El Pacto Verde cambiará la gestión de los residuos en la Unión Europea
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02-03-2021
Neutra, esa es la palabra clave del Pacto Verde europeo, de la deriva política de la Comisión y del futuro de los millones de ciudadanos y ciudadanas que componemos la Unión Europea. Y esa es la palabra clave porque ese es el principal objetivo del Pacto Verde, que la UE sea climáticamente neutra en el año 2050. Para entender lo que significa esa palabra en el contexto actual europeo y, sobre todo, para el futuro de su ciudadanía, hay que entender antes la importancia del Pacto Verde.
Para empezar están las palabras. La Comisión Europea no eligió para llamar a su programa político futuro cualquier palabra, eligió “deal” (pacto, en su traducción al castellano). Es decir, eligió la misma palabra con la que el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt llamó al programa con el que consiguió sacar a su país de la Gran Depresión tras el crack de 1929. El “New Deal” (Nuevo Pacto, en su traducción al castellano) de Roosevelt creó el concepto de “estado del bienestar” y salvó la economía norteamericana. Pero la Comisión Europea ha añadido un adjetivo al nombre de su plan que es el que marca la diferencia. Aunque también se trata de un programa para sacar a Europa de los desastres de la última depresión económica, el foco se pone esta vez en el medio ambiente, y de ahí que este nuevo “deal” a la europea sea green (verde en castellano).
De la misma forma que el New Deal de Roosevelt no se centró en la economía en abstracto o en la industria sino en la mejora de las condiciones de vida de la ciudadanía, sobre todo de los más pobres, el Pacto Verde europeo, a pesar de su nombre, no se dedica a la mejora de la naturaleza sino de la vida de los europeos y las europeas y de la economía de Europa. Lo explicaba a la perfección Ursula von der Leyen, actual presidenta de la Comisión: “El Pacto Verde Europeo es nuestra nueva estrategia de crecimiento. Contribuirá a reducir las emisiones, así como a crear puestos de trabajo”.
Además de las palabras, para entender la importancia del Pacto Verde europeo, también hay que tener en cuenta el contexto, solo así es posible advertir hasta dónde llega este acuerdo. El contexto inmediato al nacimiento de programa europeo fue el fin de la última crisis económica de la que Europa salió maltrecha, y un marco en el que los líderes globales, China y Estados Unidos, se alejan a pasos agigantados de la Europa que un día estuvo a la cabeza del mundo. Pero también hay que tener en cuenta para entender el Pacto Verde las condiciones de Europa y la más importante en este aspecto es que el viejo continente es deficitario en materias primas.
La gestión de los residuos afecta de forma horizontal a la aplicación del Pacto Verde europeo en todos los sectores.
Esta es la situación en la que se lanzó, en 2019, el Pacto Verde Europeo. La idea que subyace a todo el programa es que trabajar para que la economía de la UE sea sostenible creará oportunidades de empleo y permitirá a Europa crecer sin depender de la lastrante necesidad de importación de materias primas. Esos puestos de trabajo servirán para dinamizar la economía. Y una economía en crecimiento y sostenible podrá poner a Europa de nuevo en los puestos de cabeza del liderazgo mundial. Pero, claro, esa es la teoría. La práctica es mucho más complicada, incluso de formular. Para empezar, el pacto se apoya en la digitalización. Y es que sin acceder a la vanguardia tecnológica, cualquier intento de liderar el mundo o, al menos, coliderar con los actuales países a la cabeza, es impensable. Y, segundo, no se trata de un plan destinado a un solo sector económico o social. El Pacto Verde solo tiene posibilidades de salir bien si todos los ámbitos económicos y financieros y toda la ciudadanía trabajan en la misma dirección.
Los sectores que harán posible la neutralidad climática en 2050
La forma en la que la Comisión va a implementar el Pacto Verde es con una propuesta de Ley del Clima que convertirá el compromiso de neutralidad de emisiones en una obligación jurídica. Para que los países cumplan las trasposiciones de la ley del clima en sus respectivas legislaciones, la Comisión presentará también los consecuentes incentivos a la inversión, necesarios para que las empresas y la ciudadanía puedan cumplir los objetivos fijados.
Como sucede con el propio Pacto Verde, esta Ley del Clima, o mejor, leyes del clima que apruebe cada país, no afectan solo al medio ambiente. Para que en 2050 la UE llegue a las emisiones neutras deben implicarse todos los sectores económicos. Es fácil de entender, todas las actividades económicas, y muchas que no lo son como la propia vida cotidiana de la ciudadanía, producen emisiones. Si se quiere actuar sobre esas emisiones, hay que actuar sobre todas las actividades que las provocan. Es decir, sobre todas las actividades.
Así que, en definitiva, el Pacto Verde afecta a todos los sectores, aunque es evidente que en algunos de ellos la influencia del nuevo programa europeo va a ser mucho mayor que en otros. La Comisión ha marcado unas líneas que ya permiten adivinar cuáles van a ser esos sectores que deberán cambiar más: hacia una contaminación cero en un entorno sin sustancias tóxicas; preservación y restablecimiento de los ecosistemas y la biodiversidad; “De la granja a la mesa”, un sistema alimentario justo, saludable y respetuoso con el medio ambiente; acelerar la transición a una movilidad sostenible e inteligente; uso eficiente de la energía y los recursos en la construcción y la renovación; movilización de la industria en pro de una economía limpia y circular; suministro de energía limpia, asequible y segura y un mayor nivel de ambición climática de la UE para 2030 y 2050.
Estas líneas ya marcan las dos fechas que la UE ha definido como esenciales: 2030 y 2050. También aclaran que la aplicación del Pacto Verde se basa en la puesta en marcha de lo que se conoce como economía circular, es decir, el programa económico que busca que todos los recursos: materias primas, energía, agua y los bienes producidos con ellos se mantengan en el sistema el mayor tiempo posible. Para la economía circular es imprescindible hacer uso de lo que se conoce como las tres R: reducir, reutilizar y reciclar. Y a la vez señala los sectores económicos sobre los que se debe actuar prioritariamente: energía, construcción, industria y transporte.
Ahí es dónde hay que reducir las emisiones. El uso y producción de energía supone más del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero por lo que el Pacto Verde propone lo que se ha llamado descarbonización, es decir, la sustitución de los combustibles fósiles por fuentes de energía renovable. El 40% del consumo energético, que como acabamos de ver es la principal fuente de emisiones, corresponde a los edificios y por eso, la Comisión propone renovar las edificaciones para hacerlas más sostenibles y, a la vez, reducir las facturas de energía. El transporte genera el otro gran paquete de emisiones: un 25%, por lo que el Pacto Verde incide en la necesidad de transformar este sector en la UE con la introducción de sistemas de transporte, tanto públicos como privados, más sostenibles y más baratos. Y en cuanto a la industria, el programa de la UE señala que en Europa solo se utiliza un 12% de materiales reciclados, lo que en un contienen que no cuenta con materias primas supone un desperdicio de recursos inasumible.
Y ahí, en esa línea, está otra de las palabras clave de este Pacto Verde europeo, el reciclado. La gestión de los residuos afecta de forma horizontal a la aplicación del Pacto Verde europeo en todos los sectores. El primer residuo sobre el que se pone el foco es el de los gases de efecto invernadero ya que el objetivo último es su eliminación pero, para lograr esto, es imprescindible actuar sobre todo el resto de residuos.
La Unión Europea señala que en Europa solo se utiliza un 12% de materiales reciclados, lo que en un continente que no cuenta con materias primas supone un desperdicio de recursos inasumible.
Residuos, en su gestión está la clave del éxito
“La modificación o mejora en la gestión de los residuos es la clave en el Pacto Verde europeo" –explica a RETEMA Francisco Javier Sanz, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidade da Coruña y uno de los principales expertos españoles en la gestión de los residuos-. Para implantar este plan, la Comisión ha puesto en marcha la economía circular, y en la economía circular la cuestión más relevante es la de los residuos”. Esto quiere decir que este sector deberá adecuarse en los próximos años a las nuevas normativas que poco a poco van a ir lanzándose desde la Comisión Europea. Algunos de los países de la UE van a tener menos dificultades para hacerlo pero otros, entre los que está España, tienen ante sí un enorme reto.
Realmente las nuevas directrices en la cuestión de la gestión de los residuos no son nuevas sino que continúan una tendencia en la que la UE lleva ya muchos años insistiendo. La producción de residuos en los países desarrollados es insostenible en sí misma. No hay espacio para depositar todos los que producimos. Ese hecho ya sería determinante a la hora de decidir cambiar la estrategia, pero en el caso de la UE hay otro aspecto que hace aún más inminente la necesidad de hacerlo: “Europa es deficitaria en materias primas –explica Francisco Javier Sanz- y eso es lo que está detrás de las nuevas directrices. Este hecho hace que sea imprescindible que los productos se mantengan en uso el mayor tiempo posible y que una vez acabado este, los materiales de los que están hechos puedan ser reutilizados tras su reciclaje”.
Así que el sector de la gestión de los residuos se enfrenta a un futuro en el que lo importante es la reducción de estos. En algunos de los casos, lo que se pretende es prácticamente llegar a la desaparición de estos residuos. En otros, se trata de que el reciclado les de nuevas vidas útiles a los materiales. “Todo ello –continúa Sanz- se ha concretado en diversas directivas europeas que se han aprobado desde 2018. Primero fue la directiva marco y el año pasado la directiva sobre los plásticos de un solo uso”. Precisamente esta última provocó una auténtica conmoción hace poco más de un año. “Fue la de los plásticos la que causó más revuelo en la opinión pública porque anunciaba que en el año 2021, se prohibirán una serie de plásticos que usamos de forma habitual, sobre todo en alimentación”, explica Francisco Javier Sanz.
La pandemia que vivimos en la actualidad ha retrasado la trasposición de estas directivas que debería haberse realizado en los países miembros en junio de 2020. Pero eso no quiere decir que se haya olvidado, “Lo que tenemos en este momento en España –afirma Francisco Javier Sanz- es un proyecto de ley de residuos que está ahora en el Parlamento. Y esa ley es la que incorporará todas las cuestiones que tiene que ver con los residuos, el reciclaje y la reutilización. Sí ha habido alguna comunidad autónoma que ha intentado adelantarse a la trasposición como el caso de Navarra o más recientemente el de Baleares y que han aprobado leyes que se adelantan al Estado en la mejora de la gestión de residuos”.
En España, acaba en el vertedero el 40% de las basuras que producimos. Reducir esa cifra hasta una cuarta parte de la actual va a ser un reto muy importante.
Cómo lograr la ecoeficiencia
El plan de la UE es actuar en dos direcciones, por un lado en la jerarquía de los residuos y, por otro, en el diseño de los productos. La primera de esas vías trata de que muchas cosas que ahora se consideran residuos dejen de serlo. Es decir que a los vertederos vaya una cantidad mucho menor de material del que va ahora. “La UE se propone que lo que acaba en los vertederos no sea más del 10% en 2030”, asegura Sanz. En España, acaba en el vertedero el 40% de las basuras que producimos la ciudadanía. Reducir esa cifra hasta una cuarta parte de la actual va a ser un reto muy importante para nuestro país. El problema, en la opinión de Francisco Javier Sanz es que “En España estamos muy avanzados en el reciclaje de vidrio, papel y envases pero no hemos resuelto bien el asunto de los biorresiduos, de lo que conocemos como basura o residuos orgánicos. Tenemos todavía mucho que aprender en recogida selectiva”.
Pero esto es solo cuestión de tiempo porque las directrices de la UE no pueden ser más claras. “A lo que vamos, -asegura Sanz- es que cada ciudadano pague por la cantidad de la basura concreta que envía para su gestión. Al final de lo que se trata es de seguir el principio de que quien contamina paga por lo que la ciudadanía acabará pagando por la gestión de sus basuras en función de la cantidad que produzca”.
Por lo que tiene que ver con la otra vía, la del diseño, la UE insiste cada vez más en que debe ser antes de producir los productos cuando se ataje el problema. Si todo lo que utilizamos está ya diseñado para que no deje residuos o, al menos, para que estos sean los menos posibles, una vez acabada la vida útil de esos productos, no nos encontraremos con la cantidad de residuos difíciles de gestionar con los que nos encontramos en la actualidad.
La actual pandemia: ¿lastre o acelerador para el Pacto Verde?
La actual pandemia afecta a todo pero, principalmente a la salud y a la economía. Y ese aspecto de la situación mundial afecta, claro está, también al Pacto Verde. Por un lado, la situación excepcional que viven todos los países, también los de la UE, ha retrasado la trasposición de las directivas relacionadas con el Pacto Verde. Pero la Comisión no se ha olvidado de él. Todo lo contrario. Para paliar los daños sociales y económicos de la pandemia, la UE ha puesto en marcha un Plan de Recuperación. Y, en esencia, este nuevo plan no es otra cosa que la aplicación, en algunos casos, acelerada, del Pacto Verde. Lo explicaba la misma Comisión Europea en su presentación: “Este instrumento temporal concebido para impulsar la recuperación, será el mayo paquete de estímulo jamás financiado a través del presupuesto de la UE. Un total de 1,8 billones de euros ayudará a reconstruir la Europa posterior a la covid-19 que será más ecológica, digital y resiliente”.
La UE no solo no ha abandonado su Plan Verde sino que está utilizando la situación actual para que los países tengan la necesidad de aplicarlo.
Y las líneas del plan de estímulo dejan clara su dirección: investigación e innovación a través del programa marco de investigación científica Horizonte Europa; transición climática y digital justas, a través del Fondo de Transición Justa y del programa Europa Digital; preparación, recuperación y resiliencia, a través del Fondo de Recuperación rescEU y un nuevo programa de salud, EU4Health. Pero además, la Comisión ha señalado que no se olvida de otras políticas que ya tenía en marcha: la estabilidad y modernización de la política agraria; la dedicación del 30% de los fondos de la UE, el mayor porcentaje en la historia del presupuesto europeo, al cambio climático y la protección de la biodiversidad y la igualdad de género.
Ya se ha anunciado que, como tarde, en junio de 2021, se presentarán las propuestas sobre fuentes de ingresos y que estas estarán vinculadas a: un ajuste en frontera de las emisiones de carbono, un impuesto digital y el régimen de comercio de derechos de emisión de la UE. Es decir, la UE no solo no ha abandonado su Plan Verde sino que está utilizando la situación actual para que los países tengan la necesidad de aplicarlo. El mecanismo que se ha utilizado para esto es que, en la realidad, si no se cumplen los requisitos del Plan Verde, no se podrá optar a las ayudas para la recuperación.
“Insistimos en que se cuente con las partes implicadas en el diseño de las líneas de actuación”
Las empresas y organizaciones que gestionan los residuos en España siguen atentamente la información sobre el Pacto Verde y su aplicación porque eso es también lo que va a marcar su futuro. Paran entender cómo les afecta el programa europeo, RETEMA ha entrevistado a Sandra Anguiano, directora de Asuntos Públicos y Relaciones Institucionales de Ecovidrio, la entidad dedicada en España a la recogida de los envases de cristal.
Pregunta: ¿Cómo afecta el pacto Verde europeo al sector del reciclado del vidrio?
Respuesta: Son muchas las iniciativas que recoge el Pacto Verde en materia de economía circular y gestión de residuos, como el refuerzo de las medidas de prevención y de mejora de la recogida separada en origen de residuos, el fomento del reciclado de alta calidad y el incremento de material reciclado incorporado en nuevos envases. Todas ellas muy alineadas con nuestro propósito y el plan estratégico de Ecovidrio al 2025 con el que queremos superar el 80% de reciclado de envases de vidrio por encima de las exigencias europeas.
P: ¿Serán necesarias medidas complejas y/o costosas para adecuarse a los nuevos requisitos?
R: Creemos que las medidas que se propongan no pueden suponer cambios drásticos, pero sí es evidente que todas las propuestas responden a una clara ambición y esfuerzo importante por parte de todos pues es la única manera de avanzar. Por eso insistimos mucho en la importancia de que todos caminemos en la misma dirección y se cuente con las partes implicadas en el diseño de esas líneas de actuación.
P: ¿Está España capacitada para cumplir el Pacto Verde europeo?
R: Sí, siempre que avancemos alineados y contemos con el compromiso de todas las partes. Las directrices que recoge el Pacto Verde, en todos sus ámbitos, pero especialmente en materia de gestión de residuos recaen sobre todos los agentes de la cadena, desde envasadores, pasando por recogedores, plantas de tratamiento, fábricas de envase, distribución comercial, consumidores y, por supuesto, administración pública. Es imprescindible que cada parte desempeñe su rol y sea responsable de la parte que le toca, sólo así conseguiremos alcanzar el resultado esperado.
P: En su opinión, la actual pandemia ¿retrasará o acelerará la implantación del Pacto Verde europeo?
R: Durante estos meses de pandemia se ha puesto de manifiesto que el reciclado de envases de vidrio es un hábito consolidado de los ciudadanos. Si conseguimos que las autoridades mantengan también esa voluntad en materia medioambiental, que por cierto se ha visto también su importante vínculo con la salud, podremos seguir avanzando en la consecución de los objetivos previstos.
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