La Zona Franca de Barcelona acoge ya una nueva instalación clave para la transición hacia una economía más circular y baja en carbono. La compañía de servicios medioambientales PreZero ha puesto en marcha la mayor planta de producción de Combustible Sólido Recuperado (CSR) de España, un ambicioso proyecto industrial orientado a recuperar materiales no reciclables y transformarlos en una fuente de energía alternativa con valor añadido.
Con una superficie construida de 7.000 m² y ubicada sobre una parcela de 16.800 m², la instalación representa una inversión de 24,69 millones de euros. Su objetivo principal es dar salida a fracciones de residuos que actualmente no tienen una vía de reciclaje convencional, mediante su conversión en un combustible alternativo con aplicaciones en distintos sectores industriales.
El CSR (Combustible Sólido Recuperado) es un recurso energético obtenido a partir de residuos no reciclables. Su composición media en Europa incluye aproximadamente un 31 % de plásticos, un 13 % de papel y cartón, un 12 % de madera, un 14 % de textiles y un 30 % de otros materiales. Este tipo de combustible se emplea habitualmente en industrias intensivas en consumo energético, como cementeras, plantas térmicas convencionales, instalaciones de valorización energética o procesos industriales con hornos que permiten la recuperación de energía.
El nuevo centro de PreZero se posiciona, por tanto, como una infraestructura clave para avanzar en la descarbonización de sectores estratégicos, al tiempo que contribuye a reducir el volumen de residuos destinados a vertedero.

Para profundizar en los orígenes y motivaciones del proyecto, sus elementos diferenciales, los retos técnicos y operativos, el alcance tecnológico y los beneficios que aporta tanto a nivel ambiental como industrial, hablamos con Rafael Noya Callejas, delegado industrial de Cataluña Sur y Aragón en PreZero, y uno de los responsables directos de su desarrollo, quien nos ofrece las claves de una instalación pionera en el tratamiento y valorización de residuos no reciclables.
Motivaciones y objetivos: una respuesta innovadora al reto del residuo industrial no reciclable
La puesta en marcha de la planta de CSR en la Zona Franca de Barcelona responde a una necesidad creciente de dar una segunda vida a los residuos no reciclables, en un contexto regulador cada vez más exigente a escala autonómica, estatal y europea. En este sentido, Cataluña destaca como territorio pionero en políticas de residuos, marcando el paso en materia de fiscalidad ambiental y normativas orientadas a la valorización frente a la eliminación.
Como explica Rafael Noya, “Cataluña siempre ha estado un paso por delante del resto del Estado en materia de gestión y tratamiento de residuos”. En la región existe una normativa muy exigente y una fiscalidad ambiental elevada, con tasas particularmente altas para la deposición en vertedero. En este contexto, la apuesta por desarrollar este proyecto en Cataluña —y concretamente en la ciudad de Barcelona, dentro del polígono de la Zona Franca— ha sido una decisión estratégica, afirma.
Bajo este marco, la nueva instalación tiene como finalidad optimizar al máximo la recuperación de materiales que hoy día acaban sin aprovechamiento, evitando su destino a vertedero y, con ello, reduciendo su impacto ambiental. “Recuperarlos siempre que sea posible o, cuando ya no lo sean, darles un sentido a través de la valorización energética, que es precisamente lo que hacemos con el CSR”, señala el experto.
Más allá del cumplimiento regulatorio, el enfoque innovador de la instalación responde también a una voluntad de transformación del modelo de gestión del residuo industrial. El delegado de PreZero destaca que “el tratamiento y el proceso mecánico que se aplica en la nueva planta no se habían utilizado antes en el ámbito del residuo industrial”. Aunque este concepto de diseño está muy presente en plantas de tratamiento de residuo urbano, no es habitual en instalaciones destinadas a residuos industriales. “Eso, ya de por sí, la convierte en una instalación singular”, concluye.

Beneficios ambientales y sociales
Uno de los impactos más significativos de la nueva instalación de CSR de PreZero en Barcelona será su capacidad para reducir la cantidad de residuos destinados a vertedero. “Ser capaces de tratar y valorizar cerca de 200.000 toneladas de residuos se traduce en evitar que ese mismo volumen acabe enterrado, lo que, en primera instancia, supone una mejora significativa del impacto ambiental”, celebra Noya.
Más allá de esto, la valorización energética mediante la producción de CSR conlleva también una mejora sustancial en términos de emisiones. “El uso del CSR como combustible en los hornos de las cementeras genera unas emisiones de CO2 considerablemente inferiores a las que produce el carbón, combustible fósil que aún se utiliza de forma habitual en estos procesos”, añade.
Desde el punto de vista social y económico, la instalación tendrá un efecto positivo en la creación de empleo y en la dinamización del tejido industrial del entorno
Actualmente, la planta cuenta con 20 empleados dedicados a tareas de mantenimiento, transferencia y operación. Una vez esté en funcionamiento a pleno rendimiento —en régimen de tres turnos diarios durante todo el año—, se contempla la creación de hasta 70 empleos directos. El resto será personal subcontratado, principalmente transportistas, limpieza industrial y mantenimiento, lo que permitirá movilizar una amplia red de empresas auxiliares del entorno. Según estimaciones internas, “por cada empleo directo podrían generarse hasta cinco empleos indirectos”, vinculados a servicios técnicos, proveedores, certificaciones o tareas reglamentarias.
Particularidades de la instalación: capacidad, materiales y calidad como ejes del diseño
Alta capacidad de procesamiento
La nueva planta de PreZero ha sido diseñada para operar de forma continua las 24 horas del día, los 365 días al año, con una capacidad de tratamiento de entrada de residuos no reciclables cercana de las 30 toneladas por hora, lo que permitiría procesar cerca de 200.000 toneladas anuales, tal como adelantaba previamente el delegado de la compañía. Una cifra avalada por su licencia ambiental, que permitiría incluso superar este volumen si fuera necesario, agrega.

Este diseño continuo permite alcanzar cifras de producción significativas: se estima una producción anual de hasta 70.000 toneladas de CSR, así como la recuperación de más de 40.000 toneladas de materiales valorizables. “Con la instalación anterior, generábamos entre 35.000 y 40.000 toneladas anuales de CSR, una cifra ya considerable. Pero ahora la estamos duplicando: alcanzamos una capacidad mínima de 70.000 toneladas al año, y además con una granulometría mucho más fina”, destaca el responsable.
Tipología de residuos y fracciones tratadas
El flujo de entrada a la planta contempla diferentes tipos de residuos comerciales e industriales, tanto valorizables como no valorizables, además de residuos voluminosos y fracciones monomateriales. Según datos de PreZero, el desglose anual de entradas y salidas de la planta es el siguiente:
Entradas: 183.241 t/año
- Voluminosos: 19.500 t/año
- Monomaterial (cartón o plástico): 12.440 t/año
- Comercial e industrial valorizable: 139.000 t/año
- Comercial e industrial no valorizable con transferencia directa a vertedero: 12.301 t/año
Salidas: 183.241 t/año
- Subproductos recuperados por planta: PET, PP, PEAD, CBA, férrico, aluminio, plásticos, chapajo y madera: 12.355 t/año (6,8 % respecto al total de entradas)
- Papel y cartón: 15.781 t/año (8,6 % respecto al total de entradas)
- CSR: 70.000 t/año (38,2 % respecto al total de entradas)
- Transferencia y rechazo a vertedero: 85.105 t/año (46,4 % respecto al total de entradas)
Estos datos ponen en valor la eficacia del sistema de clasificación y tratamiento implementado, que permite destinar una parte significativa del residuo a valorización material y energética, minimizando los rechazos finales.
Granulometría optimizada y calidad del producto final
Otro de los aspectos más innovadores de esta planta radica en el nivel de refinamiento del CSR producido. La instalación incorpora una sistema de doble trituración mediante molinos trituradores—una primera a 50 mm y una segunda a 20 mm— que permite alcanzar una granulometría inferior a los 20 mm, algo inédito en plantas de este tipo en España.

Para ilustrar el cambio cualitativo, Noya establece que: “si antes podíamos decir que el CSR que producíamos con una granulometría mayor ya era de buena calidad ahora hablamos de reducirlo aun más para aumentar calidad y mejora de eficiencia en destino”. Esta mayor finura facilita enormemente su inyección en los hornos de las cementeras, que en muchos casos utilizan sistemas de alimentación por aspiración, lo que aporta eficiencia al proceso de quemado, que es mucho mayor porque el proceso de inyección es mucho más eficiente.
“A menor tamaño, mayor eficiencia en la combustión” resume. Por último, el experto destaca que la instalación ha sido diseñada para cumplir con los más altos estándares de calidad en la producción de CSR. El control sobre parámetros como el contenido en cloro, el nivel de humedad o el poder calorífico inferior (PCI) permite garantizar la compatibilidad del producto con los requerimientos técnicos de las cementeras, principales usuarias del CSR.
Innovación tecnológica, calidad y seguridad al servicio de la valorización
Gemelo digital y simulación avanzada
Además de los aspectos previamente mencionados, el que es sin duda el elemento más innovador y distintivo de la planta de la Zona Franca es la incorporación de un avanzado gemelo digital, desarrollado con tecnologías de realidad virtual y aumentada e inteligencia artificial, y financiada con una subvención de 750.000 euros de los fondos Next Generation. Esta réplica virtual en 3D, permite a la denominada “planta 5G” simular en tiempo real el funcionamiento de la instalación, anticipa escenarios operativos, optimizar decisiones y mejorar el mantenimiento preventivo y mejorar y asegurar al bienestar de los trabajadores favorenciendo un entorno más seguro.
“Por motivos de seguridad no podemos operar la instalación en remoto, pero sí podemos simular su funcionamiento y anticipar cómo pueden afectar nuevos tipos de residuos en cada flujo. Esto nos permite prever posibles incidencias, tanto preventivas como correctivas, y adelantarnos a situaciones que podrían derivar en problemas de producción”, relata Rafael. Gracias a la sensorización completa de la instalación, el sistema puede detectar, por ejemplo, vibraciones anómalas en determinados equipos y lanzar alertas que activen intervenciones de mantenimiento antes de que se produzcan fallos críticos.
Además, el gemelo digital actúa como una plataforma integradora, capaz de conectarse con cualquier software de los proveedores de maquinaria, permitiendo visualizar en tiempo real el funcionamiento de cada equipo o línea.
Optimización logística y eficiencia en el transporte
Otra mejora destacada en la planta es la incorporación de sistemas de compactación mediante pistón para la carga directa de materiales en pisos móviles. Esto permite aumentar entre un 10 % y un 20 % la capacidad de carga por transporte respecto al sistema anterior, reduciendo así el número de viajes y, por tanto, la huella de carbono asociada a la logística de CSR y rechazos.
“No es una tecnología nueva en el mercado, pero sí una mejora clave con la que no contábamos, y que nos permite compactar el material antes de cargarlo, lo que mejora mucho la eficiencia logística”, comenta Noya Callejas.
Control de humedad, cloro y calidad del CSR
Desde el punto de vista del producto final, la planta también incorpora procesos mecánicos de separación avanzados para asegurar un CSR de alta calidad. El contenido de cloro será prácticamente inexistente, ya que el sistema extrae todo el PVC presente y elimina materia orgánica que pudiera generar compuestos clorados durante la combustión.
Asimismo, el contenido de humedad del CSR final será inferior al 10 %, gracias al largo proceso de tratamiento y a la doble trituración. Esta baja humedad, además de facilitar el almacenamiento y transporte, mejora notablemente el poder calorífico inferior (PCI) del material, haciéndolo más competitivo como sustituto de combustibles fósiles.
Sistema reforzado de prevención de incendios
En último lugar, cabe mencionar que la planta ha sido diseñada con una atención especial a la seguridad contra incendios, una preocupación creciente en el sector debido a la proliferación de residuos con componentes inflamables, como baterías de litio provenientes de dispositivos electrónicos o vehículos personales eléctricos. “Nos llegan residuos que no deberían, como pueden ser baterías de litio o dispositivos eléctricos, lo que supone un riesgo. Por ello, hemos reforzado al máximo las medidas de control, especialmente en las entradas y en los procesos de trituración”, explica el delegado de PreZero.
Entre las medidas implementadas destaca: el uso de cámaras termográficas en puntos clave del proceso, que monitorizan la temperatura del material en tiempo real, alarmas de preaviso configurables, que alertan al personal antes de alcanzar temperaturas de riesgo o sistemas automáticos de extinción, que se activan si se detecta un conato de incendio.
El CSR producido tiene una granulometría inferior a 20 mm, lo que mejora notablemente su eficiencia en la combustión industrial.
Asimismo, el diseño de los edificios está compartimentado: las zonas de entrada, pretratamiento, monomaterial y CSR están alojadas en naves independientes, conectadas por líneas aéreas, y con tajaderas automáticas que impiden la propagación del fuego en caso de incidente. “Se ha puesto mucho empeño en que los sistemas superen con creces lo exigido por la normativa, basándonos en la experiencia tanto propia como de la competencia”, concluye Noya.
Salidas del CSR: combustibles alternativos y valorización química
El CSR producido en la planta de PreZero en la Zona Franca de Barcelona tiene como destino principal su utilización como combustible alternativo en procesos industriales de alta demanda energética, especialmente en el sector cementero. No obstante, el modelo operativo de la instalación permite adaptar el producto final a distintos usos, abriendo nuevas vías de valorización más allá del uso térmico convencional.
Uno de los principales clientes y alianzas estratégicas es con CEMEX, compañía cementera con la que PreZero mantiene un contrato de suministro para entregar 70.000 toneladas anuales de CSR. Este combustible se emplea en la planta de Alcanar exclusivamente como fuente de calor para la producción de cemento, sustituyendo al carbón en los hornos sin utilizarse para generación eléctrica. El CSR suministrado cumple con las exigencias técnicas del proceso, especialmente en cuanto a granulometría, humedad y poder calorífico.
Junto a este uso consolidado, el proyecto incorpora una vertiente innovadora gracias al acuerdo con Greenertis, una empresa catalana especializada en pirólisis química. Esta tecnología permite transformar CSR plástico en aceites y lubricantes industriales. Para ello, la planta está preparada para producir lotes específicos de CSR homogéneo, compuesto únicamente por film plástico y libre de cartón, madera u otros materiales no deseados. Esta configuración requiere un alto grado de precisión en la separación y trituración, algo que el diseño flexible de la instalación permite conseguir. A esta cartera de clientes se suman otras cementeras.
Este modelo de diversificación de destinos refuerza el valor del CSR como una solución real y eficiente frente a los combustibles fósiles, tanto en la industria tradicional como en procesos emergentes de valorización química. Al mismo tiempo, permite a PreZero adaptar su producción a distintas demandas del mercado, consolidando un enfoque versátil y tecnológicamente avanzado de economía circular.
El proceso industrial: máxima valorización desde la entrada hasta la entrega del CSR
El corazón operativo de la planta de PreZero se organiza en torno a tres grandes líneas de tratamiento, ensambladas por Bianna, pensadas para adaptarse a diferentes tipos de residuo y maximizar la recuperación de materiales valorizables o susceptibles de conversión en CSR.
1. Línea de monomaterial: depuración y embalaje
La primera línea está dedicada al tratamiento de residuos monomaterial, concretamente cartón y plástico film procedentes de recogida selectiva. Al tratarse de materiales que ya llegan relativamente bien clasificados, el proceso es sencillo: se realiza una depuración y limpieza, y a continuación se embalan en fardos con una prensa Kadant PAAL para su envío directo a recuperadores.
Todo residuo que no sea cartón o film —lo que se considera merma— es retirado manualmente en una cabina de selección negativa y redirigido a las líneas de tratamiento general.
2. Línea de rechazo y recuperación secundaria
La segunda línea está diseñada para tratar rechazos procedentes de otras plantas de selección, a los que se les da una “segunda oportunidad” de valorización. Aquí se procesan partidas que aún contienen fracciones útiles, como plásticos o metales recuperables, pero también materiales no reciclables que serán destinados a la producción de CSR.
Esta línea se alimenta desde una playa de descarga con dos flujos paralelos:
- Una línea para materiales comerciales embalados, equipada con un desensamblador (de-wiring) que elimina los alambres de las balas y permite su entrada al sistema.
- Otra línea para residuos más voluminosos, que pasan por un triturador primario M&J RECYCLING para reducir su tamaño a dimensiones aceptables para el resto de la planta.
Los materiales más grandes se criban mediante una criba vibratoria, que separa por tamaño a través de múltiples orificios. El material que no logra clasificarse pasa a una cabina de selección manual, donde operarios retiran fracciones valorizables.
En paralelo, la línea de materiales embalados pasa por un tromel que también clasifica por tamaño. Las fracciones resultantes de ambos sistemas (criba y tromel) se unen para pasar al siguiente bloque de separación.
3. Clasificación óptica y selección balística
Los materiales más finos (menores de 25 mm) se someten a una nueva criba vibratoria. La fracción más pequeña se considera inerte, mientras que el resto pasa por separadores ópticos de Pellenc ST para identificar plásticos, metales o fracciones de valor energético.
La fracción intermedia —habitualmente compuesta por envases sueltos— se deriva a un separador balístico, que separa los residuos por densidad:
- Los materiales más ligeros (planares) ascienden y son dirigidos hacia la línea de CSR.
- Los materiales rodantes (más pesados) se separan en distintas fracciones:
- Metales férricos, separados mediante imanes.
- Aluminio, separado mediante un separador magnético de Foucault de Regulator-Cetrisa.
- Brick, como fracción no metálica residual.
El plástico restante se clasifica mediante sistemas ópticos de visión artificial de Pellenc ST, capaces de detectar y separar por tipo de polímero (como PEAD o polipropileno), configurados según las necesidades de producción.
Para evitar pérdidas de material útil, todas las mermas no clasificadas pasan por un último óptico de control, que actúa como sistema de recirculación previa al rechazo, que es compactado por un equipo FC PHOTON. Evalúa si esas fracciones pueden cumplir con los requisitos de calidad del CSR (poder calorífico, ausencia de cloro, etc.). Si es así, se reincorporan al flujo del planar que alimenta la línea de valorización energética.
4. Producción del CSR: una línea independiente
Las fracciones destinadas a valorización energética llegan a una línea específica de producción de CSR, situada en una nave independiente. Allí el material pasa por una trituración en tres etapas:
- Trituración secundaria a 50 mm
- Cribado: el material ya reducido a menos de 20 mm se dirige al almacén de CSR.
- Trituración terciaria con un equipo Weima para completar la reducción de las fracciones restantes.
El resultado es un CSR homogéneo, con granulometría inferior a 20 mm, bajo contenido en cloro y humedad, y con un poder calorífico elevado, apto para ser utilizado como combustible alternativo en cementeras. El material final se almacena y se expide directamente a sus destinos industriales.
Próximos pasos: Bioenergy Factory
El compromiso de PreZero con la valorización de residuos industriales no se detiene en la producción de CSR. En paralelo a la planta actualmente operativa en la Zona Franca de Barcelona, la compañía desarrolla un segundo proyecto de gran calado: Bioenergy Factory, la primera instalación de la ciudad capaz de producir e inyectar biometano renovable directamente a la red gasista urbana.
La instalación cuenta con un gemelo digital que permite simular en tiempo real el comportamiento de la planta ante nuevos flujos de residuos.
El consejero delegado de la compañía, Gonzalo Cañete, sostiene que Cataluña se ha consolidado como un referente europeo en economía circular, y por tanto, que ambas instalaciones suponen “un paso más para situar a Barcelona, y en particular a la Zona Franca, en el epicentro tecnológico para el tratamiento de residuos industriales”. Según destaca, el proyecto refuerza el compromiso de la PreZero con la innovación ambiental y contribuye de forma directa al cumplimiento de los objetivos europeos en materia de residuos, en línea con la estrategia de economía circular del territorio.
Actualmente en fase de desarrollo, Bioenergy Factory transformará 32.500 toneladas anuales de materia orgánica de origen industrial y comercial en 25 GWh de biometano, un gas renovable equivalente al consumo energético anual de unas 12.000 personas. Esta energía podrá ser utilizada tanto en viviendas (calefacción o agua caliente), como en procesos industriales o en flotas de vehículos urbanos, como los autobuses de gas.
La nueva planta contará con una inversión de 18,6 millones de euros y se sumará a los 24,69 millones ya invertidos en la planta de CSR, elevando la inversión total del proyecto a más de 42 millones de euros. En conjunto, ambas instalaciones generarán más de 85 empleos directos y consolidarán la Zona Franca como un nuevo polo tecnológico de referencia en la gestión de residuos industriales y la economía circular.
La relevancia de Bioenergy Factory ha sido recientemente reconocida con el Premio a la Economía Circular otorgado por el Consorci de la Zona Franca de Barcelona, distinción que pone en valor el papel estratégico del proyecto en la lucha contra el cambio climático y en la construcción de un futuro energético más sostenible para la ciudad.

PreZero enmarca estos proyectos en su hoja de ruta en torno a soluciones waste-to-energy en Cataluña, con potencial para movilizar nuevas inversiones y generar hasta 1.500 empleos en futuras fases.