El Foro Económico Mundial traza una hoja de ruta global para la resiliencia hídrica
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El Foro Económico Mundial, en colaboración con la consultora McKinsey, ha publicado recientemente el informe “Water Futures: movilizar la acción multilateral para la resiliencia”, una llamada urgente a transformar la manera en que se gestiona el agua a nivel global. Con la vista puesta en la próxima Conferencia del Agua de las Naciones Unidas, prevista para 2026, el documento busca activar una comunidad internacional comprometida con la sostenibilidad del agua dulce, apelando a la cooperación entre actores públicos y privados como eje fundamental de esta transformación.
La resiliencia hídrica, concepto central del informe, se define como “la capacidad de un sistema para anticiparse, reducir, adaptarse y recuperarse de las perturbaciones de manera oportuna, eficiente y equitativa”. Esta visión holística exige un cambio profundo en las políticas, inversiones y estructuras de gobernanza vinculadas a los recursos hídricos, donde el enfoque multisectorial y colaborativo ya no es opcional, sino imprescindible.
El informe, concebido como un documento base para orientar las estrategias futuras en materia de agua, se articula en torno a dos ejes esenciales: la integración de principios de economía circular en la gestión del agua y la necesidad urgente de replantear los usos del recurso, restaurando a su vez los ecosistemas asociados. Sobre estos pilares se construye una propuesta de transformación estructural del ciclo del agua a escala planetaria.
Un enfoque sistémico para recuperar el equilibrio del ciclo hídrico
Lejos de limitarse a recomendaciones genéricas, el informe plantea un enfoque sistémico para devolver la estabilidad al ciclo del agua, apoyado en cinco líneas estratégicas: una valoración integral del recurso hídrico, esquemas financieros adaptados a las necesidades específicas, alianzas sostenidas a escala de cuenca, modelos de gobernanza adaptativa y una convergencia entre políticas públicas e innovación tecnológica.
Estas cinco rutas están respaldadas por herramientas y marcos de actuación ya existentes, que pueden ser ampliados y replicados en distintos contextos. El objetivo no es otro que fomentar un modelo de gestión del agua más resiliente, equitativo y sostenible frente a los crecientes desafíos que plantea el cambio climático, el estrés hídrico y la presión sobre los ecosistemas acuáticos.
El agua como eje de la estabilidad económica global
El informe también ofrece una batería de datos que ilustran con claridad la dimensión crítica del problema. En los últimos treinta años, la extracción de agua por habitante se ha incrementado en más de un 650 % a nivel mundial, una tendencia insostenible que anticipa que para 2030, el 40 % de la demanda global de agua quedará insatisfecha, según estimaciones del Banco Mundial.
La dependencia de la economía global respecto al agua es igualmente alarmante. El 60 % del Producto Interior Bruto mundial —lo que equivale a 58 billones de dólares anuales— está directamente vinculado al agua y a los ecosistemas de agua dulce. En este contexto, las consecuencias económicas de no actuar podrían ser devastadoras: los países de altos ingresos podrían ver reducido su PIB en un 8 % para el año 2050, mientras que en las economías de menores ingresos las pérdidas podrían alcanzar entre el 10 % y el 15 %.
Inversión, riesgo y oportunidad en la gestión del agua
El reto de la financiación también ocupa un lugar central en este informe. A pesar de los esfuerzos actuales, el Banco Mundial estima que la tasa de ejecución de los presupuestos destinados a la gestión del agua se sitúa en torno al 72 %, lo que refleja una brecha significativa en términos de capacidad institucional y absorción financiera. La gestión sostenible del agua exigirá, hasta 2030, una inversión global estimada en 1,04 billones de dólares anuales.
A ello se suman los riesgos inherentes a las cadenas de suministro: se calcula que 77.000 millones de dólares están en juego debido a vulnerabilidades hídricas que afectan especialmente a industrias clave como la manufactura, los materiales y el sector agroalimentario.
Asimismo, el informe destaca la interdependencia entre la transición energética y los recursos hídricos. Sólo las medidas dirigidas a una producción de energía más limpia requerirán, de aquí a 2030, aproximadamente 900 kilómetros cúbicos de agua al año.
Una llamada a la acción para una sociedad resiliente al agua
Ante este panorama, el Foro Económico Mundial propone una llamada global a la acción, sustentada en marcos normativos ambiciosos y estrategias de largo alcance que permitan construir una sociedad verdaderamente resiliente al agua. La crisis hídrica no es un reto aislado: es un catalizador transversal que afecta a la seguridad alimentaria, la salud pública, la biodiversidad, el desarrollo económico y la estabilidad social.
La oportunidad de actuar es ahora. Y el informe del Foro Económico Mundial no solo señala los riesgos, sino que también traza con claridad los caminos posibles para afrontarlos con responsabilidad, visión estratégica y compromiso colectivo.

