Una planta piloto financiada por la UE demuestra la sostenibilidad de las algas como fuente de energía
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El proyecto BIOFAT, activo hasta abril de 2016, ha confirmado el potencial de las algas como fuente sostenible de biocombustible y bioproductos con bajas emisiones de gases de efecto invernadero. Las instalaciones de procesamiento a escala piloto, cada una de ellas de media hectárea de superficie, se construyeron en Italia y Portugal y en la actualidad se ultiman los detalles de una instalación de demostración de diez hectáreas.
Todo el proyecto se diseñó con la sostenibilidad como premisa y los miembros de su consorcio atendieron a consideraciones tanto medioambientales (el uso de cepas de algas marinas para limitar el uso de agua dulce) como económicos (lograr un consumo bajo de energía. Estas instalaciones sirven para demostrar la rentabilidad económica de las tecnologías capaces de extraer biocombustibles de las algas y sacan a la luz la eficacia con la que pueden funcionar las plataformas de producción de microalgas a gran escala.
Las algas verdes, un problema común en estanques, presentan un inmenso potencial como fuente de energía sostenible y asequible. Son destacables por ser uno de los organismos fotosintéticos de crecimiento más rápido. Es más, son capaces de duplicar su cantidad en pocas horas y pueden recolectarse cada día y, de este modo, producir un volumen de biomasa y biocombustible considerablemente superior al de la mayoría de los cultivos más productivos.
Las algas también almacenan energía en forma de aceites y carbohidratos, una característica que, combinada con su elevada productividad, implica que son capaces de generar entre 2.000 y 5.000 galones de biocombustible por acre al año. Las algas producen aceites que pueden convertirse en biodiésel y carbohidratos, aceites que pueden fermentarse para generar etanol.
Tras la extracción de los aceites, la biomasa restante se puede secar y conformar en pellets para así quemarse como combustible en calderas industriales y otras fuentes generadoras de energía. Las algas también pueden cultivarse para que produzcan distintos productos comerciales, como plásticos, materias primas químicas, lubricantes, fertilizantes e incluso cosméticos.
BIOFAT se enmarca en una labor concertada de la Unión Europea destinada a aprovechar formas alternativas de energía con las que abordar temas como el cambio climático y el efecto de los cultivos destinados a los combustibles sobre la producción de alimentos y el cambio del uso del suelo. Esta proyecto es una de las iniciativas industriales a gran escala que se proponen demostrar la idoneidad de la producción de biocombustibles algales para toda la cadena de valor y abarca desde la selección de cepas para su cultivo y producción hasta la extracción de aceites, la producción de biocombustibles y su ensayo en aplicaciones en el ámbito del transporte.
Los resultados principales de esta «Agrupación Algal» (Algae Cluster) se debatieron en el III Taller europeo sobre análisis del ciclo de vida (ACV) de los biomateriales y los biocombustibles algales (Third European Workshop on LCA [life cycle assessments] for Algal Biofuels and Biomaterials), celebrado en mayo de 2015 en Bruselas (Bélgica). En este taller se trataron temas relacionados con la ampliación de la escala de los procesos, uno de los principales objetos de estudio del proyecto BIOFAT.
Para más información, consulte el sitio web de BIOFAT