"Para el sector del agua la digitalización supone una pequeña revolución, una revolución bien entendida"

Entrevistamos a Enrique Cabrera, Vicepresidente de la International Water Association (IWA) y Catedrático de la Universitat Politècnica de València
"Para el sector del agua la digitalización supone una pequeña revolución, una revolución bien entendida"
"Para el sector del agua la digitalización supone una pequeña revolución, una revolución bien entendida"

Big data, IoT, IA… ¿qué significado tiene todo eso para el sector del agua?

Para el sector del agua esto puede suponer una pequeña revolución, una revolución bien entendida. 

En realidad lo que supone la digitalización es simplificar la gestión y mejorar la toma de decisiones. Dado que el sector del agua es un sector en el que es muy difícil tener buena información, la posibilidad de tratar más datos y tener más información para comprender como se está consumiendo el agua en una población, es muy importante. 

Esa capacidad de obtener y generar más datos, y poder hacer cosas útiles con ellos, permite contar con la información necesaria para tomar decisiones importantes en, por ejemplo, la gestión de las infraestructuras.

¿En qué punto nos encontramos?

Ahora mismo estamos en un momento apasionante, no pasa una semana o un mes en la que no haya novedades. Se están desarrollando muchas soluciones, surgen constantemente startups y empresas con innovaciones, y tenemos a los principales actores del sector apostando por ello, estamos en un momento de ebullición constante y de cambio.

¿A qué sectores mira el del agua como referencia?

Evidentemente hay sectores que son más fáciles de digitalizar y están más avanzados. Para el sector del agua, el espejo siempre van ser las utilities en general, las telecomunicaciones y por supuesto el sector energético, donde alguno de los desafíos a los que nos enfrentamos nosotros no son tales. 

Pero por otra parte, lo que el sector necesita es innovar sin mirar a otros. Debemos ser capaces de no tener que mirar a otro lado, sino pensar y desarrollar las soluciones específicas que a nosotros nos hagan falta.

¿Qué puede aportarle la digitalización del agua a países en vías de desarrollo y/o a países con alto estrés hídrico?

Vamos a poder controlar mucho más hasta la última gota y seremos más eficientes a la hora de utilizar el agua en todos los escenarios. Si queremos invertir para ello, claro. 

Ya somos capaces de conocer el estado de los equipos en tiempo real y podemos cruzar los datos, cosa que nos permite entender mucho mejor qué está pasando con el balance hídrico. Saber en profundidad cómo se usa el agua nos va a permitir optimizar y satisfacer las necesidades de los usuarios con menores volúmenes. 

Por eso, en un país como el nuestro, en el que necesitamos optimizar cada vez más y con escenarios de cambio climático bastante pesimistas, el tener herramientas y esperanza son buenas noticias. 

En cuanto a los países en vías de desarrollo, puede parecer que todas estas soluciones de alta tecnología no se aplican, ya que en muchos lugares lo importante es que el agua llegue a todo el mundo y cumplir con el derecho humano de acceso universal, pero por otra parte, lo que sí estamos viendo es que algunas de estas herramientas nos permiten generar tanta información a partir de tan poco que nos puede ayudar a optimizar el uso de los recursos a la hora de conseguir esos objetivos primarios. 

¿Cuánta es la implicación de las empresas en ello?

La digitalización está aportando la capacidad de entender mejor cómo se está prestando el servicio. 

Estas herramientas son el camino a la democratización de las ciudades tecnológicas, creo que están permitiendo que gestores sin el know-how de muchas décadas o sin un equipo técnico tan completo como otras organizaciones, puedan gestionar mejor de lo que lo hacían antes. 

Con una inversión modesta se pueden tener herramientas muy competentes, que aunque siempre van a requerir de una capacitación y una formación específicas, y por supuesto de entender los problemas del agua, nos van a permitir gestionar mejor y de manera más fácil los recursos. 

¿Algún caso de éxito donde fijarse? ¿Y hablando de países europeos?

Como IWA no podemos destacar ningún servicio, y además todavía es pronto. Los resultados van a poder apreciarse a medio plazo. 
A nivel país, España está muy cerca de la cabeza de lista. Hay mucha actividad empresarial y muchas startups centradas tanto en el desarrollo de soluciones como en el desarrollo de servicios y se está dedicando mucha inversión, así que esa medalla nos la podemos colgar.  

¿En que ámbito, dentro de la gestión del agua, tienen más potencial las tecnologías digitales?

Esto es como todo, si se habla de una pequeña revolución es porque puede afectar a todos los ámbitos de la gestión. Realmente una de las cosas interesantes del momento en el que estamos es pensar cómo. Un buen ejemplo es la gestión de eventos, la detección en tiempo real en las redes y en las plantas y sobre todo, poder actuar en un tiempo mucho más corto. Meses se han convertido en minutos. 

Renovar la red con un presupuesto limitado es otro de los grandes problemas que tenemos; las infraestructuras están envejeciendo mucho y no se invierte suficiente. Ante esa falta de inversión es importante reducir gastos y las herramientas digitales suponen una gran diferencia. Es posible ser más preciso y eficiente gracias al análisis de muchísimos datos y podemos predecir qué partes de la red van a tener problemas en un futuro cercano, de manera que podamos evitar esos problemas antes de que aparezcan.

Y por supuesto, la interacción con los usuarios. Tanto desde el punto de vista de avisos a usuarios sobre roturas o fugas hasta la mayor interacción que van a poder tener con su servicio de agua. Todas estas herramientas digitales pueden ayudar a que los usuarios sientan que detrás del simple hecho de abrir el grifo y tener agua, hay una intensa gestión detrás.

¿Qué supone el cambio de modelo de gestión?

La gran cuestión es cómo los gestores van a plantear el negocio con todas estas herramientas y opciones. Es algo que también afecta a los propios municipios. Los titulares de los servicios y los políticos tendrán que querer cambiar y adaptar el servicio de agua al siglo XXI.

El gran cambio está en como los gestores afrontarán la manera de trabajar en una industria que tiene mucha inercia y en la que los cambios son muy lentos. Es ahí dónde vamos a ver cómo reaccionamos. Puede que a medio plazo pueda haber mucha diferencia entre unos servicios y otros debido a que habrá gestores que adopten este nuevo paradigma más rápido que otros.

¿Cómo hay que animar a los gestores a abrazar ese cambio?

Hay que tener la mentalidad abierta e informarse bien. Es una responsabilidad compartida con las personas que estamos en la parte de la formación y difusión. Las asociaciones profesionales como IWA tenemos un papel fundamental que cumplir. 

Es el momento de estar atentos, escuchar lo que está pasando y con cautela y sensatez analizar si estas nuevas herramientas y capacidades tienen sentido para cada uno de los servicios.

¿Puede ser una herramienta más en el proceso de adaptación al cambio climático?

Es una herramienta fundamental para poder reaccionar a escenarios de cambio climático, aumentar eficiencias y ahorro de agua, tenemos que poder valorar los distintos escenarios de manera adecuada y estas herramientas nos ofrecen mejores respuestas a esas preguntas. 

En cualquier caso, será más importante la parte humana que la parte de la herramienta. La digitalización nos puede permitir multitud de opciones, pero todo debe ser coordinado por personas que planteen esas hipótesis correctamente y conozcan el sector. Esa es la clave en la digitalización. Si no usamos la herramienta correctamente, por mucha capacidad que tenga, dará igual.  

Todo tiene una cara B, ¿es la seguridad un problema ante la digitalización del sector?

Más que un problema, es una preocupación. Pero como lo es desde hace varias décadas, el sector hace tiempo que es mucho más consciente de la atención que debe prestar a la seguridad. La revolución de la que hablamos no va tanto en ese sentido porque la exposición no varía mucho.

Cada vez veremos más sistemas autónomos, y en el futuro habrá muchas más decisiones sobre la red que se realicen de manera automática. Precaución toda la del mundo, ¿problemas? Los comunes de todas las industrias. 

En IWA estamos trabajando en esto hace mucho tiempo y tenemos grupos de trabajo. A la industria hace muchos años que le preocupan estos asuntos y se trabaja mucho sobre ello.

¿Cuáles son los principales factores limitantes o retos a los que se enfrenta la industria?

El gran desafío va a ser cómo transicionar las herramientas digitales de los grandes sistemas a los más pequeños. Los buques insignia del sector van a estar digitalizados completamente y van a hacer cosas interesantísimas en la próxima década pero no los núcleos urbanos más pequeños o entornos rurales. ¿Cómo conseguimos que no se aumente esa brecha existente entre poblaciones pequeñas y las grandes? Ese es el reto.

En ese sentido el papel de IWA es muy importante para que todo el mundo pueda subirse a este carro de la digitalización y no nos dejemos a nadie atrás gracias a eventos como el Digital Water Summit*.

¿Cómo ve el sector en 5/10 años?

Podemos esperar la aplicación de las soluciones que ya existen. Los early adopters son los que lo van a lograr antes. Esperamos que la tecnología actual permita mejorar los rendimientos de la red, realizar inversiones más adecuadas y poner más información en manos de todos los actores relacionados con el servicio. 

Lo más apasionante es lo que no podemos prever. El potencial de hacer cosas es brutal, hay mucha información y estoy convencido de que los profesionales serán capaces de usar esas herramientas de maneras muy creativas.

A finales de abril* se celebrará en Bilbao la primera cumbre internacional sobre Agua Digital. ¿Por qué España?

España tiene dos características muy importantes, estar en Europa, que es un continente donde hay muchísima actividad, y en el que España es especialmente activa. Por otra parte, España es un miembro nacional de IWA con mucha actividad en la Asociación.

También han influido los dos organizadores locales. Uno es AEAS, que tiene muchos miembros interesados y el otro, el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia, quienes como entidad están haciendo cosas muy interesantes este ámbito. 

Para IWA es muy importante esta cumbre, porque vimos que no había un espacio accesible a todo el mundo. Sí hay otros eventos pero suelen ser lugares en los que se reúnen los early adopters, y nosotros no queríamos eso, en el IWA Digital Water Summit* tiene cabida grande y pequeño. Vamos a crear un lugar de encuentro al que asistirán entre 300 y 400 personas de todas partes del mundo. 

¿Por qué es tan importante poner de acuerdo a los actores del mundo del agua?

Vivimos un momento lleno de cambios y novedades y estar al día es tan primordial como difícil. Tener la oportunidad de ir a un lugar en el que se reúne todo aquel con novedades y proyectos interesantes es fantástico. El momento perfecto para aprender, enseñar y compartir.

Se presentarán casos de éxito ya probados por parte de los prestadores de servicio. De esta manera los asistentes activos en Agua Digital podrán conocer a otros proveedores, mientras que los que no tengan experiencia en este ámbito podrán experimentar lo más parecido a un curso acelerado.

Este tipo de eventos puede ser tremendamente enriquecedor, ya que las ideas afloran y los participantes pueden encontrar soluciones que no anticipaban gracias al intercambio de información. Por eso le hemos dedicado mucho tiempo a que la gente pueda hablar y relacionarse.

* Posterior a la publicación de la entrevista se pospuso el evento IWA Digital Water Summit por la crisis sanitaria originada por la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2


Esta entrevista se publicó en el número 220 Enero/Febrero 2020

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