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El modelo de economía circular es ya una realidad en la industria y las empresas van poco a poco adaptando sus productos a este nuevo concepto de fabricación. La innovación está siendo necesaria y clave para poder conseguir esta adaptación, desde que se configura el producto hasta que se gestiona su reciclado.
La gestión de los residuos empieza en el Ecodiseño, parece obvio, pero a nivel industrial algunas veces se olvida. Es fundamental diseñar bien un producto, de entrada, para optimizar lo máximo posible la cantidad de materiales y recursos empleados en su fabricación, pero después para poder tener un sistema de gestión y de reciclado adecuados. Seleccionar un material u otro puede ser clave a la hora de que luego haya o no un sistema de reciclado eficaz. Pero también tenemos que pensar en los consumidores y en qué están dispuestos hacer. Los consumidores somos un eslabón crítico del proceso, si por ejemplo diseñamos un envase multilateral que implica un proceso de separación manual por los consumidores, si este no se lleva a cabo no se conseguirá el fin perseguido, por eso todas estas variables deben ser contempladas a la hora de hacer un nuevo desarrollo.
A nivel de ecodiseño, se están adaptando los diseños y los formatos reduciendo la cantidad de material y eliminando el sobreenvasado. Se está trabajando en materiales monocapa a través del desarrollo de recubrimientos reciclables y/o compostables, incorporando material reciclado, en la aditivación y marcado de los materiales para conseguir luego una mejor separación y también en el uso de materiales alternativos como los bioplásticos en aquellos casos en los que este justificado medioambientalmente.
No obstante, y aunque es cierto que la innovación ha irrumpido con fuerza en las industrias, tiene que ser una innovación con propósito y sobre todo con sentido. De repente, se han empezado a desarrollar alternativas más sostenibles, confundiendo la percepción de los consumidores con la sostenibilidad, lo que ha originado un incremento de soluciones que apuntan a un claro greenwashing.
El estudio Sustainable Packaging Trends survey report, que recogía la estrategia de las empresas usuarias de envases y embalajes (Jabil, 2019). Este informe es el resultado de una serie de entrevistas con más de 200 managers en packaging o sostenibilidad en empresas con facturación superior a 50 millones de dólares de alimentación, cosmética e industrial. El objetivo del estudio es conocer la aproximación de las empresas respecto a la nueva estrategia de economía circular y las regulaciones existentes en esta materia. Como resultado del estudio se puede ver cómo el punto más importante en la industria es gestionar la percepción que tiene los consumidores de sus marcas. En este sentido, la medida que ven las empresas con mayor impacto ambiental es utilizar cualquier cosa que no sea plástico, ya que los consumidores lo perciben como negativo. En ese mismo informe se indicaba que solo el 25% de las industrias tomaba decisiones basándose en estudios objetivos de huella de carbono. Con todo, podemos ver que tenemos en algunas ocasiones una innovación dirigida a un propósito que no es el adecuado y, por tanto, desde el punto de vista medioambiental, puede carecer de sentido. Y es precisamente lo que ha ocurrido en algunos casos, la irrupción en el mercado de envases que bajo una apariencia de sostenibilidad en la práctica no los son, bien porque no hay sistemas de gestión adecuado o bien porque son envases multimateriales que no solo no se pueden reciclar, sino que además contaminan el resto de los productos que sí son reciclables.
El uso del plástico o de cualquier otro material debe hacerse optimizando al máximo los recursos para tener el mínimo impacto sobre el medio ambiente. Para ello es muy importante cuantificar el impacto ambiental y trabajar con herramientas objetivas como el Análisis de Ciclo de Vida o la Huella de Carbono, herramientas que nos dan una medida del impacto ambiental de un determinado producto. De esta manera seleccionaremos siempre la opción con menor impacto. En este sentido, un aspecto fundamental debe ser la certificación de productos, es decir entidades externas que basadas en parámetros objetivos validen que el producto puesto en el mercado es la opción con menor impacto ambiental.
Otro aspecto muy importante, donde la innovación tiene mucho que decir y en el que cada vez hay más proyectos es la reutilización y la reparación, líneas en la que los materiales plásticos pueden también adaptarse y que tienen un amplio recorrido. Por ejemplo, se están desarrollando plásticos autorreparables y se están implementando sensores para identificar posible roturas o fugas. A nivel de reutilización se están desarrollando bolsas, vajilla o menaje reutilizables, en este sentidos AIMPLAS ha desarrollado una marca “Designed to be reusable” para certificar la reutilización de los productos.
A continuación, nos queda la propia gestión de los procesos y la valorización. En este sentido la legislación está promoviendo sistemas de responsabilidad ampliada del productor (RAP) para la gestión de diferentes productos adicionales a los que ya existen, incluyendo envases industriales, textiles, redes y aparejos de pesca entre otros.
Los sistemas de separación también se están mejorando con técnicas como la separación por aire (ZigZag), densidad, colorimétrica, por infrarrojo (NIR), electroestática, triboeléctrica o con técnicas hiperespectrales, entre otras. Estos sistemas permiten mejorar la pureza de los materiales que pasan luego a un proceso de reciclado y por tanto están muy relacionados con la calidad del producto obtenido, por lo que es otra de las líneas que se debe seguir desarrollando dentro de la innovación en residuos.
Por último, tenemos los procesos de reciclado. El reciclado mecánico, que dispone de mayor desarrollo, cada vez permite obtener materiales de más calidad incluyendo la aptitud para uso alimentario, aunque de momento es el PET el material que dispone de más tecnologías, se están desarrollando proyectos en PE y otros materiales. La incorporación de técnicas de descontaminación, como por ejemplo con el uso de CO2 supercrítico, ha ayudado a la mejora de la calidad en films contaminados con problemas de olores o con tintas. A nivel de reciclado químico los avances son también muy significativos a través de técnicas como la pirolisis, la solvólisis o incluso en reciclado biológico o enzimático, la previsión es que en 2025 haya cantidades significativas de material reciclado químicamente en los productos.