Sogama, 25 años al servicio de Galicia

Sogama, 25 años al servicio de Galicia
Sogama, 25 años al servicio de Galicia
11-04-2018
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Sogama celebra sus bodas de plata. 25 años  de trabajo incansable al servicio de Galicia con un cometido fundamental: gestionar y tratar cada día, en un marco de sostenibilidad, los residuos urbanos producidos por más de 2.260.000 ciudadanos que habitan en 294 ayuntamientos, contribuyendo con ello a mejorar su bienestar y calidad de vida.

La creación de la Sociedad, participada en un 51% por la Xunta de Galicia (Consellería de Medio Ambiente e Ordenación do Territorio) y Gas Natural Fenosa (Socio tecnológico), tenía lugar en el año 1992, en un difícil escenario medioambiental que urgía un inmediato plan de acción: erradicar los más de 300 vertederos municipales que asediaban la geografía gallega y que no disponían de las mínimas condiciones de seguridad y control, así como los más de 3.000 puntos de vertido ilegal que  comprometían la integridad del entorno y amenazaban los ecosistemas.

La respuesta de Europa ante un proyecto de tal envergadura, distinguido en ese momento por su carácter global, integral, innovador, ambicioso y absolutamente respetuoso con el entorno y la salud, no se hizo esperar. Sogama recibió entonces 72 millones de euros  procedentes del Fondo de Cohesión para poner en marcha y dar forma a su infraestructura industrial, tabla de salvación a la que cada vez se fueron sumando más municipios de forma voluntaria.

Tecnología puntera y máxima eficiencia 

En 1999, su complejo de Cerceda (A Coruña) comenzaba a dar los primeros pasos con la puesta en marcha de una planta de clasificación de envases, donde actualmente se reciben los materiales procedentes de la recogida selectiva del contenedor amarillo (latas, briks y envases de plástico), separándolos por tipologías y remitiéndolos posteriormente a los centros recicladores para ser transformados en nuevos productos. En 2008, esta instalación fue sometida a un proceso de automatización que permitiría ganar en eficiencia, garantizando una mayor calidad de los materiales destinados a la industria recicladora. Desde el inicio de su actividad, y hasta el año 2016, por esta planta de clasificación han pasado un total de 283.996,25 toneladas de envases para ser recuperados.

El 20 de enero del año 2000 se inauguraba el complejo industrial, entrando éste en explotación comercial en junio de 2002. La tecnología adoptada en ese momento, de “Lecho Fluído Circulante”, exigía un amplio período de pruebas de cara a realizar los ajustes necesarios que permitiesen implantarla con garantías.  De hecho, de las 10 plantas de valorización energética existentes actualmente en España (además de Andorra), la de Sogama es la única que emplea este sistema, que, por otra parte, exige un pretratamiento previo de los desechos no reciclables a fin de obtener un combustible derivado de residuos (CDR) cuyo potencial energético es aprovechado en dos hornos, con temperaturas superiores a 850ºC y en presencia de un 6% de oxígeno, propiciando una combustión más homogénea, eficiente, completa y estable, dando como resultado emisiones más homogéneas y un mayor control del proceso.  

Con carácter previo a la valorización energética, Sogama realiza una separación mecánica de los materiales susceptibles de ser reciclados (acero, aluminio y vidrio), utilizando para ello electroimanes, corrientes de Foucault y mesas densimétricas, lo que le permite reducir en gran medida el porcentaje de escorias con destino a vertedero.

Respecto al sistema de depuración de gases, estos pasan por dos líneas de depuración antes de su salida al exterior. Tras atravesar unos ciclones donde se separan las partículas más gruesas, se utiliza cal apagada y carbón activo para disminuir en gran medida compuestos tales como dioxinas, furanos y metales pesados. Posteriormente, atraviesan un filtro de mangas para la recogida de las partículas más finas, siendo enviados a la chimenea mediante un ventilador de tiro inducido. 

Gracias al sistema de combustión utilizado, caracterizado por su alta temperatura y gran rapidez, los niveles de emisión de NOX son muy bajos. 

Podría destacarse igualmente la mayor disponibilidad de la planta con esta tecnología: hasta 8.000 horas/año frente a las 6.500 horas de otras instalaciones, así como las menores incidencias por atasco y ensuciamiento de las calderas como consecuencia de la mejor calidad del combustible que las alimenta.

No obstante, y más allá de las tecnologías empleadas en cada caso, es preciso recordar que las plantas de valorización energética están sometidas a un riguroso control normativo, mucho más exigente que el que rige para otras infraestructuras industriales, circunstancia que ratifica la pulcritud de su operativa y el desarrollo de sus procesos.

La producción de energía eléctrica por parte de la Sociedade Galega do Medio Ambiente durante los últimos 16 años, contemplando la planta termoeléctrica, cogeneración y biogás, alcanzó los 7.529.327.608,87 KWh, cifra que equivale al consumo anual del 12% de los hogares gallegos, dando servicio a un total de 282.349,79 personas.

Ya en 2001, el entonces Comisario Europeo de Política Territorial, Michel Barnier, con motivo de una visita realizada al complejo de Sogama, calificó a esta empresa pública como “ejemplo comunitario”, al tiempo que abogó por sistemas de partenariado entre el sector público y privado para impulsar el desarrollo de las regiones.

En el período comprendido entre los años 2001 y 2016, la empresa trató en su complejo 8.198.521,9 toneladas de basura, cantidad con la que se podría llenar 40 veces el estado de fútbol de Riazor en A Coruña. La valorización energética de la fracción no reciclable en forma de CDR (Combustible Derivado de Residuos) ha contribuido a la reducción de 6.884.614,12 toneladas si en su lugar se hubiese utilizado petróleo.

Además, y dando respuesta a la filosofía que rige su política empresarial, en la que aplica de forma prioritaria el principio europeo de las tres erres (reducción, reutilización y reciclaje), la empresa ha conseguido extraer de la bolsa negra (residuo convencional) un total de 164.438,65 toneladas de materiales (acero, aluminio y vidrio) , que devolvió al circuito comercial, propiciando un ahorro de más de 200.000.000 kWh, energía suficiente para abastecer 25.000 hogares al año, además del consiguiente menor consumo de materias primas tales como petróleo, bauxita, agua, etc.

Logística inteligente

De forma paralela, Sogama se enfrentaba en sus inicios  a otro gran reto: la logística o, lo que es lo mismo, cómo concentrar en un único punto de tratamiento los residuos urbanos producidos por el 94% de los municipios gallegos, en su mayoría de carácter rural,  y cómo hacerlo bajo criterios de racionalidad ambiental y socioeconómica.  

La primera planta de transferencia, ubicada en Vigo, marcó el pistoletazo de salida a una extensa red conformada a día de hoy por 37 instalaciones de estas características, de las que 20 se encuentran bajo la titularidad de esta empresa pública. La red se culminó en el año 2010 con la puesta en marcha de la planta de Ortigueira, en la provincia de Lugo. 

En estas infraestructuras no hay almacenamiento ni manipulación ni tratamiento de residuos. Tan sólo un trasvase de la basura procedente de los camiones de recogida domiciliaria a contenedores de gran capacidad (40-43 metros cúbicos) que inmediatamente son transportados a Cerceda en las mejores condiciones, tanto higiénicas como de seguridad. Con ello, la entidad superaba uno de los principales escollos  de la comunidad gallega: la alta dispersión de la población, una de las más elevadas de Europa. 

Pero quedaba otra asignatura pendiente: el transporte. Para ello, y en su empeño de promover un transporte sostenible, Sogama apostó de forma decidida por el ferrocarril dadas sus más que evidentes ventajas sobre la carretera: mayor respeto medioambiental, mayor sincronización, mayor puntualidad, menor siniestralidad y, por supuesto, menores molestias ciudadanas. 

Si bien hasta marzo de 2016, Sogama movía por tren el 25% de los residuos (procedentes de Vigo y Ourense), hoy ha logrado incrementar este porcentaje hasta el 45% gracias a la incorporación de la terminal de Lugo y espera llegar al 55% en 2018.

Hasta el pasado año, la empresa pública desplazó por vía férrea 2.908.901,65 toneladas, evitando que 145.445 camiones circulasen por carretera durante ese período. La previsión es que, durante el próximo decenio, la entidad traslade por tren 3.750.000 toneladas de basura, ahorrando la emisión de más de 20.000 toneladas de CO2 y cerca de 800.000 litros de gasoil cada año.

Nuevo aval de Europa

En 2012, la Comisión Europea avala de nuevo el modelo Sogama, haciendo público un informe de evaluación ex post en el que recoge las grandes bondades de la entidad para Galicia, toda vez que ha contribuido a cerrar vertederos,  apostando por tecnologías innovadoras de valorización energética, al tiempo que ha posibilitado  la creación de riqueza y la generación de 1.000 empleos, entre directos e indirectos, emergiendo en torno a la misma toda una industria medioambiental con gran potencial y altos niveles de excelencia.

También elogia la institución su intensa labor de educación ambiental, que materializa a través de múltiples campañas y actividades dirigidas a distintos sectores de población, pudiendo destacar, entre otros, su programa de visitas, máximo exponente de su afán de transparencia y por el que ya han pasado más de 70.000 personas que, además, y de forma voluntaria y anónima, han querido someterse a encuestas de satisfacción en las que han dejado constancia de su parecer acerca de esta compañía, ensalzando, casi de forma unánime, su labor clave en el cuidado del medio ambiente gallego.

También en el ámbito de la divulgación, cabría destacar su programa de compostaje doméstico, al que están adscritas 216 entidades (139 ayuntamientos, 65 centros educativos y 12 colectivos sociales), habiendo distribuido entre las mismas más de 6.700 compostadores. Se trata de una iniciativa complementaria a su labor industrial con la que pretende ayudar a los entes locales a alcanzar importantes beneficios ambientales, ya que, al posibilitar que las viviendas unifamiliares que cuentan con huerto o jardín reciclen la materia orgánica en origen, se reduce en cierta medida la frecuencia de recogida y transporte de basura, minimizando de forma paralela las emisiones de CO2. Al mismo tiempo, los ayuntamientos consiguen aminorar el importe de la factura a pagar a Sogama y recuperan una práctica tradicional en Galicia como es la separación de los restos orgánicos, bien para alimento del ganado o bien para la elaboración de abono.


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