El modelo de economía lineal tiene los días contados. La dinámica “extraer, producir, consumir y desechar” es uno de los grandes problemas a los que nos enfrentamos a nivel global y nos está llevando a la escasez de recursos, la contaminación ambiental o la aceleración del calentamiento global.
Un nuevo modelo circular, que no se base en usar y tirar los productos, donde se les pueda dar múltiples vidas y que implique a toda la comunidad puede frenar el desastre global que ya estamos viviendo
Desde El Pacto Mundial se centran en las empresas y cómo pueden comenzar a dar pasos en este cambio de paradigma. Por supuesto, debe tratarse de un cambio sistémico que afecte a toda la cadena de valor para así conseguir unos resultados visibles. Para ello, las compañías deben tener un enfoque más disruptivo y colaborativo, en el que se comprenda que todos vamos en la misma dirección.
La Ley de Residuos y Suelos Contaminados aprobada el pasado mes de abril ofrece un primer marco normativo y abre el camino hacia una economía circular a través de normas que buscan regenerar, rediseñar, remanufacturar/reutilizar/reparar, usar/compartir, reciclar y valorizar.
La cuestión es cómo pasar del modelo tradicional lineal a uno nuevo circular. En el “White paper nº 4. Modelos de negocio basados en la economía circular: cómo pueden las empresas pasar de la linealidad a la circularidad” animan a las empresas a transformarse y convertirse en empresas circulares. Para ello proponen cinco pasos para iniciar la transición:
1. Comprometerse con la economía circular e integrarla transversalmente en toda la cadena de valor. Se trata de establecer un compromiso que abarquen desde la estrategia empresarial a acciones más concretas. Para ello es necesario contar con una política específica que recoja el compromiso firme de la alta dirección, aprovechando las capacidades de todas las personas que forman parte de la cadena de valor e implicar a los empleados en todo el proceso.
2. Otro aspecto fundamental es el de recopilar los datos para conocer la situación de circularidad de la empresa y establecer indicadores para medir el progreso.
3. Establecer objetivos específicos: pasar del compromiso al hecho. Las empresas deberán fijar unos compromisos cuantificables y con límites en el tiempo y deben comprometerse a movilizar en un período de tiempo recursos humanos y económicos para cumplir medidas concretas. Estos objetivos deben ser realistas, pero también ambiciosos que puedan desencadenar impactos reales. La circularidad empresarial además puede ser un factor de competitividad que favorezca la rivalidad entre empresas por mejorar en el ámbito de economía circular.
4. Contribuir al cambio creando bucles de ambición: es necesario que el marco normativo apoye el modelo circular y las empresas tienen mucho que decir en este sentido. Con su participación en el debate público para mostrar la necesidad del cambio al modelo circular pueden propiciar la generación de nuevas normativas enfocadas en una mayor sostenibilidad. Además de generar nuevas alianzas con otras empresas del mismo sector, patronales o asociaciones empresariales. También pueden aumentar la demanda de productos o servicios procedentes del modelo circular a través de la sensibilización de sus clientes.
5. Colaborar con los grupos de interés a lo largo de la cadena de valor: porque el modelo circular engloba todas las etapas de vida de un producto. Si se adopta esta mirada circular a lo largo de toda la cadena de valor se podrán detectar puntos de mejora.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el enfoque de la cadena de valor consta de tres pasos:
Cada empresa se adapta al modelo circular y viceversa, pero, en todos los casos, se mantienes dos objetivos: por un lado, que los ingresos no dependan de materiales vírgenes y, por otro, crear un sistema de recuperación que nos ayude a generar la menor cantidad de residuos posible.
Las consecuencias medioambientales que están comenzado a hacerse visibles son el mayor argumento para enfocarnos hacia este nuevo modelo. Pero puede que las empresas aún necesiten conocer más razones de peso, así que enumeramos diez argumentos empresariales para incorporar la circularidad a sus compañías:
Si aún no sabes por dónde empezar para que tu empresa comience a unirse al modelo circular, aquí tienes varias ideas a tener en cuenta. Una máxima dentro del modelo circular es lograr la máxima eficiencia en el uso de las materias primas y priorizar los recursos regenerativos, tratando de minimizar la extracción de recursos vírgenes.
Lo que nos lleva al ya conocido ecodiseño, que consiste en enfocar la creación de productos a través de criterios de sostenibilidad medioambiental o la ecoinnovación de productos y procesos más sostenibles. El enfoque no solo cambia a nivel de producto, también debemos repensar el modelo de negocio.
Un ejemplo sería la servitización, en la que pasamos de vender un artículo a ofrecer un servicio, o la logística inversa en la que las empresas gestionan el traslado de productos utilizados para su reciclaje. Otras iniciativas son apostar por energías renovables que ayuden a alcanzar las emisiones cero y el uso de nuevas tecnologías. Otro punto fundamental es la colaboración entre sectores para mejorar la circularidad, pero, sin duda, lo más necesario es un cambio de mentalidad en toda la sociedad que nos dirija hacia un consumo sostenible. Y aquí las empresas tienen un valor impulsor del cambio y pueden marcar un rumbo más acelerado a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y las metas de la Agenda 2030.
El modelo circular está comenzando a ser una realidad y las empresas deben estar a la cabeza de este cambio. Empresas comprometidas, responsables y sensibilizadas con el medioambiente que comprenden los riesgos a los que nos podemos enfrentar en los próximos años si no se realiza un giro de 180º.
RECIBE NOTICIAS COMO ESTA EN TU CORREO