"Ahora es el momento de hacer el trabajo y no cuando tengamos la escasez de agua encima de la mesa"
- 1407 lecturas
La circularidad del agua en la industria se puede y debe implementar de distintas maneras: con la regeneración y reutilización de la propia agua, sí, pero también con la recuperación de materiales de valor añadido y con la valorización energética. Son formas de paliar la tardanza en el retorno del beneficio, después de la inversión necesaria para adaptar los procesos industriales. Para todo ello ya hay tecnología sobre la mesa, pero también algunas trabas, explica Xavier Martínez, director de la Unidad Tecnológica del Agua del centro tecnológico Eurecat.
Allí se trabaja en gestión del agua con foco en la innovación tecnológica para mejorar el ciclo y aumentar la disponibilidad de recursos hídricos. En sus desarrollos de nuevas tecnologías y líneas de investigación, Eurecat aplica conceptos de sostenibilidad y economía circular: reutilización de aguas residuales, desalinización, monitorización y gestión de la calidad del agua, y aplicaciones tecnológicas, como inteligencia artificial en la gestión del agua. Hablamos con Martínez de la situación en España a presente y futuro, de casos en distintos sectores y del estado del arte de la tecnología necesaria para alcanzar la circularidad del agua.
¿En qué punto crees que está la economía circular del agua en la industria en España?
Creo que va por zonas. Hay regiones muy avanzadas en reutilización, como la zona de Murcia, donde tenemos un porcentaje de reutilización de agua (en este caso urbana y agrícola) de los mejores de Europa. Luego están zonas como Cataluña, donde la sequía de los últimos años ha catalizado algunas iniciativas muy interesantes. Por ejemplo la reutilización industrial del Polígono Politécnico de Tarragona.
Pero aún queda camino por recorrer, y sobre todo nos falta que la industria se crea la necesidad de reutilizar el agua para afrontar no ya ahorro de costes o por un tema de concienciación ambiental, sino porque en determinadas regiones seguramente en el futuro vamos a enfrentarnos a situaciones de sequía muy importantes. Ahí ya no será si el agua está cara o barata, no va a haber agua y no vas a poder producir.
Falta que la industria se crea la necesidad de reutilizar el agua, porque en determinadas regiones vamos a enfrentarnos a situaciones de sequía muy importantes
¿Cómo ves el marco legislativo ahora mismo en España y Europa?
Con el nuevo real decreto del año pasado creo que hemos mejorado bastante y han aparecido cosas que hace tiempo se reclamaban, tanto desde el sector industrial como desde el punto de vista tecnológico y de investigación. Por ejemplo, el tema de la reutilización en la industria alimentaria, que es una industria importantísima en España y que tenía bastantes restricciones que ahora no son tan exigentes; no a nivel de calidad, sino a nivel ya directamente de posibilidad de hacerlo.
Sí que nos quedan retos legislativos a mejorar, pero también entiendo que tiene que haber cierta seguridad a la hora de implementar procesos de reutilización. Creo que vamos en la buena dirección, pero aún hay camino por recorrer.
También creo que a medida que se vayan implantando más esquemas de reutilización, la gente ya no tendrá tanta aversión a los requerimientos porque será algo más común. No digo que no haya, pero nos faltan ejemplos demostrativos exitosos que catalizarían la implementación de esquemas de reutilización.
¿Es entonces la pescadilla que se muerde la cola? Como no hay tantos ejemplos demostrativos en los que inspirarse, ¿no surgen más iniciativas?
Creo que es una situación que se está revirtiendo, y vuelvo al ejemplo de la reutilización industrial en Tarragona. Es uno de los polígonos petroquímicos más grandes del sur de Europa. Se coge agua de las dos depuradoras urbanas y con una estación de regeneración de agua que instaló la Agencia Catalana del Agua, el agua que se regenera se envía al polígono.
Al principio había ciertas reticencias por parte de la industria a utilizar este agua, pero hicimos un proceso demostrativo que se enmarcó parcialmente en un proyecto europeo que coordinamos desde Eurecat. Al final se dieron cuenta que el agua que recibían era de mejor calidad que el agua que estaba sirviendo procedente del río Ebro. Ahora quieren maximizar la regeneración del agua. Quizá el problema es que no hacemos suficiente propaganda, pero casos de éxito tenemos.
¿Hay algún otro ejemplo que quieras señalar, por ejemplo en recuperación de recursos de valor añadido?
Un tema que creo que puede tener cierto futuro a nivel español por las implicaciones que tiene es la recuperación de disoluciones. En los procesos industriales alimentarios, la gran mayoría contienen sistemas de lavado in place, que utilizan sosa, ácido o una mezcla de ambos con detergente para lavar los sistemas. Estas soluciones en muchos casos se podrían recuperar.
Ahí recuperas agua, porque en muchas industrias alimentarias el gran consumo de agua viene por los procesos de limpieza, pero también recuperas parte de la sosa o el ácido que no ha reaccionado del todo. Así puedes recuperar también recursos, y económicamente salen las cuentas muy rápido.
¿Y en el caso de las valorización energética?
Podemos hablar de nuevo de la industria alimentaria, donde los efluentes llevan cargas orgánicas muy elevadas. Ahí, en lugar de enfocarnos en eliminarlo, podríamos intentar aplicar procesos de digestión anaerobia en fase líquida y valorizar los efluentes líquidos a biogás. Al mismo tiempo, si luego acoplamos un proceso de membrana, tenemos un reactor anaeróbico y una muy buena calidad para su reutilización en varios procesos de la industria alimentaria. Son temas que tecnológicamente están más o menos resueltos y realmente se podrían implementar, recuperando recursos y al mismo tiempo agua.
Si nos vamos a otras industrias, ¿qué otros ejemplos hay?
En la industria siderúrgica y otras industrias químicas potentes las necesidades de refrigeración son elevadas y es evidente que deberíamos poder reutilizar agua, porque además los requerimientos de calidad, aunque exigentes, no son tan elevados como en la industria alimentaria, por ejemplo. Ahí me cuesta ver más la recuperación de recursos, pero sí debería haber una alta regeneración y reutilización de ese agua residual.
En textil también se utiliza muchísima agua; no solo en producción, también en lavanderías industriales. Son importantes candidatos para recuperación de recursos, pero sobre todo de reutilización de la propia agua.
Decías antes que estos son temas tecnológicamente más o menos resueltos. Entonces, ¿hace falta desarrollar más tecnologías, más procesos científicos de recuperación, tratamiento de agua, etc., o ya existen y no se implementan por el resto de trabas?
Es una muy buena pregunta. La respuesta corta es que ya hay procesos que existen, que tecnológicamente los hemos probado en 40.000 sitios y que está demostradísimo que funcionan bien, que alcanzan los límites de calidad y que están bastante optimizados a nivel de eficiencia. Estoy hablando sobre todo de tecnología de membranas que son la piedra angular de muchos procesos de regeneración de aguas. También de procesos biológicos, de procesos híbridos como los MBRs o los MBRs anaeróbicos.
Dicho esto, aún hay retos. Por ejemplo, cuando las membranas se ensucian, el consumo energético de estos procesos en determinados casos es elevado. No es que sea elevado desde un punto de vista absoluto, pero aún hay margen de optimización. También sucede que las membranas son un proceso poco selectivo desde el punto de vista de los contaminantes: lo quitan todo, y eso energéticamente es demasiado intensivo. Debemos trabajar en procesos de oxidación avanzada mucho más selectivos o menos demandantes energéticamente.
Aún hay retos, siempre los habrá y siempre se podrá mejorar desde el punto de vista energético o de impacto tecnológico. Pero si alguien quiere reutilizar agua hoy en día ya lo puede hacer tranquilamente con tecnología bastante eficiente.
Para terminar, ¿qué pasos crees que hay que seguir dando para alcanzar una mayor circularidad del agua en la industria?
El tema principal es tener una mentalidad largoplacista, no cortoplacista. Por ejemplo, ahora en Cataluña hemos salido de la situación de sequía, ha habido muchas lluvias y es muy fácil relajarse. Pero la sequía va a volver y cuando vuelva no estaremos a tiempo de hacer todos los deberes e implementar esquemas de reutilización a nivel industrial si no se han implementado en estos años. Ahora es el momento de hacer el trabajo, ejecutar las inversiones y definir las estrategias; y no cuando tengamos la escasez de agua encima de la mesa.
También vamos a ver nuevas tecnologías que no tengan un impacto económico tan elevado sobre las empresas y tecnologías más selectivas para atacar contaminantes más concretos. Creo que vamos a tener procesos mucho más digitalizados, por ejemplo con monitorización de la calidad microbiológica del agua con determinados parámetros que son críticos al error, haciendo los procesos no ya más seguros sino más resilientes, y minimizando la necesidad de monitorización offline.
Todo esto nos va a ayudar a pensar en el agua como un recurso holístico para todos los sectores con una planificación más integrada. Ya no vamos a plantear un modelo local de uso del agua, sino que espero y deseo que planteemos la utilización del agua como un problema regional, considerando todos los actores y todos los escenarios presentes y futuros.

