Murcia apuesta por la digitalización de infraestructuras hidráulicas para reforzar la seguridad y eficiencia del regadío

El Gobierno regional instala un sistema inteligente de monitorización en una balsa de riesgo alto en Santomera, como proyecto piloto replicable en toda la Región
05-08-2025

La Región de Murcia ha puesto en marcha un proyecto piloto de digitalización y sensorización avanzada en la balsa de riego Cañada Perdida, ubicada en el municipio de Santomera y gestionada por la Comunidad de Regantes Azarbe del Merancho. La actuación, impulsada por la Dirección General del Agua, ha contado con una inversión de 55.224 euros y busca elevar los estándares de seguridad, eficiencia y sostenibilidad en infraestructuras clasificadas como de alto riesgo.

La iniciativa se enmarca en el plan regional de modernización y resiliencia de infraestructuras hidráulicas, con el que el Ejecutivo autonómico pretende anticipar situaciones de emergencia mediante análisis de datos en tiempo real, promoviendo una gestión hídrica más inteligente y preventiva. La balsa, clasificada con la categoría ‘A’ por su potencial de riesgo, ha sido equipada con un completo sistema de vigilancia estructural y ambiental.

 

Durante una visita técnica, el director general del Agua, José Sandoval, explicó que esta digitalización “es una prioridad estratégica para el Gobierno regional. Esta balsa es un ejemplo concreto de cómo la tecnología puede ponerse al servicio de la seguridad, la eficiencia y la sostenibilidad del regadío”.

 

Un modelo replicable a otras balsas de riesgo

El sistema instalado en Cañada Perdida permite monitorizar de forma continua parámetros clave como el nivel del agua, volúmenes de entrada y salida, humedad del dique, condiciones meteorológicas, evaporación, estado del aliviadero y otros indicadores técnicos. También se han incorporado alertas visuales y sonoras y sistemas de transmisión remota de datos, que permiten reaccionar con rapidez ante cualquier anomalía.

Además de reforzar la seguridad, este sistema generará datos históricos y patrones de comportamiento hidráulico que serán útiles para futuras decisiones técnicas. La experiencia servirá como banco de pruebas para extender esta tecnología a otras balsas del territorio, en función de su nivel de riesgo y características.

 

“La colaboración con las comunidades de regantes es clave para extender este modelo a otras infraestructuras estratégicas”, concluyó Sandoval.

 

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