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El agua es un recurso fundamental para la vida y la economía, vinculada a sectores estratégicos como la agricultura, la industria y el turismo. Se estima que la población mundial en al año 2050 será superior a 9.700 millones de personas según datos de las Naciones Unidas, agrupados en grandes núcleos poblacionales. El factor poblacional y el efecto del cambio climático, con periodos de sequía cada vez más intensos y prolongados en el tiempo, condicionan que el gran reto del sector del agua sea la gestión de la escasez del recurso hídrico.
El cambio climático ha alterado los patrones de precipitación y la disponibilidad de agua, afectando tanto a la cantidad como a la calidad del agua disponible para el consumo y los ecosistemas.
El tratamiento de agua potable y residual es un reto esencial, que en España se ve incrementado por los cada vez más exigentes requerimientos de las nuevas normativas promovidas por el Consejo Europeo:
- Real Decreto 3/2023, de 10 de enero, por el que se establecen los criterios técnico-sanitarios de la calidad del agua de consumo, su control y suministro
- Real Decreto 1085/2024, de 22 de octubre, por el que se aprueba el Reglamento de reutilización del agua
- Directiva (UE) 2024/3019 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de noviembre de 2024, sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas
Todas ellas, tiene en común un incremento en las exigencias de calidad con incorporación de nuevos parámetros como los micro contaminantes, la transparencia hacia el ciudadano y los planes de gestión de riesgo como herramienta esencial para lograr el cumplimiento de los requerimientos de calidad. Otro punto de coincidencia es que planifican en el tiempo la entrada en vigor de los nuevos requerimientos tanto de calidad como operacionales, con el fin de implementar los nuevos tratamientos necesarios para conseguir los nuevos objetivos fijados. Será necesario habilitar las partidas presupuestarias necesarias para ello. Estos plazos son largos, lo que puede provocar una relajación en la implementación de acciones. Las nuevas normativas son válidas una vez aprobadas, pero la metodología de la Comisión Europea para la elaboración de nuevas normas sigue procesos en los que se van generando borradores y documentos guía que van anticipando los nuevos objetivos, por lo que la preparación y levantamiento de acciones puede irse anticipando con el objetivo de acortar los plazos de implementación.
El sector del tratamiento de aguas residuales urbanas puede desempeñar un papel muy importante para ayudar a la UE a alcanzar la neutralidad climática para 2050.
El sector del tratamiento de aguas residuales urbanas puede desempeñar un papel muy importante a la hora de reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero y ayudar a la UE a alcanzar su objetivo de neutralidad climática fijado para el año 2050. La nueva normativa (UE) 2024/3019 introduce un objetivo de neutralidad energética, lo que significa que para 2045 las plantas de tratamiento de aguas residuales urbanas tendrán que producir energía a partir de fuentes renovables, basándose en auditorías energéticas periódicas, con objetivos intermedios progresivos. Esta energía se puede producir dentro o fuera de la planta, y hasta el 35% de la energía no fósil se puede comprar de fuentes externas.
El tratamiento de aguas debe dar solución a otros retos significativos, especialmente en términos de eficiencia energética, que ayuden a conseguir los objetivos de descarbonización establecidos, así como los objetivos de economía circular que buscan reducir los residuos y promover la reutilización de recursos. Para este fin, la reutilización del agua que ya ha sido usada, aplicándole los tratamientos adecuados para generar un agua de calidad, segura y que garantice la salud ambiental y publica es sin duda fundamental. Pese a que esto parece ser una prioridad para el sector, es difícil encontrar datos de la evolución del volumen de agua reutilizada en España. Previo a un proyecto de regeneración es fundamental que el tratamiento de la planta depuradora garantice el suministro de un agua de calidad, por lo que sería muy interesante abordar los proyectos conjuntamente en el caso de requerir la planta de tratamiento de agua residual alguna mejora adicional.
Pese a que parece ser una prioridad para el sector, es difícil encontrar datos de la evolución del volumen de agua reutilizada en España.
Otro de los grandes retos del sector es la digitalización del agua. La implementación de nuevas herramientas digitales permite realizar una gestión mucho más eficiente del recurso, contribuyendo a la sostenibilidad ambiental con una reducción de las emisiones (reducción de consumo de químicos y energéticos) y una gestión más eficiente de los servicios, entre otros beneficios. La digitalización aporta una mayor transparencia, una mejor toma de decisiones basada en datos y una mayor capacidad de respuesta a las necesidades de los usuarios. Otra de las grandes mejoras que permite la digitalización es anticipar y resolver problemas antes de que afecten a la producción, una gestión basada en datos, previamente seleccionados tratados y validados contribuye a ello. A nivel tecnológico se disponen de las herramientas necesarias para este tratamiento de datos e implementación de nuevos algoritmos. Las herramientas tanto de inteligencia artificial (IA) como análisis de datos están en continua evolución y mejora ofreciendo una gestión más sostenible alineada con los principios de economía circular y descarbonización, ofreciendo una operación más segura y eficiente.
Muchas son las ventajas que la digitalización aporta a la gestión del agua, pero también existen algunos aspectos que están limitando la implementación real de productos que actúen sobre todo la parte de los tratamientos del agua. La digitalización requiere de datos, fundamentalmente de datos en tiempo real que permita su procesamiento de manera continua y casi instantánea y esto a su vez, requiere de instrumentación. Mucho se habla de la aplicación de la IA como herramienta de detección y localización de fugas en la red de distribución de agua potable, sin duda necesario ya que según datos de AEAS del último “Estudio Nacional de Suministro de Agua Potable y Saneamiento en España (AEAS-AGA)", el volumen de agua no registrada (ANR) en España es del 23,5%. Las diferentes convocatorias del PERTE ya han considerado esta prioridad, y se están acometiendo proyectos para este fin. Pero en la parte de tratamientos queda un largo recorrido ya que la instrumentación presente en las plantas de tratamiento tiene un punto de mejora importante. Comparando los tratamientos de agua residual (EDAR) y de potabilización (ETAP), las primeras presentan un nivel de instrumentación y automatización superior. Por lo que el margen de mejora es elevado para conseguir los retos de digitalización en los tratamientos del agua.
Otro de los retos de la digitalización en las plantas de tratamiento, es el cambio cultural del personal que ejerce la gestión de la operación. Nuevas capacidades son necesarias, por lo que la formación y capacitación del personal se hace muy necesario. España cuenta con unos excelentes profesionales que gestionan las plantas de tratamiento, que realizan una labor multidisciplinar con disponibilidad prácticamente 24/7. Algo tiene el mundo del tratamiento que “engancha” y eleva el compromiso a niveles superiores a los exigidos por las organizaciones. Este personal está muy acostumbrado a enfrentarse a problemas con medios en muchos casos mejorables, lo que condiciona un cierto inmovilismo al reto de incorporar nuevas automatizaciones y herramientas de ayuda a la decisión que mejorarían su día a día.
Muchas son las ventajas que la digitalización aporta a la gestión del agua, pero también existen algunos aspectos que están limitando la implementación real de productos que actúen sobre todo la parte de los tratamientos del agua.
El análisis coste beneficio de las nuevas tecnologías, especialmente las digitales, debe realizarse teniendo en cuenta la nueva realidad, lo que representa tratar unas aguas ya sean con fines de suministro de agua potable, tratamiento de agua residual o agua regenerada cada vez más complejas y variable y con mayores exigencias de calidad final. El coste de no actuar es enorme tanto a nivel de impacto salud, como ambiental y reputacional. La actuación debe ser un hecho y no quedarse en un mero discurso que impacte en las presentaciones, debe abordar las verdaderas necesidades de las plantas de tratamiento.
El personal operador de las plantas de tratamiento tiene en el reto de la adaptación a las nuevas tecnologías una enorme oportunidad.
La innovación aplicada durante años a las tecnologías de tratamientos ha permitido definir una hoja de ruta de nuevos productos de tratamiento e instrumentación, avanzándose a las necesidades futuras. Esta innovación permite una mejora continua en las tecnologías generando productos cada vez más sostenibles, robustos y funcionales. La innovación es una actitud que permite establecer una hoja de ruta para definir las soluciones de los nuevos retos.
Se tiene el marco normativo regulatorio, con la planificación de la entrada en vigor de los nuevos requerimientos. Se dispone de la tecnología de procesos para la consecución de los nuevos objetivos de calidad. A nivel de instrumentación on line, el avance ha sido también enorme. Los centros de digitalización que incorporan la inteligencia artificial para el uso inteligente de los datos permiten afrontar los retos de la emergencia climática y aumentar la resiliencia de las operaciones ante sus efectos. El personal operador de las plantas de tratamiento tiene el reto de la adaptación a las nuevas tecnologías que sin duda ofrece enormes oportunidades. Tenemos, lo que alguno diría es el ecosistema perfecto, pero debemos avanzar y correr para llegar al nivel que decimos que tenemos y actuar todos de una manera integrada. La acción debe ser superior al discurso. Sin duda, se necesitan fondos económicos para adecuar los tratamientos, pero también es necesario un levantamiento de riesgos integrales del ciclo del agua que permita identificar las prioridades y no desviar actuaciones por criterios de rentabilidad, políticos o de otra índole.
Tenemos, lo que alguno diría es el ecosistema perfecto, pero debemos avanzar y correr para llegar al nivel que decimos que tenemos y actuar todos de una manera integrada.
Este compromiso de las personas, de garantizar el agua para todos los usos, preservando el medioambiente y la motivación por compartir el conocimiento adquirido en el sector del tratamiento de aguas, haciendo posible la creación de nuevas herramientas digitales que faciliten la gestión ante los nuevos comportamientos del agua, es sin duda una enorme motivación para seguir trabajando. Cuando se tiene la creencia de que las cosas pueden hacerse de otra manera, sin duda debes contribuir a ello para evitar que las actuaciones lleguen demasiado tarde, cuando la situación ya sea irreversible.