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La Demarcación Hidrográfica del Miño-Sil (DHMS) se identifica por ser una de las más pluviosas de España, con una precipitación media anual de 1.163l/m2 y una aportación promedio de 11.864hm3/año, atendiendo unas demandas consuntivas anuales que superan los 443,52 hm3.
Si tenemos en cuenta, además, que comprende una extensión de 17.582 km2, con más de 12.000 núcleos de población y alrededor de 795.400 habitantes, se constata una baja densidad poblacional y una dispersión única en Europa, lo que supone un reto importante desde el punto de vista de la gestión del agua.
Es importante añadir, según los datos recogidos en la última revisión del Plan Hidrológico que, por la parte española de la demarcación Miño-Sil, discurren 22.060 km de cauces, delimitándose 287 masas de agua superficiales y 24 masas de agua subterráneas, un 76 % de ellas en buen estado -214 superficiales y 22 subterráneas-.
Distribución de los núcleos de población en el territorio de la demarcación
Efecto del cambio climático
En los últimos 40 años se viene observando un incremento de la temperatura media en la demarcación, con una tendencia ascendente (0,4ºC/década), destacando este último año hidrológico 2022/23 como el más cálido de la serie 1980-2023.
En cuanto a la precipitación media anual de la serie 1980/81 a 2022/2023, se confirma que tiende ligeramente a la baja (-15 mm/década) y se detecta un cambio más significativo en su distribución anual (-14 mm/década), con una mayor concentración pluviométrica en el final del otoño y principios del invierno y una disminución de las lluvias en primavera y en verano.
Esto implica períodos de sequía prolongada más largos, frecuentes e intensos, así como episodios de inundaciones en época invernal más numerosos y extremos.
Como puede apreciarse en la gráfica anterior, seis períodos de sequía prolongada acaecieron en la demarcación en lo que llevamos de siglo XXI, durante los años 2002, 2005, 2007, 2012, 2017 y 2022. Sin embargo, entre 1980 y 2000, únicamente ocurrieron en 1989,1990 y 1992, aunque con una menor intensidad y duración.
Es importante destacar que, así como el año hidrológico 2021/2022 resulto ser muy seco -el 2º de la serie histórica tras 2016/17-, el inicio de los años hidrológicos 2022/23 y 2023/24 -octubre/noviembre- han resultado ser de los más húmedos desde 1980, y más concretamente el comienzo del año hidrológico 2023/24 con 552,07 l/m2 es el más lluvioso de la serie, registrándose en estos dos meses el 47,48 % de la precipitación media anual. Durante el primer trimestre del año hidrológico 2022/2023 se observaron los caudales más elevados de este siglo en algunas zonas de la demarcación.
De acuerdo con los estudios realizados en colaboración con el centro de estudios hidrográficos del CEDEX para la elaboración del plan hidrológico 2022-2027, se prevé que la media de los recursos hídricos naturales anuales en el período 2010-2070 disminuya un 8,5 % con respecto a la del período de control 1961-2000, así como se pronostica una mayor frecuencia e intensidad de los fenómenos extremos.
Evolución del índice de sequía prolongada de la demarcación, serie 1980/81 a 2022/23
Planificación hidrológica y fenómenos extremos
Ante este escenario de cambio climático con mayor recurrencia de los fenómenos extremos, aunque éstos no puedan ser evitados, la planificación hidrológica, (en base a la Directiva Marco del Agua) se muestra como la mejor herramienta para prevención, protección, preparación, adaptación y mitigación de los impactos que ocasionan. Los objetivos de la planificación hidrológica se centran en la consecución del buen estado de las masas de agua evitando su deterioro, realizando un uso sostenible y eficiente del agua que contribuya al logro de la seguridad hídrica para las personas, para la protección de la biodiversidad y para las actividades socioeconómicas, de manera que podamos hacer más con menos recursos y menor impacto, siendo cada vez más eficientes, ayudando a paliar los efectos de inundaciones y sequías, y a efectos de su adaptación al cambio climático, incrementar la resiliencia disminuyendo la vulnerabilidad y la exposición al mismo.
Durante el último episodio de sequía ocurrido durante el año 2022, el plan especial de sequía se mostró como una herramienta eficaz para afrontar y atenuar los problemas ocasionados, a través de la prevención, concienciación, ahorro y la gestión del recurso.
Igualmente, es muy importante que las Entidades Locales, como administraciones competentes en materia de abastecimiento, tomen conciencia de la importancia de realizar un uso eficiente del recurso de manera que se reduzcan las pérdidas en las infraestructuras.
De la misma manera, resulta vital que otros usos, como los agropecuarios o industriales empleen el recurso con la máxima eficiencia para poder mejorar su actividad empleando menos agua, es decir, ser capaces de hacer más con menos, disminuyendo el impacto.
La planificación hidrológica se muestra como la mejor herramienta para prevención, protección, preparación, adaptación y mitigación de los impactos que ocasiona el cambio climático.
En relación con la gestión de las inundaciones, la digitalización a través de los Sistemas Automáticos de Información Hidrológica (SAIHs) y sus Sistemas de Ayuda a la Decisión (SADS) asociados, constituyen una herramienta imprescindible e indispensable para la prevención y preparación frente a las inundaciones.
Esencial resulta también cuantificar el impacto socioeconómico que los fenómenos extremos ocasionan.
Resulta vital que los usos consuntivos empleen el recurso con la máxima eficiencia para poder mejorar su actividad empleando menos agua.
Para todo ello, el plan hidrológico de cuenca de la DHMS está alineado tanto con la reciente Ley de cambio climático y transición energética; como con las orientaciones estratégicas de agua y cambio climático aprobadas en el Consejo de Ministros, el plan de recuperación, transformación y resiliencia, el Fondo de Restauración Ecológica y Resiliencia así como con el Plan DSEAR y el plan de acción de aguas subterráneas, que señalan como objetivo mejorar la eficiencia en el uso de los recursos hídricos como una manera fundamental de disminuir la vulnerabilidad y exposición ante el cambio climático, aumentar la seguridad hídrica e incrementar la resiliencia.
También en el nuevo plan hidrológico se diseñó un programa de medidas que recoge 321 actuaciones con un presupuesto global de 443,21 millones de euros para el horizonte 2027, incluyendo estudios específicos de adaptación a los riesgos del cambio climático en la demarcación.
Mejorar la eficiencia en el uso de los recursos hídricos como una manera fundamental de disminuir la vulnerabilidad y exposición ante el cambio climático, aumentar la seguridad hídrica e incrementar la resiliencia.
Igualmente, el PERTE de digitalización del ciclo del agua, aprobado en el Consejo de Ministros, prevé la movilización de 3.000 millones de euros, de los que 225 millones, estarán destinados a la modernización e impulso de la digitalización en los organismos de cuenca.
Además, y a través de la cooperación transfronteriza, indispensable en la DHMS, este organismo lidera dos Proyectos Interreg_- POCTEP RISC_ML y RISC_PLUS- de mejora del conocimiento y resilencia ante fenómenos extremos en el contexto actual de cambio climático.
Estamos, por tanto, ante una oportunidad que no podemos desaprovechar y entre todos conseguiremos el objetivo de la modernización del ciclo de agua a través de tres herramientas: la digitalización -como instrumento principal-, la innovación y la formación, lo que contribuirá, sin duda, a paliar los efectos del cambio climático.