España avanza contra el desperdicio alimentario con una reducción del 4,4 % en 2024

2024 marca un hito en la lucha contra el desperdicio alimentario en España, con una caída del 4,4 % respecto a 2023 y la entrada en vigor de una ley transformadora que refuerza un modelo de consumo más responsable y sostenible

2024 se consolida como un año clave en la estrategia nacional contra el desperdicio alimentario. Así lo ha destacado el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, quien ha subrayado que este cambio estructural se afianza con la aprobación, en 2025, de la Ley de Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario. Según Planas, se trata de “una estrategia de país con la que ganamos todos; una norma que nos permite combatir el desperdicio, empoderar a consumidores y empresas y avanzar hacia un modelo de consumo más eficiente, responsable y sostenible”.

 

Las cifras de 2024 confirman una tendencia a la baja

Según el informe anual sobre desperdicio alimentario, durante 2024 se ha logrado reducir en un 4,4 % el volumen de alimentos y bebidas desperdiciados respecto al año anterior. En términos absolutos, 51,54 millones de kilos o litros han sido salvados de terminar en la basura, situando el desperdicio total en 1.125 millones de kilos o litros.

Desde 2020, la reducción acumulada asciende al 19,9 %, y el desperdicio per cápita se ha reducido a 24,38 kilos o litros por persona, lo que, en palabras del ministro, “consolida una tendencia a la baja sostenida en el tiempo”.

La tasa global de desperdicio ha descendido hasta un 3,7 % del total de alimentos y bebidas adquiridos, lo que implica que solo 3,7 kilos o litros de cada 100 comprados terminan desechados.

 

Hábitos, políticas y concienciación

Este progreso no es fruto del azar, sino de una combinación de políticas públicas, campañas de sensibilización ciudadana y nuevos hábitos sociales. Entre los factores más influyentes, destacan la creciente valorización de los alimentos, el auge del teletrabajo —que impulsa el consumo de comida casera fuera del hogar—, una mayor conciencia ambiental, y una mejor planificación en las compras y raciones, especialmente en el ámbito doméstico.

Durante la presentación del balance del curso político, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también puso en valor la importancia de la ley como instrumento esencial para reducir el desperdicio en toda la cadena agroalimentaria.

 

El hogar: epicentro del problema y motor del cambio

Los hogares siguen siendo el principal foco de desperdicio, concentrando el 97,5 % del total (1.097 millones de kilos o litros). No obstante, también representan la mayor fuente de mejora: en 2024, se han tirado 48,9 millones de kilos o litros menos que en 2023 y un 19,5 % menos que en 2020, alcanzando así la cifra más baja desde que existen registros en 2016.

 

El ministro ha querido poner en valor este esfuerzo colectivo: “Cada kilo o litro salvado del cubo de la basura es una victoria colectiva, fruto del compromiso de millones de personas”, añadiendo que “no hay alimento más caro que el que termina en la basura”

 

En cuanto a la tipología del desperdicio doméstico, el 77,6 % corresponde a productos sin utilizar (851,5 millones de kilos o litros) y el 22,4 % a recetas ya elaboradas (245,7 millones). Entre los más desechados destacan las frutas (32,4 %) y las verduras y hortalizas (13,8 %) en su estado natural, así como ensaladas (16,6 %) y platos con legumbres (16,5 %) entre las recetas cocinadas.

 

Una reducción histórica también fuera del hogar

En el ámbito de la restauración y el consumo fuera del hogar, los datos también son alentadores. El desperdicio cayó hasta los 28,03 millones de kilos o litros, lo que representa una reducción del 8,8 % respecto a 2023 y la cifra más baja desde que se tienen registros. Este volumen supone apenas el 2,5 % del total nacional.

Además, el desperdicio per cápita en este entorno disminuyó en casi 100 gramos, mientras que el porcentaje de personas que declararon haber tirado comida se mantuvo en el 43,8 %, un dato similar al del año anterior.

En este caso, los alimentos representan el 54,5 % del desperdicio fuera del hogar, seguidos por las bebidas (43,4 %) y los aperitivos (2,1 %).

 

Una ley transformadora para una sociedad más sostenible

Luis Planas ha enfatizado que “Aquí no se tira nada” ha dejado de ser un simple eslogan para convertirse en una realidad visible en hogares, comercios, restaurantes y empresas. “Cada alimento que se salva representa el esfuerzo de toda la cadena agroalimentaria: agricultores, ganaderos, transportistas y distribuidores”, ha asegurado.

En este marco, la nueva ley contra el desperdicio se posiciona como una herramienta esencial. Permite a las empresas donar excedentes con seguridad jurídica, optimizar sus procesos y reducir costes. Asimismo, fomenta el uso de envases reutilizables en hostelería, la formación sobre etiquetado para distinguir entre fechas de caducidad y de consumo preferente, y refuerza la obligación de establecer acuerdos de donación.

 

Retos pendientes en el horizonte

A pesar del progreso, el informe señala desafíos que aún deben abordarse. Es necesario reducir el desperdicio de recetas con vegetales y ensaladas, cuya proporción ha crecido ligeramente, así como revalorizar la fruta fresca madura, que continúa liderando la lista de alimentos desechados. Consolidar la tendencia descendente en hogares y restauración y reforzar la medición y concienciación seguirán siendo claves, ya que “medir es gestionar y concienciar es transformar”.

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