La resistencia antimicrobiana en aguas superficiales obliga a la UE a reforzar la monitorización ambiental
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Según un estudio de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), es necesario controlar la resistencia antimicrobiana (ram) para proteger mejor la salud pública, e identifica prioridades para establecer un sistema de control de la ram en el medio acuático a nivel europeo.
De acuerdo con el informe de la AEMA titulado « Resistencia antimicrobiana en aguas superficiales», es necesario monitorizar la ram en aguas superficiales para evaluar los riesgos de transmisión a los seres humanos. Dado que la ram en el medio ambiente se reconoce ahora como un elemento clave del Plan de Acción «Una sola salud» de la UE, y con la entrada en vigor de nuevas normativas europeas, como la Directiva revisada sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas, que exige la monitorización a partir de 2030, los países deben establecer programas de seguimiento para este riesgo recientemente identificado en el agua. En este contexto, el informe «Resistencia antimicrobiana en aguas superficiales: desarrollo de la monitorización ambiental para una mejor gestión de riesgos» se sitúa como referencia técnica central para orientar la vigilancia.
Origen ambiental de la resistencia antimicrobiana
Resistencia antimicrobiana en el medio ambiente no es un fenómeno nuevo: los antibióticos y las bacterias resistentes se encuentran de forma natural en los ecosistemas, pero su principal causa es el uso de antibióticos en humanos y animales. Los vertidos de la industria farmacéutica, las aguas residuales urbanas y los lodos de depuración tratados, así como el estiércol y los desechos agrícolas, pueden propagar la resistencia a los antibióticos en el medio ambiente y aumentar la presión selectiva.
Los entornos naturales pueden actuar como reservorios de microorganismos resistentes e impulsar el desarrollo y la selección de genes de resistencia a los antibióticos. La transferencia de estos genes entre microorganismos es un proceso natural, aunque puede verse potenciado por las actividades humanas y factores como la contaminación y la temperatura, según el informe de la AEMA. La evidencia sugiere que la resistencia antimicrobiana en el medio ambiente podría impulsar el desarrollo y la propagación de la resistencia, poniendo en riesgo la salud humana y animal.
La monitorización ambiental como pieza clave
El monitoreo es clave para completar el enfoque de vigilancia existente. La vigilancia de la resistencia a los antimicrobianos en aguas superficiales complementaría la vigilancia ya realizada en otros sectores, como el alimentario y el de la sanidad animal. El informe de la AEMA expone los aspectos que deben tenerse en cuenta para establecer una vigilancia ambiental sólida de la ram a nivel europeo, incluyendo objetivos claros, métodos y protocolos de muestreo armonizados, procedimientos de calidad y control rigurosos y un sistema centralizado de notificación de datos. Esta propuesta se basa en las principales conclusiones de un estudio piloto de un grupo de trabajo de la red de la AEMA, en el que participaron expertos de 14 países europeos.
La vigilancia ambiental puede ayudar a identificar puntos críticos de ram, evaluar la propagación de la resistencia y los vectores de transmisión, informar sobre tendencias y genes emergentes, realizar un seguimiento de la eficacia de intervenciones como la gestión de residuos y fortalecer nuestra comprensión de los riesgos relacionados con la ram. De este modo, la monitorización en aguas superficiales se convierte en una herramienta estratégica para la gestión preventiva del riesgo y la planificación de medidas de mitigación.
Acción de la Unión Europea frente a la resistencia antimicrobiana
La acción de la UE frente a este problema se ha intensificado en los últimos años. La Unión Europea ha adoptado medidas significativas para abordar la resistencia a los antimicrobianos, entre las que destaca el enfoque denominado «Una sola salud» y su Plan de Acción, que subraya la importancia de una vigilancia y un seguimiento rigurosos.
La legislación de la UE relativa al agua también ha comenzado a abordar la necesidad de monitorizar y notificar la resistencia antimicrobiana (RAM). Por ejemplo, la Directiva revisada sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas establece los requisitos y la metodología para la monitorización de la RAM en las aguas residuales urbanas. El acuerdo provisional para las revisiones de la Directiva Marco del Agua, la Directiva sobre normas de calidad ambiental y la Directiva sobre aguas subterráneas debería permitir la inclusión de indicadores de RAM en las listas de vigilancia de aguas superficiales y subterráneas, así como el desarrollo de métodos de monitorización de la RAM.
Fondo crítico de salud pública sitúa la resistencia antimicrobiana en primer plano. La resistencia antimicrobiana es una de las principales amenazas para la salud pública mundial, según la Organización Mundial de la Salud. La carga sanitaria de las infecciones por ram es comparable a la de enfermedades graves como el VIH y la Malaria, y potencialmente mucho mayor. La resistencia antimicrobiana provoca infecciones cada vez más difíciles de tratar, lo que se traduce en enfermedades prolongadas, mayores costes sanitarios y una mayor mortalidad. Se prevé que para 2050 se produzcan hasta 1,9 millones de muertes atribuibles a la RAM y 8,2 millones de muertes asociadas en todo el mundo.
Más de 35 000 personas mueren cada año por infecciones resistentes a los antibióticos en la UE, Islandia y Noruega, una cifra que ha aumentado en los últimos años, según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC).
Los principales factores que impulsan la resistencia antimicrobiana (ram) son la sobreprescripción y el uso inadecuado de antibióticos en la atención sanitaria y veterinaria. Con el tiempo, los microorganismos desarrollan resistencia a los compuestos antimicrobianos. Los vertidos de hospitales y plantas de tratamiento de aguas residuales también pueden propagar bacterias resistentes a los antibióticos (BRA) o genes de resistencia a los antibióticos (GRA) en el medio ambiente. Por lo tanto, el medio ambiente se reconoce cada vez más como un importante reservorio de ram, que potencialmente desempeña un papel clave en su propagación.

