Biogás y biometano: producción, aplicaciones y monitorización ambiental
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Transformar los residuos orgánicos industriales y domésticos en biogás y biometano no solo significa valorizar desechos, sino impulsar una de las revoluciones energéticas más prometedoras del siglo XXI. Estos gases se obtienen mediante digestión anaerobia de estiércol, lodos, restos de alimentos o subproductos agrícolas y ofrecen un elevado valor energético.
Países como Alemania, Francia o Dinamarca ya integran este combustible renovable en sus redes nacionales, consolidándolo como pilar para la descarbonización del transporte y la industria.
Europa refuerza su estrategia
La Comisión Europea ha lanzado el plan REPowerEU, que busca multiplicar por diez la producción de biometano hasta alcanzar los 35.000 millones de m³ anuales en 2030. El objetivo es reducir la dependencia de los combustibles fósiles rusos y potenciar un gas renovable, económico y local.
“Aunque se espera que la competencia por las materias primas aumente, hay consenso en que todavía existe una gran disponibilidad de materias primas para producir biogases renovables en Europa; aprovechar estos recursos será un factor clave para cumplir el objetivo de reducción de GEI de la UE para 2030”— Grande Hansen, T., The power of biogas: Maneuvering increased competition for feedstock, 2025.
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Biogás: mezcla compuesta por 45–75% de metano, CO₂ y trazas de otros gases. Se emplea para generar calor, electricidad o como combustible en motores adaptados.
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Biometano: resultado de la purificación del biogás mediante upgrading, que eleva su pureza de metano a más del 90%, equiparándolo al gas natural. Puede inyectarse directamente en redes existentes e impulsar transporte, industria o calefacción.
La gran diferencia radica en la versatilidad y pureza: el biometano ofrece compatibilidad plena con las infraestructuras gasistas actuales, facilitando la transición hacia un sistema energético más limpio.
Los principales insumos para producir biogás y biometano son residuos agrícolas, estiércol, lodos de depuradoras y desechos industriales orgánicos. Además, emergen recursos innovadores como el sargazo, una macroalga cuyo exceso en costas tropicales y europeas representa tanto un desafío ambiental como una oportunidad energética.
Impacto ambiental y economía circular
El biogás y el biometano reducen drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, evitando la liberación de metano desde vertederos y sustituyendo combustibles fósiles. No obstante, las emisiones fugitivas durante el proceso son un reto crucial, lo que exige sistemas avanzados de monitorización ambiental.
El metano tiene un potencial de calentamiento global 27 veces superior al CO₂, por lo que su control mediante sensores y tecnologías de detección es fundamental para garantizar beneficios netos en sostenibilidad.
Monitorización: clave para la eficiencia y la seguridad
Las plantas de biogás requieren sistemas de control ambiental que aseguren la calidad del aire y minimicen fugas. Tecnologías como sensores de metano en tiempo real, cromatografía de gases y cámaras ópticas (OGI) permiten detectar emisiones invisibles, optimizar procesos y garantizar la seguridad.
Casos como la planta química BASF en Alemania o el vertedero de Cerro Patacón en Panamá demuestran cómo la implementación de estaciones Kunak AIR Lite, dotadas de sensores de metano y otros contaminantes como H₂S y material particulado (PM10, PM2.5), reducen emisiones en más de un 70%, reforzando la sostenibilidad y la aceptación social de estas instalaciones.
La implementación de esta avanzada tecnología ha favorecido la reducción de emisiones de metano hasta en un 70%, al optimizar la gestión de los residuos, mejorar los procesos de captura y tratar los gases generados, contribuyendo a la reducción del impacto climático y a la promoción de la economía circular.
Regulación y rentabilidad
Europa, Estados Unidos y España han desarrollado marcos regulatorios estrictos que impulsan la monitorización, certificación y reducción de emisiones de metano en biogás y biometano. Normas como la Directiva 2010/75/UE, la Ley de Metano de 2024 o la Hoja de Ruta del Biogás en España garantizan un desarrollo bajo criterios ambientales exigentes.
Desde el punto de vista económico, invertir en estas plantas puede ser altamente rentable: el retorno de la inversión se alcanza en 2–4 años, apoyado en subvenciones europeas y un mercado en plena expansión.
Un pilar en la transición energética
El biogás y el biometano se consolidan como vectores estratégicos de la transición energética, con capacidad para reducir emisiones, aprovechar residuos y fomentar la economía circular. Su futuro dependerá de la tecnología de monitorización, el control de emisiones fugitivas y el cumplimiento regulatorio, factores que asegurarán su eficiencia, seguridad y aceptación social.
En este camino, Europa avanza decididamente hacia un modelo energético limpio, competitivo y sostenible, donde el biometano jugará un papel central en la independencia energética y la neutralidad climática.
Referencias
- IEA’s 2025 Outlook for Biogas and Biomethane. World Biogas Association. https://iea.blob.core.windows.net/assets/4702383d-0d3d-4b81-9cbe-a1e368598b2e/OutlookforBiogasandBiomethane.pdf
- Hurtig, O., Buffi, M., Besseau, R., Scarlat, N., Carbone, C., Agostini, A.. Mitigating biomethane losses in European biogas plants: A techno-economic assessment. Renewable and Sustainable Energy Reviews. Volume 210, 2025, 115187. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1364032124009134
- Nagy, D., Princz-Jakovics, T. Biogas regulatory frameworks in Europe: Comparative analysis of biomethane usage in transport. Energy Reports, Volume 13, 2025. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2352484725003129

