Principales aspectos de la nueva Estrategia Nacional de Lucha contra la Desertificación

La Estrategia establece un marco coherente e integrado de actuaciones y medidas que responde a determinados retos u objetivos específicos que desgranamos en este artículo
Principales aspectos de la nueva Estrategia Nacional de Lucha contra la Desertificación
Principales aspectos de la nueva Estrategia Nacional de Lucha contra la Desertificación

Por Laia Soriano-Montagut Jené, Terraqui


Con el fin de contribuir a la conservación y mejora del capital natural asociado a las tierras de las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas de España y avanzar hacia la neutralidad en la degradación de las tierras mediante la prevención y mitigación de la desertificación y la restauración de las zonas degradadas, el pasado 26 de abril de 2022 el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico sometió a información pública el borrador de la Estrategia Nacional de Lucha contra la Desertificación (de ahora en adelante, la Estrategia), según el procedimiento previsto para planes, programas y disposiciones de carácter general relacionados con el medio ambiente.

La presente Estrategia establece un marco coherente e integrado de actuaciones y medidas que responde a los siguientes retos u objetivos específicos:

  • Fomentar la planificación y gestión integrada del territorio para prevenir y reducir la degradación y desertificación de tierras y restaurar las áreas degradadas.

  • Reforzar el papel de la gestión y uso sostenible de los recursos de la tierra (suelo, agua y vegetación) en la lucha contra la desertificación y la degradación de tierras y de sus efectos sinérgicos con otros servicios ecosistémicos, como la adaptación y mitigación del cambio climático y la conservación de la biodiversidad.

  • Mejorar y reforzar las metodologías y herramientas necesarias para la evaluación y seguimiento del riesgo de desertificación y la elaboración de pronósticos prospectivos de acuerdo con diferentes escenarios climáticos y socioeconómicos como instrumento para la definición y priorización de actuaciones.

  • Integrar la consideración de los efectos en la degradación de la tierra y la desertificación en todos los niveles de la planificación territorial y en la formulación y desarrollo de políticas sectoriales y transversales.

  • Asegurar la coordinación institucional y territorial en materia de uso sostenible de los recursos de la tierra y reforzar la gobernanza para la lucha contra la desertificación, así como en materia de conservación de suelos.

  • Alinear las medidas de la lucha contra la desertificación con las estrategias e iniciativas en marcha en el contexto internacional, dar cumplimiento a los compromisos adquiridos por España en materia de desertificación y colaborar con países afectados en el marco de la cooperación internacional y la ayuda al desarrollo.

  • Seguir y evaluar el cumplimiento de las políticas y medidas de acción de lucha contra la desertificación.

  • Promover y facilitar la participación en la política y la toma de decisiones de todos los actores implicados en la lucha contra la desertificación: administraciones públicas, instituciones privadas, organizaciones sociales y la ciudadanía en general.

  • Avanzar en la generación, transferencia y difusión del conocimiento en el ámbito de la desertificación y las respuestas a esta.

  • Sensibilizar a todos los niveles de la sociedad sobre el fenómeno de la desertificación, sus causas y sus impactos en la salud de los ecosistemas y el bienestar humano.

Principios orientadores de la estrategia

Según el documento, el desarrollo y aplicación de la Estrategia de Lucha contra la Desertificación responde a que la desertificación es un fenómeno complejo y polifacético que se debe afrontar mediante un enfoque integrado e interdisciplinar que considere los distintos componentes que conforman la tierra: suelo, agua, vegetación y otros componentes de la biota y sus interrelaciones, así como las demandas y necesidades que la sociedad tiene de los recursos de la tierra y de los bienes y servicios que de ellos se derivan para la sostenibilidad del desarrollo y el bienestar humano.

La Estrategia adopta la planificación integrada del paisaje como marco de referencia para la definición, selección, localización y ejecución de las intervenciones de lucha contra la desertificación en el territorio. La implementación debe hacerse a escala de paisaje considerando cada una de las unidades que lo integran, sus interrelaciones y procesos ecológicos y biogeoquímicos, de forma que se pueden aunar distintas orientaciones e intereses a la vez que se mantiene y mejora el capital natural de la tierra y los flujos de bienes y servicios.

Precaución

La Estrategia adopta el principio de precaución por el que cuando del análisis y evaluación del riesgo de desertificación se concluya que hay motivos razonables para temer por el deterioro de la condición y estado de los recursos naturales asociados a la tierra se adoptarán medidas de protección de la tierra aun sin contar con una evidencia científica absoluta. Con la aplicación de este principio se trata de evitar que el grado de incertidumbre científica inherente a la complejidad del fenómeno de la desertificación y de la dinámica de los sistemas socio ecológicos de las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas sea invocado como razón para no actuar en la prevención de la desertificación y degradación de la tierra.

 

Prevención

Se aplicará la jerarquía de respuesta, Evitar, Mitigar, Restaurar, siguiendo el principio de que las acciones de evitar y mitigar la desertificación son más efectivas y menos costosas que revertir la degradación pasada.
Búsqueda de sinergias: Se impulsarán las soluciones basadas en la gestión y uso sostenible de la tierra para, en unión, con otros instrumentos ambientales estratégicos, crear paisajes multifuncionales que maximicen la conservación de recursos naturales, faciliten la conservación de la biodiversidad, contribuyan a la mitigación y adaptación al cambio climático, y proporcionen un beneficio económico sostenible.

La Estrategia se fundamenta en la mejor ciencia disponible, cuyos resultados sean accesibles y utilizables en los procesos de toma de decisión, actualizando el estado de la cuestión con nuevo conocimiento científico y técnico e incorporando el conocimiento local y tradicional

 

Transversalidad e integración multisectorial

La lucha contra la desertificación requiere de la incorporación en las políticas sectoriales de criterios científico-técnicos que consideren los efectos de dichas políticas en los recursos de la tierra, con objeto de asegurar la coherencia y alineamiento de los objetivos de todas las políticas que estén relacionadas con el uso y aprovechamiento de los recursos de la tierra y evitar efectos indeseados o no previstos. La Estrategia favorecerá la participación pública y la cooperación para una gobernanza efectiva y compartir poder y responsabilidades entre distintos ámbitos territoriales y fortalecer la cohesión territorial.

 

Participación y responsabilidad social

El éxito en la lucha contra la desertificación dependerá en último término de un cambio en los comportamientos y actitudes sociales en el uso y aprovechamiento de los recursos ligados a la tierra. Con este objeto la Estrategia asegurará la participación y responsabilidad social mediante el desarrollo de mecanismos que faciliten la implicación de los actores interesados en la planificación, diseño, ejecución y seguimiento de las medidas de lucha contra la desertificación, en la transferencia y divulgación de conocimientos y experiencias y en la capacitación y sensibilización.

La Estrategia es un documento flexible que permite actuar en un entorno de incertidumbre y complejidad, y responder a futuros cambios en las condiciones climáticas, ecológicas, sociales, económicas y culturales

 

Carácter intergeneracional

La intensificación del uso de los recursos de la tierra en busca de un incremento de rentas y beneficios a corto plazo compromete la capacidad de la tierra de sustentar el desarrollo y bienestar de las generaciones futuras. La Estrategia busca integrar el desarrollo económico y social dentro de los límites de la capacidad potencial de la tierra para evitar transferir los impactos derivados de la sobreexplotación a las nuevas generaciones.

 

Inclusividad y perspectiva de género

El papel de la mujer como agente de cambio en la relación entre la sociedad y los recursos de la tierra es esencial. En consonancia con el Plan de Acción de Género aprobado por la Convención en 210729, la Estrategia potenciará la inclusión de la perspectiva de género en todos los niveles de toma de decisiones y en las actividades de capacitación técnica, extensión y sensibilización relacionadas con la lucha contra la desertificación, en particular en los territorios con dinámicas de despoblación.

La Estrategia da cumplimiento a los compromisos adquiridos por España en materia de desertificación como país afectado y signatario de la Convención y contribuirá a los objetivos de otros tratados y convenios internacionales de medio ambiente y desarrollo sostenible.

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