Descarbonizar Europa: circularidad, innovación y soberanía para una década crítica

La transformación verde de nuestra economía, sobre los ejes de la descarbonización y la circularidad, se presenta como un aspecto nuclear para lograr los objetivos en materia de competitividad de la UE
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26-06-2025

En un contexto internacional en profunda agitación —marcado por el retorno del unilateralismo, el rearme económico de las superpotencias y una carrera tecnológica sin precedentes— la Unión Europea, como tercera economía mundial en PIB y la segunda en PIB per cápita, encara una encrucijada histórica.

Con meridiana claridad afronta este escenario el denominado “Informe Draghi”, presentado en septiembre de 2024, el cual identifica tres transformaciones esenciales para revitalizar la competitividad europea: la innovación, la descarbonización y la seguridad económica. En este contexto, la transformación verde de nuestra economía, sobre los ejes de la descarbonización y la circularidad, se presenta como un aspecto nuclear para lograr estos objetivos, al reducir la dependencia de recursos externos, fomentar la innovación en procesos y productos, y mejorar la resiliencia de las cadenas de suministro.

La Comisión Europea aprobó el pasado 16 de abril de 2025 el Plan de Trabajo 2025-2030 para la aplicación del Reglamento sobre Diseño Ecológico de Productos Sostenibles (ESPR) y el Reglamento de Etiquetado Energético industrial, consolidando así uno de los pilares normativos de la pretendida transformación industrial europea. Este plan establece los grupos de productos prioritarios —como textiles, mobiliario, acero, aluminio, neumáticos o colchones— sobre los que se desplegarán, en los próximos cinco años, nuevos requisitos obligatorios de sostenibilidad. El objetivo viene a responder a la necesidad de transformar los productos europeos en bienes más duraderos, reparables, reciclables, eficientes energéticamente y con menor huella de carbono, alineando así las cadenas de valor industriales con los objetivos del Clean Industrial Deal y la Brújula de la Competitividad.

 

La circularidad como estrategia climática

La ambición del ESPR es clara: los productos incluidos en este primer Plan de Trabajo 2025-2030 representan aproximadamente 500.000 millones de euros anuales de actividad económica solo en los nuevos productos cubiertos por el reglamento, y junto a los productos energéticos suman más de un billón de euros en ventas anuales en el mercado europeo. Estos sectores son responsables de aproximadamente el 31% del impacto climático total y el 34% del uso de recursos fósiles vinculados al consumo total europeo, como cuantifica el propio documento.

Por sectores concretos, el Plan de Trabajo 2025-2030 establece prioridades estratégicas que combinan volumen económico, potencial de descarbonización y ganancia de autonomía industrial:

• Acero y hierro: un sector que representa 152.000 millones de euros en volumen de mercado (2023) y concentra uno de los mayores potenciales de reducción de emisiones industriales, tanto en consumo energético como en impactos sobre agua, aire y suelos. Además de su peso climático (alrededor del 7% de las emisiones globales de CO₂), su transformación resulta clave para reforzar la autonomía estratégica europea en materiales críticos. Las medidas previstas en el ESPR actúan en estrecha sinergia con los principales instrumentos regulatorios europeos: el Sistema de Comercio de Emisiones (ETS), el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) y el Green Steel Label lanzado bajo el Clean Industrial Deal.

• Aluminio: con un mercado estimado en 40.000 millones de euros (2019), el aluminio ofrece uno de los mayores potenciales de circularidad industrial. La incorporación de material reciclado permite reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta 11 veces en comparación con la producción primaria. Su elevada reciclabilidad lo convierte, además, en un vector clave para incrementar la resiliencia de suministro europeo en materias primas esenciales.

• Textiles y calzado: con un volumen conjunto de 142.000 millones de euros (2019), este sector es responsable de fuertes impactos en consumo de agua, generación de residuos, emisiones climáticas y demanda energética. El enfoque del ESPR se centra especialmente en extender la vida útil de los productos y optimizar la eficiencia material, dos factores con un alto potencial de reducción de la huella ambiental del sector.

• Mobiliario y colchones: este sector representa un mercado de 140.000 millones de euros (2021) y ofrece amplias posibilidades de reducción de residuos y emisiones, así como de alivio de las presiones sobre los suelos, la biodiversidad y los ecosistemas. Las medidas de diseño ecológico buscan maximizar la reutilización de materiales, la durabilidad y la facilidad de desmontaje para facilitar su circularidad.

• Neumáticos: con un volumen económico de 45.000 millones de euros (2021), el plan prioriza la mejora de su reciclabilidad, el incremento del contenido reciclado y la gestión sostenible de los residuos de neumáticos al final de su vida útil. Su aprovechamiento forma parte ya de buena parte de soluciones integradas en el mobiliario urbano de nuestras ciudades, entre otros muchos destinos.

• Productos energéticos y electrónicos: el plan extiende también el alcance del diseño ecológico a un conjunto de sectores que suman 600.000 millones de euros adicionales en el mercado europeo, incluyendo electrodomésticos, electrónica de consumo, sistemas de ventilación, bombas, motores, iluminación y refrigeración. En este ámbito, los logros acumulados del anterior marco de Ecodesign son notables: una reducción del 12% del consumo final de energía y 145 millones de toneladas de CO₂ evitadas solo en 2023 (Ecodesign Impact Accounting 2024).

 

La circularidad como impulso a la innovación

La pérdida progresiva de posiciones de Europa en el mapa global de la innovación tecnológica amenaza directamente el corazón mismo de su modelo económico, basado en la alta exportación y el valor añadido industrial. Actualmente, la Unión Europea ha descendido hasta la quinta posición mundial en solicitudes anuales de patentes, según datos recientes de la Oficina Europea de Patentes (OEP). Más aún: en los últimos 50 años no ha emergido en Europa ninguna empresa creada desde cero que haya superado los 100.000 millones de euros de capitalización bursátil. Mientras tanto, en Estados Unidos han surgido en ese mismo periodo las seis mayores compañías tecnológicas del mundo, todas ellas superando ya el billón de euros de valoración de mercado.

La descarbonización vinculada a la circularidad no solo supone un camino hacia la sostenibilidad ambiental. Supone también abrir un nuevo ciclo de innovación industrial. Un reciente estudio de la OEP revela el liderazgo europeo en tecnologías de reciclaje de plásticos, con el 44 % de la actividad de patentes a nivel mundial en esta materia durante las últimas tres décadas. Entre 2010 y 2023, 82 startups y 63 universidades europeas presentaron solicitudes de patentes europeas principalmente en métodos avanzados de reciclaje, con un notable aumento después de 2015.

 

Europa concentra el 44 % de la actividad de patentes a nivel mundial en tecnologías de reciclaje de plásticos, según datos de la Oficina Europea de Patentes.

 

La experiencia europea en las tecnologías de energía limpia demuestra que cuando la regulación establece estándares punteros y anticipa el rumbo tecnológico, se convierte en un poderoso catalizador de innovación industrial. Las políticas climáticas europeas, al fijar objetivos ambiciosos de reducción de emisiones y penetración renovable, han desencadenado un ciclo virtuoso de inversión en innovación, desarrollo tecnológico y generación de propiedad industrial. Así lo evidencia el crecimiento de las solicitudes de patentes vinculadas a tecnologías de energía limpia presentadas en la OEP, que han aumentado un 64,8% en la última década, convirtiéndose en el campo tecnológico de mayor crecimiento entre los 35 ámbitos analizados por la OEP desde 2015.

 

Una oportunidad para reconciliarnos con los límites del planeta

Los datos y bases argumentativas expuestos a lo largo del artículo son contundentes para cuantificar la magnitud económica y climática del Plan de Trabajo 2025-2030 sobre Diseño Ecológico. Sin embargo, por encima de las cifras, prevalece la necesidad esencial de restablecer la armonía entre nuestra actividad económica y el orden natural. La circularidad, en su esencia más profunda, representa un acto de humildad y de responsabilidad: reconocer que el verdadero progreso no puede edificarse sobre la explotación ilimitada de recursos ni sobre la generación constante de residuos.

Integrar la circularidad en el núcleo productivo europeo es, en última instancia, un paso hacia la reconciliación con la naturaleza, hacia la restauración del equilibrio perdido y hacia la construcción de una economía que respete los límites del planeta. Es la expresión de una Europa que aspira no solo a crecer, sino a perdurar en armonía con su entorno. Así nos lo recordaba el Papa Francisco con manifiesta belleza en su encíclica “Laudato Si”: ”Si nos acercamos a la naturaleza y al ambiente sin esta apertura al estupor y a la maravilla, si ya no hablamos el lenguaje de la fraternidad y de la belleza en nuestra relación con el mundo, nuestras actitudes serán las del dominador, del consumidor o del mero explotador de recursos (...). En cambio, si nos sentimos íntimamente unidos a todo lo que existe, la sobriedad y el cuidado brotarán de modo espontáneo.”