Impulsando a los municipios a través de los biorresiduos

Por qué la recogida selectiva y el tratamiento de biorresiduos son beneficiosos para los municipios, los ciudadanos y la economía circular europea
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01-12-2025

Los biorresiduos tienen el potencial de impulsar el suministro energético de Europa y paliar las crisis ambientales y económicas, aunque para liberar este potencial se requiere coordinación, inversión, voluntad política y apoyo. Desde el 1 de enero de 2024, todos los Estados miembros de la UE son legalmente responsables de la recogida selectiva de biorresiduos municipales, en concreto, residuos alimentarios y vegetales. Sin embargo, después de un año, muchos municipios aún carecen de un plan concreto.

En la actualidad, los biorresiduos siguen constituyendo el mayor flujo de residuos municipales en Europa, junto con el papel, los textiles, los productos electrónicos y los plásticos. Según Eurostat, la UE generó 59 millones de toneladas de residuos alimentarios en 2022 (el equivalente a 132 kg por persona), de los cuales el 60 % proviene de los hogares. En el caso concreto de España, el país enfrenta un reto especialmente acuciante: una evaluación de alerta temprana de 2022 de la Agencia Europea de Medio Ambiente reveló que casi la mitad de los residuos que acaban en los contenedores españoles eran biorresiduos (50%), sin incluir las grandes cantidades de residuos de jardinería. Esto ilustra el gran potencial sin explotar que se sigue perdiendo hoy en día para la generación de energía y la mejora del suelo.

 

Por qué es importante la recogida selectiva

Al tratarse de un flujo de residuos delicado, los biorresiduos requieren una manipulación cuidadosa y un tratamiento específico. Dado que las plantas de tratamiento mecánico-biológico (TMB) no pueden extraerlos de forma segura sin que se contaminen con otros residuos y contaminen los materiales reciclables — inutilizando tanto los biorresiduos como los materiales reciclables secos de los residuos mixtos—, la solución pasa por recoger los residuos alimentarios y vegetales de forma separada en origen y entregarlos a instalaciones locales de digestión anaeróbica y compostaje; idealmente dimensionadas para la población a la que sirven.

 

Al tratar correctamente los biorresiduos, los municipios no solo gestionan los residuos de forma más sostenible y ahorran costes, sino que también obtienen acceso a energías renovables y recursos vitales

 

Los beneficios son inmediatos y tangibles

La digestión anaeróbica produce energía limpia en forma de biogás, que puede inyectarse en la red gasista y utilizarse como combustible para vehículos o convertirse en electricidad. El compostaje, por su parte, genera fertilizantes circulares de alta calidad que pueden ser aplicados por agricultores y paisajistas para restaurar la salud del suelo y la biodiversidad, a la vez que reduce la dependencia de Europa de fertilizantes químicos importados y de alto consumo energético. Al tratar correctamente los biorresiduos, los municipios no solo gestionan los residuos de forma más sostenible y ahorran costes, sino que también obtienen acceso a energías renovables y recursos vitales para la agricultura.

 

El impacto oculto: residuos evitados

Más allá de la producción de energía y fertilizantes, el mayor impacto de la recogida selectiva de biorresiduos radica en lo que se logra evitar: grandes volúmenes de residuos húmedos y biodegradables que se desvían de los vertederos y la incineración. Esta reducción contribuye a alcanzar aquellos objetivos de reciclaje de la UE relacionados con la reducción de vertederos, la reducción de las emisiones de metano y los objetivos climáticos. En algunos países como España, gran parte de estos objetivos podrían alcanzarse simplemente centrándose en la correcta gestión de los biorresiduos.

El efecto dominó se extiende aún más. Menos toneladas de residuos enviados a incineración o a vertedero se traduce en menos emisiones y un aire y agua más limpios; así como una reducción de los costes de gestión de residuos para los municipios. Al mismo tiempo, el tratamiento local de biorresiduos crea empleos verdes, estimula las economías regionales y ayuda a las comunidades a ser más autosuficientes.

 

Organizar sistemas de recogida selectiva e invertir en plantas de biogás requiere voluntad política a nivel nacional y local, permisos, una inversión significativa, experiencia técnica y una cooperación eficaz entre las partes interesadas

 

Reduciendo la brecha: desafíos para los municipios

A pesar de su enorme potencial, los biorresiduos continúan estando infrautilizados, ya que muchos municipios carecen de los recursos y medios necesarios para gestionarlos de manera adecuada. Organizar sistemas de recogida selectiva e invertir en plantas de biogás requiere voluntad política a nivel nacional y local, permisos, una inversión significativa, experiencia técnica y una cooperación eficaz entre las partes interesadas. Para muchas autoridades locales, estas demandas son difíciles de satisfacer, especialmente cuando otras prioridades sobrecargan los presupuestos municipales. Por esta razón, el apoyo y el liderazgo a nivel nacional son indispensables.

Con demasiada frecuencia, la legislación de la UE no tiene en cuenta las realidades de la implementación ni las diferencias en los estilos de gobernanza, lo que obliga a los municipios a lidiar con mandatos sin financiación y un apoyo limitado. Por ello, Municipal Waste Europe (MWE), junto con la Red Europea de Compostaje (ECN) y la Asociación Europea de Biogás (EBA), insta a los responsables políticos a situar los biorresiduos municipales en el centro de las estrategias climáticas y ambientales de Europa, empezando por la próxima revisión de la Estrategia de Bioeconomía de la UE.

 

La bioeconomía en acción

A finales de 2025, la Comisión Europea presentará una Estrategia de Bioeconomía revisada, cuyo objetivo será reforzar la acción climática, promover la innovación y mejorar la competitividad de la Unión Europea. En este proceso, MWE, ECN y EBA han colaborado para asegurar que los biorresiduos sean plenamente reconocidos dentro de este marco como un recurso estratégico y esencial. Si se diseña de manera adecuada, la estrategia podría proporcionar a los municipios la orientación, la financiación y el apoyo político que necesitan urgentemente para establecer sistemas eficaces de recogida y gestión de los biorresiduos. De este modo, Europa podría alcanzar sus objetivos ambientales, climáticos y energéticos.

 

Lo que está por hacer

Todas las recomendaciones se exponen en nuestro documento de posición conjunto “Desbloquear todo el potencial de los biorresiduos en la bioeconomía circular”, disponible en la página web de Municipal Waste Europe, junto con la campaña de MWE “Replanteando los biorresiduos”, que presenta casos prácticos de éxito de recogida y tratamiento separados en toda Europa.

1. Orientar los biorresiduos recogidos selectivamente a la producción de fertilizantes y biogás

Para que la recogida y el tratamiento separados de biorresiduos se conviertan en la norma, es fundamental garantizar su aplicación en toda la UE y animar a los Estados miembros a desarrollar programas nacionales sólidos. La Estrategia de Bioeconomía revisada debería incluir un capítulo específico sobre la gestión de biorresiduos municipales, que establezca medidas claras para orientar a los Estados miembros, los municipios y el sector de los residuos en la aplicación de este aspecto clave de la legislación de la UE sobre residuos. También debería establecerse un sistema de seguimiento exhaustivo para el seguimiento de la generación y la gestión de biorresiduos en cada etapa. Esto creará un entorno de inversión estable para los inversores públicos y privados.

2. Habilitar un mercado de fertilizantes orgánicos circulares y sus beneficios asociados

Igualmente importante es aprovechar el potencial de los fertilizantes orgánicos circulares. Actualmente, su adopción se ve obstaculizada por regulaciones restrictivas y requisitos poco realistas para que el compost y el digestato obtengan el marcado CE según el Reglamento de Productos Fertilizantes (RPF) de la UE. Para ampliar la disponibilidad de estos productos, es necesario eliminar las barreras regulatorias del Reglamento de Subproductos Animales (RPA) que no son necesarias para la salud y la seguridad, armonizar los criterios de fin de la condición de residuo de la Directiva Marco de Residuos para el compost y el digestato y reforzar la función de los fertilizantes orgánicos en la legislación. Al aumentar su demanda, Europa puede reducir su dependencia de fertilizantes químicos importados y sus precursores (por ejemplo, el fósforo) y fortalecer la resiliencia de su sector agrícola.

 

Al invertir hoy en biorresiduos, Europa puede dar un paso decisivo hacia una economía circular, competitiva y descarbonizada

 

3.Facilitar un mercado de biogás y biometano derivados de biorresiduos y sus beneficios asociados

En el ámbito energético, el biogás y el biometano derivados de biorresiduos deben reconocerse como recursos estratégicos. Químicamente idéntico al metano del gas natural, el metano del biogás puede integrarse sin problemas en las infraestructuras existentes. Para alcanzar su máximo potencial, la UE debería establecer un objetivo vinculante de 100 000 millones de metros cúbicos (bcm) de biometano para 2040, al tiempo que anima a los Estados miembros a establecer objetivos nacionales. También se necesitan procedimientos de autorización simplificados, acelerados y digitalizados para las instalaciones de biogás, junto con sistemas de certificación armonizados que permitan el comercio transfronterizo y aclaren las normas para su uso.

4. Movilizar fondos e inversiones europeos para la producción de biogás y fertilizantes orgánicos a partir de biorresiduos municipales y no municipales

La financiación sigue siendo uno de los mayores obstáculos para los municipios. La financiación de la UE suele ser demasiado amplia o compleja para adaptarse a proyectos locales, lo que la hace inaccesible para proyectos de inversión más pequeños, como el biogás. Por este motivo, instrumentos como el Mecanismo de Préstamo al Sector Público están fuera del alcance de muchos municipios, mientras que el acceso a los Fondos Estructurales y de Cohesión suele verse restringido por las prioridades nacionales y las estructuras de gobernanza. Para abordar esto, la UE debería establecer un programa de financiación específico para apoyar la gestión de residuos, tanto pública como privada, fomentar la inversión privada y promover las colaboraciones público-privadas para las iniciativas locales. Agilizar y acelerar los procedimientos de autorización facilitaría aún más el despegue y la obtención de resultados de los proyectos.

 

Conclusión

Durante demasiado tiempo, Europa ha subestimado el coste de descuidar los biorresiduos. Incluso con la nueva normativa vigente, los municipios a menudo carecen de las herramientas necesarias para impulsar el cambio. Sin embargo, el potencial es evidente. En un momento en el que Europa debe demostrar liderazgo en sostenibilidad y renovación económica, el biogás y el compost a partir de biorresiduos ofrecen soluciones prácticas que benefician a los ciudadanos, los municipios y el planeta. Al invertir hoy en biorresiduos, Europa puede dar un paso decisivo hacia una economía circular, competitiva y descarbonizada que beneficie tanto a las personas como a las generaciones futuras.