Los océanos absorben hasta 0,9 gigatoneladas más de CO2 cada año de lo que pensaban los científicos

Mediante observaciones infrarrojas por satélite, unos investigadores han generado unas estimaciones más precisas sobre la absorción anual de CO2 de los océanos
Los océanos absorben hasta 0,9 gigatoneladas más de CO2 cada año de lo que pensaban los científicos
Los océanos absorben hasta 0,9 gigatoneladas más de CO2 cada año de lo que pensaban los científicos
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22-10-2020
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Los científicos han estado subestimando la cantidad de carbono atmosférico que absorben nuestros océanos cada año. Las estimaciones anteriores indicaban que alrededor de una cuarta parte de las emisiones debidas a la actividad humana eran absorbidas por los océanos, es decir, más de 2 gigatoneladas de CO2 al año. Unos investigadores respaldados por los proyectos financiados con fondos europeos 4C y RINGO han descubierto que la absorción anual es, de hecho, mucho más elevada y supera a las estimaciones anteriores en hasta 0,9 gigatoneladas. Estos resultados y los métodos empleados para llegar a ellos se explican en un artículo científico publicado en la revista «Nature Communications».

 

El problema

La pregunta es ¿por qué las cifras anteriores son incorrectas? La respuesta radica en la parte del océano en la que se tomaron las mediciones. Los esfuerzos recientes de la comunidad científica internacional para crear una recopilación de datos mundiales actualizados regularmente sobre el CO2 de la superficie marina dieron lugar al Atlas del CO2 en el océano superficial (SOCAT, por sus siglas en inglés). El SOCAT, que contiene 28,2 millones de mediciones recogidas de 1957 a 2020, ayuda a los científicos a determinar la cantidad de carbono que está siendo absorbido por los océanos. Sin embargo, los estudios anteriores que habían utilizado el SOCAT estimaron la absorción de carbono a partir de las mediciones tomadas varios metros por debajo de la superficie del océano. El problema que presenta este método es que las mediciones necesarias son las que se toman «justo en la superficie del océano», según explicó el autor principal, Andrew Watson de la Universidad de Exeter, en un artículo publicado en el sitio web «SciTechDaily». Aunque parezca insignificante, una diferencia de pocos metros provoca cambios de temperatura y afecta la capacidad de absorción de CO2 del mar. «Los estudios anteriores habían ignorado las pequeñas diferencias de temperatura entre la superficie del océano y la profundidad del muestreo, pero sabemos que estas tienen un impacto significativo sobre la forma en la que el carbono se almacena en los océanos en términos de salinidad, solubilidad, estabilidad, etc.», señaló Watson. «Sin embargo, los satélites pueden medir la temperatura más o menos exactamente en la superficie del océano, y cuando lo hacemos, vemos que esto marca una gran diferencia», añadió.

 

La solución

Para generar unas estimaciones más precisas, los investigadores desarrollaron un procedimiento para recalcular los datos del SOCAT mediante el uso de mediciones de 1992 a 2018 de la temperatura del océano unos o pocos milímetros por debajo de la superficie. La temperatura se obtuvo principalmente desde observaciones infrarrojas por satélite. Según las cifras corregidas, la absorción anual neta de carbono de los océanos es entre 0,8 y 0,9 gigatoneladas superior de lo que se creía anteriormente, una suma que a veces dobla las cifras sin corregir. «Los resultados son coherentes con estimaciones independientes sobre el tamaño del sumidero de carbono oceánico, aquellas basadas en los estudios mundiales del océano por buques de investigación», explicó el coautor Jamie Shutler, también de la Universidad de Exeter, en el mismo artículo. «Ahora que estas dos estimaciones distintas sobre el tamaño del sumidero de dióxido de carbono del océano concuerdan bastante bien, podemos ver y utilizar sus resultados con mayor tranquilidad y confiar en que es más probable que nos ofrezcan una imagen precisa de lo que sucede». Este estudio forma parte del trabajo del proyecto 4C (Climate-Carbon Interactions in the Current Century) para cuantificar los principales procesos que regulan el sistema carbono-clima. Además, contribuye al objetivo del proyecto RINGO (Readiness of ICOS for Necessities of integrated Global Observations) de generar datos precisos sobre los flujos de carbono entre la atmósfera, la Tierra y nuestros océanos. RINGO concluye a finales de 2020 y 4C, en 2023.

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