La gestión de envases de bebidas de un solo uso vive en nuestro país un punto de inflexión. La nueva legislación nacional y europea obliga a implantar un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) que permita recuperar, como mínimo, el 90% de los citados envases. Se trata de un reto logístico y social de gran envergadura, especialmente en un país con características singulares: más de 8.000 municipios —la mayoría de ellos de pequeño tamaño—, cerca de medio millón de puntos de venta y una afluencia turística que supera los 94 millones de visitantes anuales.
En medio de este panorama surge la Asociación SDDR, impulsada por los principales sectores implicados y con AECOC asumiendo la presidencia y la secretaría técnica. La entidad se presenta como un espacio de consenso y coordinación entre fabricantes, distribución, administraciones y consumidores, con el objetivo de diseñar un sistema viable, eficiente y adaptado a la realidad española. Su propuesta de valor radica en levantar un modelo universal y accesible, que combine la eficiencia económica y medioambiental con la corresponsabilidad de todos los agentes de la cadena de valor.
Al frente de esta labor se encuentra Antonio Romero, gerente de Sistemas de Depósito, Devolución y Retorno de AECOC, que analiza en esta entrevista los retos y aprendizajes que marcan el camino hacia la implantación del sistema. Romero destaca la importancia de adaptar las mejores prácticas internacionales al contexto nacional, la necesidad de alinear la normativa española con la europea y el papel clave que jugarán sectores como el HORECA para garantizar la capilaridad del modelo. Además, su visión pone de relieve que el éxito del SDDR dependerá tanto de alcanzar los objetivos de recogida como de lograr un respaldo social amplio que otorgue credibilidad y legitimidad al proyecto.

La Asociación SDDR nace con un objetivo ambicioso: recuperar el 90% de los envases de bebidas de un solo uso. ¿Cuál fue el detonante para impulsar su creación y qué papel juega AECOC en esta iniciativa?
Desde hace varios meses, sectores directamente afectados por la futura implantación del SDDR vienen trabajando, junto al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) y otros grupos de interés, en un espacio de coordinación que permita armonizar el Real Decreto de Envases con el nuevo Reglamento Europeo. Conscientes de la obligación legal de poner en marcha el sistema, estos sectores decidieron dar un paso al frente y crear una asociación que pudiera obtener la autorización necesaria para diseñar y operar el modelo en España.
AECOC, además de asumir la presidencia, desempeña el papel de secretaría técnica, proporcionando soporte para sentar las bases del sistema y actuando como punto de encuentro entre fabricantes, distribución y el resto de agentes implicados, siempre con la meta de mejorar la competitividad de toda la cadena de valor.
¿Qué es lo que diferencia a esta nueva entidad de otras iniciativas previas sobre gestión de envases en España?, ¿Cuál diría que es su propuesta de valor específica dentro del ecosistema de la economía circular?
El SDDR introduce un modelo de gestión de residuos de envases con obligaciones inéditas en España y con la novedad de desarrollar un canal propio para la recogida de envases de bebidas de un solo uso. Nuestra propuesta se construye bajo una premisa clara: crear un sistema de todos y para todos, situando al consumidor en el centro de la estrategia. La filosofía de trabajo se basa en la colaboración y el consenso entre todos los eslabones de la cadena de valor, desde la industria y la distribución hasta las administraciones y el ciudadano.

El objetivo es levantar un modelo único, universal, accesible y eficiente que garantice el cumplimiento de los exigentes objetivos marcados por la normativa, fomentando a la vez la corresponsabilidad de todos los actores implicados.
"Nuestra misión es dar cumplimiento a los objetivos marcados por la normativa europea y nacional en materia de recogida separada de envases de un solo uso, desde un modelo eficaz, transparente, universal y abierto a la colaboración de todos los actores implicados, fomentando a la vez la corresponsabilidad de todos los actores implicados"
Nuestro país presenta una serie de características particulares como su gran dispersión geográfica, una extensa red de puntos de venta y un elevado flujo turístico. ¿Cómo se ha diseñado este sistema de retorno de forma viable y eficiente en este contexto?
España es un país con condicionantes únicos. Recibe más de 94 millones de turistas al año, cuenta con cerca de 500.000 puntos de venta de bebidas y, además, más del 60% de sus más de 8.000 municipios tienen menos de 1.000 habitantes. A esta realidad se suma el enorme volumen de envases que deberán gestionarse: alrededor de 18.000 millones de unidades anuales. Estas cifras colocan al futuro SDDR español entre los más grandes de Europa, lo que obliga a un diseño cuidadosamente consensuado con todos los agentes implicados. La prioridad es lograr un equilibrio entre eficiencia económica y medioambiental, y asegurar que el sistema sea capaz de implicar activamente al consumidor para alcanzar el 90% de recogida de los envases afectados.
En este sentido, la Asociación ha señalado que replicar modelos extranjeros de forma directa no es posible, pero sí pueden servir como inspiración. ¿Qué aprendizajes se han extraído de otros países y cómo se están adaptando al sistema español?
Cada país ha configurado su SDDR en función de su realidad. Existen modelos que incluyen diferentes tipos de envases adheridos, con plástico y latas como denominador común; otros aplican depósitos fijos, mientras que algunos optan por depósitos variables en función del formato. También hay experiencias híbridas que combinan puntos de retorno en tiendas con estaciones externas, lo que aporta mayor flexibilidad. En mi experiencia profesional he visitado más de la mitad de los 15 países europeos que ya cuentan con SDDR, y aunque hay diferencias notables entre ellos, también existen numerosos puntos en común que pueden servir de referencia. La clave está en adaptar esas buenas prácticas a las particularidades geográficas, sociales y económicas de España.

Uno de los puntos clave para el éxito del SDDR es la coordinación con administraciones públicas y demás agentes implicados. ¿En qué punto se encuentra ese diálogo y qué barreras o avances están detectando?
El diálogo institucional avanza en un clima de entendimiento. Un ejemplo claro fue el encuentro mantenido el pasado mes de abril con el Secretario de Estado, Hugo Morán, y la Directora General de Calidad y Evaluación Ambiental, Marta Gómez, donde se presentó formalmente la voluntad de constituir la asociación. Además, se mantiene activo un grupo de trabajo con asociaciones sectoriales, organizaciones de consumidores y entidades medioambientales. La principal barrera es la necesidad de alinear la normativa nacional de envases con el reglamento europeo, ya que hoy existen disposiciones divergentes que generan incertidumbre. No obstante, la reciente apertura de la consulta pública para el nuevo Real Decreto sobre envases y sus residuos es un paso adelante que permitirá eliminar esta barrera en el corto-medio plazo.
La clave está en adaptar las buenas prácticas internacionales a las particularidades geográficas, sociales y económicas de España
La prioridad es encontrar un importe de depósito que resulte lo suficientemente significativo para incentivar al consumidor a recuperar el dinero, al mismo tiempo que se facilita la accesibilidad a los puntos de retorno.
Antes hablábamos de la amplia red de puntos de venta que hay en España. ¿Qué papel juega o jugará el canal HORECA en este modelo?
El canal HORECA será un actor relevante en el desarrollo del SDDR. De hecho, la Confederación Empresarial de Hostelería de España se incorporó el pasado 28 de julio comomiembro colaborador de la asociación. Su presidente, José Luis Álvarez Almeida, destaca la gran capilaridad que aporta este sector, con más de 300.000 establecimientos repartidos por todas las localidades del país. Su implicación será clave para garantizar que el sistema tenga una amplia cobertura y sea accesible en cualquier punto del territorio.
"Desde la asociación consideramos más razonable trabajar con el horizonte europeo de 2029 para la puesta en marcha del sistema, dado el alto nivel de complejidad técnica y logística que conlleva el SDDR"
Se ha hecho mucho hincapié en crear un modelo que resulte atractivo para el consumidor, tanto en la cuantía del depósito como en la accesibilidad de los puntos de retorno. ¿Qué propuestas se están barajando en este aspecto?
Por ahora, la normativa establece un depósito mínimo de 0,10 euros por cada envase adherido al sistema, aunque deja en manos de la entidad gestora del SDDR la decisión de fijar la cuantía exacta. La prioridad es encontrar un importe que resulte lo suficientemente significativo para que el consumidor tenga un incentivo claro para recuperar el dinero, al mismo tiempo que se facilita la accesibilidad a los puntos de retorno.
El objetivo es que la mecánica sea sencilla, transparente y eficaz para cumplir con la meta del 90% de recogida. ¿Cómo se mide el éxito del sistema? ¿Hay más indicadores que se tengan en cuenta además del porcentaje de recuperación?
El éxito no se evaluará únicamente en función del porcentaje de envases recuperados. Un sistema eficaz también deberá ser capaz de satisfacer las expectativas de todos los grupos de interés implicados: consumidores, industria, distribución, administraciones y entidades medioambientales. Por eso, desde la asociación se insiste en que el modelo debe desarrollarse “entre todos y para todos”, bajo un marco de consenso que le otorgue credibilidad y respaldo social.

¿Qué plazos de tiempo maneja la Asociación para su implantación efectiva en todo el territorio? ¿Cuál sería el objetivo ideal?
La legislación española marca noviembre de 2026 como fecha para la entrada en funcionamiento del sistema. Sin embargo, la normativa europea fija enero de 2029 como límite para los Estados que no alcancen los objetivos exigidos. Desde la asociación se considera más razonable trabajar con este horizonte europeo, dado el alto nivel de complejidad técnica y logística que conlleva el SDDR, aunque se seguirá avanzando desde ahora para ir resolviendo cada uno de los retos que plantea el proyecto y seguir en la senda del trabajo continuo para poder avanzar con los plazos.

