A nadie sorprende la afirmación de que el sector del agua atraviesa en la actualidad una etapa de transformación profunda, impulsada por nuevas demandas sociales, tecnológicas y ambientales. Conscientes de ello, en este reportaje analizamos las principales tendencias que están marcando el camino hacia una gestión del agua innovadora.
Transformación, evolución o transición son términos comúnmente empleados para referirse a la etapa que atraviesa en la actualidad el sector del agua, en la que empresas, administraciones públicas y organismos de investigación, entre otros actores del ciclo integral, se encuentran en una búsqueda constante de soluciones tecnológicas más eficientes, robustas, sostenibles y transferibles. Aunque tradicionalmente se ha tratado de un sector muy receptivo a la innovación —en gran medida porque necesita maximizar la eficiencia en la gestión del recurso, al tiempo de optimizar los costes—, la crisis climática y la constante presión sobre los recursos hídricos, tanto en cantidad como en calidad, están actuando como un auténtico acelerador.
En este sentido, los episodios de sequía prolongada, las lluvias torrenciales y la variabilidad en la disponibilidad del recurso están obligando a repensar los modelos tradicionales de gestión. Hoy, la prioridad pasa por garantizar la resiliencia del sistema, optimizar el uso de recursos y aprovechar fuentes no convencionales mediante la reutilización. Para analizar cómo se está articulando esta transformación, hablamos con tres grandes expertos en la materia: Marián Serrano Sánchez, Presidenta de la Plataforma Tecnológica Española del Agua; Eduardo Ayesa Iturrate, Investigador principal y Presidente Ejecutivo en Ceit y Javier Claros, investigador y responsable de innovación y proceso en Ciclagua.

Otro factor determinante para impulsar la innovación es la concienciación social que está despertando la crisis climática, a raíz de la rapidez con la que se empiezan a vislumbrar sus efectos. Eduardo Ayesa alega que, si bien las demandas sociales son las que acaban promoviendo las grandes decisiones, aún falta mucho camino por recorrer respecto a este tema, ya que la gravedad de la crisis se percibe de manera diferente en función de las regiones y su vulnerabilidad. El experto enfatiza que lo más grave es que dicha percepción está frecuentemente condicionada por cuestiones ideológicas que nada tienen que ver con un análisis profundo del problema y de la manera de afrontarlo. “Creo que es muy importante eliminar la influencia de los radicalismos ideológicos, de un signo y de otro, para buscar juntos las mejores soluciones y promover también juntos la innovación necesaria para ello”.
La necesidad de renovación de infraestructuras, adaptación al evidente cambio climático y el cumplimiento de las nuevas exigencias normativas están propiciando la búsqueda de soluciones innovadoras
Sacar el agua la discusión política es hoy uno de los grandes reclamos del sector, que a su vez aboga por establecer un diálogo claro entre administraciones, centros tecnológicos, universidades y empresas, alineando las necesidades del sector con las capacidades tecnológicas y científicas disponibles. Marián Serrano Sánchez, Presidenta de la Plataforma Tecnológica Española del Agua (PTEA), sostiene que un eje central de la Plataforma consiste en fomentar los espacios de colaboración, al entender que éstos impulsan una innovación “transversal y conectada, que acelera la transferencia de conocimiento hacia proyectos reales y sostenibles”.
Entre los modelos cooperativos con resultados más eficaces, Serrano destaca los consorcios público-privados estables, como los enmarcados en el PERTE de digitalización del ciclo del agua; los ecosistemas de innovación, que facilitan el intercambio continuo de experiencias, y el escalado de tecnologías y la Compra Pública de Innovación (CPI), pues permite a la administración estimular la demanda de innovación orientada a su implantación.
Tres factores que están acelerando la transformación del sector hídrico 3
• Mayor concienciación social sobre la necesidad de preservar el entorno y la calidad de las aguas
• El avance en formación y capacitación técnica de los profesionales del sector, tanto en las entidades públicas como en las empresas privadas
• La progresiva implantación de nueva legislación y directivas cada vez más exigentes, unidas a la disposición de fondos suficientes para financiar proyectos ambiciosos
Motores de cambio en la gestión del agua
Antes de abordar cuáles se postulan como los nuevos frentes de innovación en el sector hídrico español, resulta preciso comprender primero cuáles son aquellos factores que están actuando sinérgicamente como motores de transformación. Si bien existen una multiplicidad de ellos, a grandes rasgos hallamos tres prioritarios:
En primer lugar, y como se expuso anteriormente, la mayor conciencia ciudadana sobre la necesidad de preservar el entorno y, más en concreto, la calidad y disponibilidad del recurso, se está consolidando en la sociedad como un valor irrenunciable. Aunque aún falta sensibilización sobre determinados aspectos, los esfuerzos divulgativos desde los organismos públicos, empresas del sector y universidades están contribuyendo a una mejor comprensión de la relevancia del sector.
Por otra parte, el significativo avance en la formación y la capacitación técnica de los profesionales del sector en las últimas décadas, tanto en las entidades públicas como en las empresas privadas, ha sido otro factor determinante para su mejoría. Tal y como señala Eduardo Ayesa, el hecho de que los equipos directivos y técnicos sean cada vez más multidisciplinares y cualificados redunda lógicamente en la calidad y exigencia de los proyectos y del servicio que ofrecen. Además, la concentración de las entidades de gestión del agua en consorcios y agrupaciones de mayor tamaño ha acelerado notablemente esta mejora, agrega.

La tercera pata fundamental es la legislación y la progresiva implantación de directivas cada vez más exigentes, que unidas a la disposición de fondos suficientes para abordar y financiar ambiciosos programas de modernización de instalaciones, están acelerando la transformación verde y digital de la industria. En este contexto, no cabe duda de que el PERTE de Digitalización del Ciclo Integral del Agua está actuando como una palanca estratégica para cubrir parte de la necesidad de renovación de infraestructuras, adaptación al cambio climático y el cumplimiento de las nuevas exigencias normativas.
Asimismo, las políticas europeas están teniendo un papel decisivo en la promoción de la I+D+i en el sector del agua, especialmente a través del Pacto Verde Europeo, los fondos Next Generation EU y programas como Horizonte Europa. Javier Claros expone que estos instrumentos han permitido impulsar proyectos de digitalización, eficiencia energética y economía circular que, de otro modo, serían difíciles de abordar solo con recursos propios.
Áreas de mejora más apremiantes
Cualquier proceso de transformación enfrenta una serie de obstáculos que pueden dificultar su implantación. En el caso del sector del agua, las barreras más notorias se encuentran en el ámbito de la financiación, la normativa, la gobernanza y la aceptación social. A sabiendas de lo anterior, los tres expertos coinciden al indicar una serie de puntos que abordar necesariamente:
Todos ellos posicionan como actuación prioritaria la mejora estructural de las instalaciones, con elevado grado de obsolescencia, así como la eficiencia energética y operativa de las mismas. Javier Claros indica que la primera parte se soluciona con mayor inversión; mientras que la segunda supone, además de inversión, el desarrollo de estrategias basadas en el uso de los datos que se están generando continuamente en las instalaciones. El investigador aboga por tratar el agua como una “infraestructura de datos” que aportará información relevante y útil para mejorar su planificación y el bienestar del conjunto de la población.
Sobre esta base, Marián Serrano puntualiza que la mayor digitalización del sector está propiciando el paso de modelos reactivos a modelos proactivos y predictivos. Concretamente, las plataformas de integración de datos, unidas a los gemelos digitales, la sensorización inteligente, el big data y la inteligencia artificial aplicada a la gestión predictiva, están permitiendo obtener una visión global que facilita la toma de decisiones.

Ahora bien, la tecnología por sí sola no basta si el marco legislativo y administrativo no acompaña. Otro punto crítico es la fragmentación normativa y la disparidad de estructuras de gobernanza, que incrementan la complejidad y ralentizan los procesos necesarios para que las soluciones desarrolladas lleguen realmente a implantarse.
Cada vez es más común escuchar la necesidad de alcanzar una gestión sostenible e integrada del agua y, en este sentido, Eduardo Ayesa pone el acento en la importancia de dicha integración. El experto manifiesta la necesidad de reducir la compartimentalización con la que frecuentemente se construyen y gestionan los diferentes subsistemas del ciclo del agua (captación, ETAPs, redes de distribución, redes de saneamiento, EDARs, etc.), así como de diseñar y construir las infraestructuras teniendo en cuenta su posterior explotación. “No podemos olvidar que una gestión más integrada puede incrementar la complejidad, pero con la creciente capacitación técnica y las nuevas herramientas de digitalización, deberíamos ser capaces de avanzar rápido en esa dirección. Asimismo, es importante también agilizar la coordinación de competencias y responsabilidades”, argumenta.
Existen aún aspectos a reforzar, como la simplificación de los procedimientos administrativos y favorecer una mayor continuidad en las convocatorias, para garantizar estabilidad y planificación a medio plazo
A estos retos se suma otro de carácter estructural en el ecosistema español de innovación en el sector del agua: la ausencia de una verdadera cultura cooperativa entre los generadores de conocimiento, las empresas proveedoras de tecnología y los usuarios finales. Una de las reivindicaciones del sector es apoyar más a las empresas nacionales, que asumen riesgos y desarrollan tecnologías innovadoras, promoviendo su colaboración con universidades y centros tecnológicos de excelencia; además de facilitar la validación experimental de sus productos en las infraestructuras explotadas por los usuarios finales.

En último lugar, los expertos señalan que el potencial transformador del sector se ve también limitado por la falta de mayor conocimiento y sensibilización social respecto a determinadas soluciones, lo que restringe su aceptación. Un ejemplo claro de ello es el empleo de aguas regeneradas. Por este motivo, enfatizan la importancia de potenciar la divulgación y la concienciación en torno al ciclo urbano del agua. Como puntualiza Eduardo Ayesa, “una sociedad que comprende este servicio de manera global, está más abierta a apoyarlo y, por ejemplo, a repercutir en el precio del agua los costes de inversión y explotación necesarios para garantizar un servicio de calidad, desde el abastecimiento hasta su retorno a los medios receptores”.

Próximas fronteras de innovación
Ahora que termina el año 2025 y se abre un nuevo período marcado por la adaptación del sector a la nueva normativa y por el desarrollo de soluciones capaces de dar respuesta a los requerimientos impuestos, planteamos a los profesionales una cuestión clave: ¿hacia dónde consideran que evolucionará, en el corto plazo, la gestión integral del ciclo del agua?
De forma unánime, todos ellos coinciden en el papel prioritario que desempeñará la digitalización profunda de los servicios y la incorporación de tecnologías emergentes para garantizar la eficiencia y optimizar la toma de decisiones. En concreto, señalan que el modelo futuro se sustentará en la captación y el uso eficiente de datos mediante la integración de inteligencia artificial, gemelos digitales y automatización avanzada. De este modo, los operadores dispondrán en todo momento de información centralizada, fiable y actualizada sobre su planta o red, así como de una capacidad predictiva que actúe como soporte estratégico para la toma de decisiones.

Junto a esta transformación digital, los expertos sitúan un segundo eje de cambio igual de determinante: la transición hacia un enfoque de gestión más circular, resiliente y descentralizado, en el que la reutilización, la valorización de recursos y la autosuficiencia energética se configuren como pilares básicos. En este sentido, subrayan la necesidad de extender la visión de las depuradoras como plantas de recuperación de recursos, de manera que se conciban como auténticas “biofactorías” o “biorrefinerías”, capaces de transformar efluentes y subproductos en nuevos recursos de valor, alineando así la gestión del agua con los principios de la economía circular.
En definitiva, el futuro del sector pasa por hacer de la innovación el eje vertebrador de todo el sistema: una innovación tecnológica que aproveche el potencial de los datos y la digitalización; una innovación ambiental que impulse modelos más circulares y resilientes; y una innovación en la forma de gobernar, basada en la transparencia y la colaboración entre todos los agentes. Solo si la gestión del agua se concibe como un ámbito en permanente evolución, la gestión integral del ciclo del agua estará realmente preparada para responder, con solvencia, a los desafíos presentes y futuros.