Grupo DAM pone en valor la labor, resiliencia y constancia de sus investigadoras

Con motivo del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, el grupo ha entrevistado a las investigadoras del Departamento de Innovación

Con motivo del “Día de la mujer y niña en la ciencia”, que se celebra el 11 de febrero, el Grupo DAM (Depuración de Aguas del Mediterráneo S.L) ha conversado con las investigadoras de su departamento de innovación, encuentro que ha permitido conocer la visión de Silvia Doñate, Desi Esclapez, Estefanía Escudero, Clara Bretas y Marta Bofí sobre el papel de la mujer en la ciencia, los principales retos a los que se enfrenta, su opinión acerca de la exigua presencia en cargos directivos y los motivos que les impulsaron a dedicarse a la investigación científica.

 

“Una científica es una persona curiosa, resiliente, paciente, constante y de mente abierta por naturaleza, más aún en un sector como el de la innovación donde las respuestas no se encuentran rápidamente, o simplemente no son cómo planteábamos en la hipótesis inicial”. 

 

Para Silvia, Desi, Estefanía, Clara y Marta, la anterior definición describe a la perfección los atributos que debe poseer cualquier persona que quiera enfocar su carrera profesional al apasionante mundo de la investigación científica. Un sector históricamente precarizado, vinculado fundamentalmente a la administración pública, pero que en los últimos años ha empezado a cambiar su trayectoria, gracias a la apuesta que realizan empresas como el Grupo DAM por este ámbito con un enorme potencial de transformación. 

 

“La ciencia es clave para el desarrollo económico y social de un país, así como para el éxito de cualquier empresa”, indica Silvia Doñate, responsable de Innovación de DAM.

 

En este sentido, recuerda que hasta hace algunos años era común trabajar gratis para ganar experiencia a la espera de que surgiera una oportunidad, lo que provocaba que muchas compañeras renunciaran a la carrera científica. 

 

“Esto parece que está cambiando y cada vez más, las empresas han profesionalizado esta área y cuentan con potentes departamentos de Innovación”, asevera Silvia. 

 

Aunque la situación ha mejorado los últimos años, nos encontramos lejos de países europeos en los que la I+D+i es un pilar fundamental del Estado

 

Actualmente España destina un 1,43% del PIB a I+D+i, y la “Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación” fija el objetivo de situar la economía española en una inversión en I+D del 2,12% del PIB para 2027, convergiendo con la UE. 

 

“La situación ha mejorado los últimos años, en términos de inversión como de políticas a favor de la conciliación. Aun así, nos encontramos lejos de países europeos en los que la I+D+i es un pilar fundamental del Estado, al mismo nivel que la Educación o Sanidad”, afirma Desi Esclapez.

 

Como ha comentado anteriormente Desi, una de las razones de esta mejoría son las políticas implementadas para fomentar la conciliación familiar y laboral incluyendo en esa ecuación al hombre. 

 

“La década a partir de los 30 años es clave para el crecimiento y desarrollo profesional, y la maternidad históricamente ha supuesto un freno. Al equiparar el periodo de baja por el nacimiento de un hijo para padres y madres, se ayuda a romper esta brecha y facilitar la incorporación y continuidad de la mujer al ámbito de la ciencia”, señalan Estefanía y Marta. 

 

Para Clara Bretas, el progreso y apuesta por la ciencia en España fue una de las razones por las que abandonó su Brasil natal para emprender una carrera profesional en nuestro país. 

 

“En Brasil el contexto es muy distinto y apenas hay oportunidad para trabajar en algo relacionado con la I+D+i, ya que este sector se encuentra, nunca mejor dicho, en desarrollo”.

 

Su primer contacto con la ciencia

El primer contacto de Desi Esclapez con el mundo científico se produjo a través de la universidad en su último año de carrera. Allí aprendió las pautas y rutinas para investigar, a preparar informes conclusivos de resultados y aunque en un principio lo vio como una salida laboral difícil, más en una España que se abocaba a una incipiente crisis económica, luego se convirtió en una profesión realizando en la propia universidad la tesis doctoral. 

En el caso de Silvia Doñate el proceso fue similar y con una realidad a la que se han enfrentado muchos científicos. Durante sus estudios universitarios desarrolló una línea de investigación que una vez finalizada el proyecto asociado al mismo no pudo tener continuidad por falta de fondos. Tras ello, se incorporó al departamento de Innovación de DAM. 

A Estefanía Escudero la pasión por la ciencia se le despertó en el instituto. “Siempre he sentido curiosidad por los trabajos que se hacían en el laboratorio, mientras que a mis compañeros les parecían aburridas las prácticas de química yo disfrutaba un montón”. Por ello, cuando cursó el grado y el máster “tenía claro que iba a focalizar su especialización en el ámbito de la investigación”. Desde ese momento, el binomio I+D+i y agua forman parte de su rutina diaria. 

En el caso de Clara Bretas, su realidad fue similar a la de Silvia y Desi. Tomó contacto con la ciencia en el último curso de carrera, en Brasil, gracias a una beca que le permitió realizar su trabajo final de carrera en un laboratorio. Al finalizar la beca, decidió realizar su tesis doctoral en la Universitat Politècnica de València en el ámbito de la ingeniería industrial. 

La experiencia de Marta Bofí es muy parecida a la de Estefanía, pues en el instituto ya empezó a tomar contacto con el ámbito de la innovación, presentándose a concursos de programación, robótica (tercer premio) y química, pasión que no abandonó durante su formación universitaria, ya que quedó finalista de una convocatoria sobre proyectos de innovación durante sus estudios de postgrado. Posteriormente, prosiguió su contacto con la ciencia a través del laboratorio de investigación de la universidad, compaginando este trabajo con trabajos de consultoría y asesoría de I+D+i. 

 

La brecha de género en puestos directivos

Ante la exigua presencia de la mujer en puestos de responsabilidad, las investigadoras de DAM consideran que esta escasa representación está motivada por una cuestión generacional. 

 

“La brecha de género se debe a que en las generaciones anteriores eran principalmente hombres quienes estudiaban ingenierías. En la actualidad, la tendencia está cambiando y la incorporación de las mujeres al mundo de la ingeniería es cada vez mayor”, indican Desi Esclapez y Silvia Doñate.

 

Un buen ejemplo es que en los congresos de índole científica hay una equiparación entre hombres y mujeres, mientras que en las ferias comerciales esta igualdad desaparece. 

 

Las áreas ambientales son especializaciones relativamente nuevas y por tanto, la presencia femenina es mayor que en otras carreras más tradicionales.

 

“El business parece que está reservado para los hombres y sigue siendo extraño encontrar mujeres de más de 50 años en puestos directivos, aunque es necesario reconocer que en nuestra generación se percibe un cambio”, coinciden las investigadoras de DAM. 

 

En esta línea, señalan otro factor: la dificultad de compaginar el progreso profesional con la maternidad.

 

“Muchas mujeres han interiorizado que debemos ser nosotras quienes renunciemos a progresar profesionalmente en aras de nuestra vida familiar, ya que tradicionalmente se ha considerado que al alcanzar determinados puestos directivos no es posible compatibilizar ambas facetas”, sostienen Silvia y Desi. 

 

Para Marta, Estefanía y Clara Bretas esta brecha de género también se asocia más al propio interés e idiosincrasia que suscitan las diferentes temáticas de las ingenierías. 

 

“Es más común ver a hombres en cargos de responsabilidad en ámbitos relacionados con la electrónica, mecánica, caminos u obras públicas, mientras que en el ámbito de la Ingeniería Química o Ciencias Ambientales hay más presencia de mujeres”. 

 

En este sentido, añaden un nuevo dato: las áreas ambientales son especializaciones relativamente nuevas y por tanto, la presencia femenina es mayor que en otras carreras más tradicionales, al no haberse establecido ese prejuicio. 

 

“Esto también parece que se puede extrapolar al ámbito política. Hasta hace relativamente poco tiempo, los potentes y tradicionales ministerios como puede ser Industria, Hacienda, Economía o Interior eran ocupadas por hombres, mientras que la cuota de representación de las mujeres se ceñía al ámbito de las nuevas tendencias como el de Ciencia, Medio Ambiente o Bienestar Social”, resaltan Marta, Estefanía y Clara. 

 

Existen muchos casos en la historia en los que los logros de científicas han quedado en lugares secundarios y los premios y reconocimientos han sido para sus compañeros o colaboradores.

 

Referentes femeninos en el campo de la ciencia

Uno de los problemas más acuciantes ha sido la escasa presencia de referentes femeninas en la ciencia. Para contrarrestar esta desinformación, en algunos casos debida a intereses espurios, Desi Esclapez y Silvia fomentan la vocación científica en sus hijos, introduciendo en su educación juegos y libros sobre logros e hitos conseguidos por las mujeres en el ámbito de la ciencia. 

 

“Existen muchos casos en la historia en los que los logros de científicas han quedado en lugares secundarios y los premios y reconocimientos han sido para sus compañeros o colaboradores. Hay un caso muy paradigmático como es el de Rosalind Franklin, que fue una química británica cuyo trabajo fue fundamental para la comprensión de las estructuras moleculares del ADN, el ARN (ácido ribonucleico), los virus, el carbón y el grafito. Aunque sus trabajos sobre el carbón y los virus fueron reconocidos durante su vida, su contribución al descubrimiento de la estructura del ADN pasó desapercibida y el mérito de este hallazgo científico fue atribuido a otros compañeros”. 

 

Exceptuando a Marie Curie, en los libros de texto apenas se dan a conocer mujeres científicas y expertas. La falta de referentes hace que las niñas no tengan modelos

 

En el ámbito nacional, ponen el valor el trabajo realizado por Margarita Salas, referente en el ámbito de la biotecnología, y Rosa María Menéndez, primera Presidenta de Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 

 

“Exceptuando a Marie Curie, en los libros de texto apenas se dan a conocer mujeres científicas y expertas. La falta de referentes hace que las niñas no tengan modelos. El Nobel a Marie Curie en 1903 podía haber sido el preludio para romper esa barrera silenciosa sobre la presencia y trabajo de la mujer en el ámbito de la ciencia. Sin embargo, 120 años después parece ser que las mujeres no hemos contribuido en nada al progreso de la ciencia, pues el porcentaje de galardonadas en áreas científicas no supera el 4%” resaltan las científicas del Grupo DAM. 

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