. Como ganaderos que participamos en un proyecto de este tipo, tenemos que ser capaces de trasmitir y explicar la verdad a los ciudadanos de los pueblos cercanos a las plantas de biogás proyectadas.

 

 

Como ganaderos que participamos en proyectos de biogás, tenemos que ser capaces de trasmitir y explicar la verdad a los ciudadanos de los pueblos cercanos a las plantas proyectadas

 

 

Las administraciones locales tienen un papel muy importante a la hora de dar el permiso de obras definitivo, y ellas, conjuntamente con los ganaderos locales que quieran gestionar las deyecciones ganaderas, tienen que fijar los subproductos orgánicos que se puedan tratar en las plantas de biogás. Debemos informar de todos estos procesos a los vecinos y a los propios ganaderos de la zona para que no existan dudas sobre ningún tipo de perjuicio que la instalación de estas plantas pudiese ocasionar a la comunidad

Por otro lado, como suele suceder cuando se generan ayudas estatales o europeas destinadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y conseguir los objetivos del desarrollo sostenible (ODS), estas subvenciones —aunque nacen con un claro objetivo climático, definido por la propia UE— acaban en manos de fondos de inversión. Fondos que, en lugar de priorizar el impacto social, medioambiental o local, buscan únicamente maximizar el beneficio económico, incluso cuando se trata de proyectos tan sensibles como la producción de biogás y biometano.

Se conocen y son públicos los datos sobre cuáles son los subproductos orgánicos que generan mayor valorización energética— y por tanto, mayor eficiencia y rentabilidad—. En mi opinión, estas plantas que buscan conseguir el 100% de los objetivos de rentabilidad no pueden perjudicar al sector social, la seguridad ambiental ni la sanidad animal del entorno, y deben construirse a una distancia considerable para evitar posibles perjuicios.

 

Tenemos que ser capaces de encontrar el equilibrio entre gestionar nuestras deyecciones ganaderas con una rentabilidad económica, y el respeto social y medioambiental, teniendo siempre en cuenta el bienestar de las poblaciones más cercanas a las instalaciones

 

Como ganadero y defensor del sector, si queremos mantener la ganadería y a las ganaderas y ganaderos españoles, así como todo lo que significa y genera la columna vertebral dentro del primer sector económico del país —el agroalimentario— necesitamos estos sistemas de tratamiento de biogás y biometano, pero tenemos que ser capaces de encontrar el equilibrio entre gestionar nuestras deyecciones ganaderas con una rentabilidad económica, y el respeto social y medioambiental, teniendo siempre en cuenta el bienestar de las poblaciones más cercanas a las instalaciones. No perdamos todos y todas esta oportunidad de convertir un problema en un recurso beneficioso, ni generemos un nuevo problema en este proceso.