La UE fija un nuevo objetivo climático para 2040: reducción del 90% de emisiones
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La Unión Europea ha dado un paso decisivo en su arquitectura climática al alcanzar un acuerdo provisional entre el Consejo y el Parlamento Europeo que fija un nuevo objetivo vinculante de reducción del 90% de las emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2040, respecto a los niveles de 1990. Este hito actualiza la Ley Europea del Clima y afianza la senda hacia la neutralidad climática en 2050.
La negociación también ha incorporado elementos esenciales para facilitar la transición en sectores económicos clave, como nuevos márgenes de flexibilidad, reglas para el uso limitado de créditos internacionales de carbono y el aplazamiento de un año de la entrada en vigor del sistema ETS2, que pasará a aplicarse desde 2028.
El ministro danés de Clima, Energía y Servicios Públicos, Lars Aagaard, celebró el acuerdo como un punto de inflexión para el continente:
“Europa ha unido su acción climática en torno a una dirección clara, basada en la ciencia y en la protección de nuestra competitividad. Con el objetivo de 2040 ya fijado, toca desplegar las políticas y la cooperación necesarias para avanzar hacia un futuro más sostenible, seguro y próspero”, declaró.
Un marco climático más robusto para la etapa post-2030
El acuerdo define las próximas bases de la política climática europea, reforzando principios como la competitividad industrial, la simplificación normativa, la equidad social, la seguridad energética y la importancia de mantener y mejorar los sumideros naturales de carbono. La UE busca así combinar ambición ambiental y protección del tejido económico, en un momento marcado por la transición industrial y la presión global sobre la energía.
Con este acuerdo, la UE busca así combinar ambición ambiental y protección del tejido económico.
El nuevo sistema introduce también un mecanismo de seguimiento más estricto, con evaluaciones periódicas sobre el avance de las emisiones, el rendimiento económico, los precios de la energía y el nivel de remociones netas. Si estos indicadores revelan desviaciones significativas, la Comisión estará obligada a proponer ajustes normativos adicionales.
Créditos internacionales: un papel limitado y sujeto a estrictas garantías
El uso de créditos de carbono de alta integridad, una de las cuestiones más debatidas, ha quedado circunscrito a un rango muy concreto. Desde 2036, podrán contribuir al objetivo de 2040 hasta un 5% de las emisiones netas de 1990, garantizando así que al menos el 85% de los recortes se logren de forma doméstica dentro de la UE.
Asimismo, entre 2031 y 2035 se habilitará una fase piloto destinada a consolidar un mercado internacional creíble y plenamente alineado con los criterios del Acuerdo de París.
Un consenso político que prepara la próxima década climática
El acuerdo, que aún debe ser ratificado formalmente por el Parlamento Europeo y el Consejo, culmina meses de negociaciones iniciadas tras la propuesta de la Comisión presentada el 2 de julio de 2025. Los jefes de Estado y de Gobierno ya habían dado directrices en octubre de ese año, reclamando un planteamiento equilibrado que protegiera la competitividad y atendiera la incertidumbre asociada a los sumideros naturales.
La Ley Europea del Clima, adoptada en 2021, estableció el objetivo del 55% para 2030 y la neutralidad climática para 2050. Con la incorporación del nuevo objetivo para 2040, la UE se dota de una brújula intermedia que permitirá ajustar políticas, inversiones y esfuerzos sectoriales con mayor precisión.
El ministro Aagaard lo sintetizó así: “Este objetivo responde a la necesidad de actuar con determinación, pero también a la obligación de garantizar estabilidad y seguridad para nuestras empresas y nuestros ciudadanos”.
La Unión Europea avanza así hacia una década decisiva, en la que la regulación, la innovación industrial y la cooperación entre Estados miembros serán determinantes para cumplir la hoja de ruta climática que conduce a las cero emisiones netas en 2050.

