Economía circular en la construcción: empecemos por la base

Promover el uso de áridos reciclados es una tarea urgente que no requiere grandes innovaciones ni cambios estructurales complejos. Es una solución técnicamente madura, económicamente viable, regulada y con unos beneficios ambientales claros. Solo falta voluntad en las administraciones públicas y en el sector para impulsar su uso de forma decisiva.
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18-08-2025

Por el enorme flujo de residuos que genera y su consumo de recursos naturales, hace ya muchos años que el sector de la construcción se considera estratégico en el impulso de la economía circular. Pero esa teoría, en muchas ocasiones, sigue sin traducirse en cambios reales en la actividad y el día a día del sector, aunque tenemos soluciones a nuestro alcance para cerrar el círculo. Y pocas oportunidades son tan claras y viables para su aplicación inmediata como los áridos reciclados.

Los áridos (arenas, gravas, rocas...) son el recurso natural más utilizado del planeta después del agua. En cualquier obra civil, desde una carretera hasta una red de saneamiento o una simple acera, se requieren toneladas de áridos naturales y tierras de préstamo que constituyen la base sobre la que se construye todo lo demás. Cada español consume unos 2.900 kilos anuales de áridos, un uso masivo de recursos naturales que suele pasar desapercibido entre la opinión pública.

Al mismo tiempo, los residuos de construcción y demolición (RCD) suponen el mayor flujo de residuos generados en la Unión Europea: 885 millones de toneladas en 2022, un 38,4% del total de residuos. La gran mayoría de estos residuos son materiales de origen pétreo (hormigones, ladrillos, tejas, etc.) idóneos para ser transformados en áridos reciclados de alta calidad: con una correcta separación en origen y gestión en plantas de gestión, pueden lograrse tasas de aprovechamiento de casi el 100% de los RCD.

La teoría está clara: tenemos residuos abundantes que podrían convertirse en materias primas secundarias de calidad, sustituyendo a los recursos naturales que extraemos. Pero la realidad dista mucho de esa circularidad ideal: en España, la producción de áridos reciclados apenas representa un 3,5% del total, según los datos de 2023 de la asociación sectorial Aggregates Europe. Una cifra muy por debajo del 10,62% de la media de los 27 estados miembros de la UE, y minúscula respecto al 25% de Holanda y Reino Unido, o del 18% de Francia. Si es posible multiplicar de forma exponencial el uso de áridos reciclados, ¿dónde están las oportunidades?

 

Los áridos que necesita una calle

Tomemos como ejemplo la construcción de una calle urbana estándar: 100 metros de longitud, dos carriles (unos 7 metros de ancho) y un firme tipo de 50 cm de espesor (subbase, base y capa de rodadura). Este diseño requiere:

  • Subbase (20 cm): unos 140 m³, equivalentes a unas 250 toneladas
  • Base (20 cm): otros 140 m³, o 250 toneladas adicionales
  • Asfalto (10 cm): unos 70 m³, que suponen unas 180 toneladas

En total, más de 500 toneladas de árido por cada 100 metros de calle, perfectamente sustituibles por áridos reciclados, respetando los requisitos de calidad que establecen las guías técnicas: es decir, 500 toneladas de recursos que dejarían de extraerse de la naturaleza por cada 100 metros de calle.

En muchas comunidades autónomas, como Madrid o Cataluña, ya se exige por ley incorporar al menos un 5% de áridos reciclados en obras, y hasta un 10% en contratos públicos en el caso madrileño siempre que cumplan con las condiciones técnicas requeridas, dando preferencia a los materiales generados en la propia obra cuando sea posible.

La normativa acompaña, y los ejemplos prácticos también empiezan a consolidarse. La contratación pública verde podría ser un catalizador en ese sentido: dentro de su apuesta por la economía circular, el Canal de Isabel II en Madrid favorece el uso de áridos reciclados en algunas de sus obras.

El relleno de zanjas para la instalación o renovación de servicios, como el agua potable, es un ejemplo paradigmático de obras cotidianas que requieren un gran uso de áridos. Por ejemplo, solo para renovar 100 metros de red de agua potable, se necesitan unas 90 toneladas de áridos que actúan como base, soporte lateral y recubrimiento de las tuberías, que pueden ser materiales reciclados al 100%.

Y sin embargo, sigue siendo común encontrar proyectos que ignoran esta posibilidad y recurren a materiales primarios, incluso cuando los materiales reciclados están disponibles localmente, cumplen los requisitos de calidad y son competitivos en precio.

 

Tenemos la normativa y el aval técnico, solo falta la voluntad

Diversas leyes y documentos de planificación a nivel europeo, estatal o autonómico, apuntan al sector de la construcción como una de las áreas prioritarias en la economía circular, y recogen diversas medidas para impulsar la reutilización, el reciclado y la valorización de los residuos de construcción y demolición.

La Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular obliga, desde el 1 de enero de 2024, a la separación en origen de los residuos generados en obra, un punto clave para promover su reducción y reciclaje, en el que aún queda mucho por hacer.

Paralelamente, comunidades como Madrid, Cataluña, Galicia, Castilla y León o Andalucía están introduciendo normativas específicas que fomentan y regulan el uso de áridos reciclados. En Cataluña, la Orden ACC/9/2023 marca un porcentaje mínimo del 5% del uso de áridos reciclados, define los requisitos para su utilización (como la necesidad de marcado CE), e incluye una guía técnica específica para facilitar su implantación en obras.

En la Comunidad de Madrid se ha producido un notable avance tras la aprobación del Decreto 110/2024 por el que se regulan los requisitos de utilización y usos admitidos de áridos reciclados.

A pesar de este impulso legal, siguen existiendo barreras. Algunos profesionales y empresas son reticentes a incorporar áridos reciclados por falta de confianza en su calidad. Un mito que debería estar superado, pues estos materiales secundarios deben contar con etiquetados de calidad como el Marcado CE u otros, garantizando que cumplen los mismos parámetros técnicos que los áridos naturales para las aplicaciones homologadas. Ese es el compromiso que tenemos en TecRec y en otras muchas empresas gestoras de RCD, que trabajamos cada día para que recursos valiosos no acaben enterrados en un vertedero.  

 

Empecemos por la base, literalmente

Cada tonelada de árido reciclado que sustituye a una producida en canteras o graveras evita la extracción de materiales de la naturaleza, reduce la huella ambiental de la construcción e impulsa la economía circular en la construcción.

Promover el uso de áridos reciclados es una tarea urgente que no requiere grandes innovaciones ni cambios estructurales complejos. Es una solución técnicamente madura, económicamente viable, regulada y con unos beneficios ambientales claros. Solo falta voluntad en las administraciones públicas y en el sector para impulsar su uso de forma decisiva.

Si queremos avanzar hacia una construcción más circular, empecemos por la base. Literalmente.