Diagnóstico de la gestión de residuos en España

El perfil nacional de la gestión de residuos para España, publicado por la AEMA en abril de 2025, revela los avances, brechas y riesgos de incumplimiento que enfrenta el país en su camino hacia los objetivos europeos
Autor/es
Griselda Romero
Publicado en
02-07-2025

La gestión de residuos representa hoy mucho más que un reto técnico o una obligación legal: es uno de los indicadores clave de la sostenibilidad de un país, de su modelo de producción y consumo, y de su capacidad para adaptarse a una economía baja en carbono y eficiente en el uso de recursos. En este contexto, la Unión Europea ha elevado sus ambiciones, estableciendo una hoja de ruta vinculante hacia una economía circular, donde la prevención, la reutilización y el reciclaje pasen de ser prácticas deseables a convertirse en normas estructurales del sistema productivo.

España ha respondido a este desafío con un marco normativo renovado, con planes estratégicos como el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos (PEMAR 2023–2035) y la estrategia España Circular 2030, y con el despliegue de políticas fiscales, normativas y educativas. Además, ha desarrollado instrumentos pioneros como el Programa Estatal de Prevención de Residuos (PEPR) y ha comenzado a consolidar experiencias regionales y locales que apuntan hacia un cambio sistémico.

Sin embargo, los datos actuales muestran que los avances son aún desiguales y, en algunos aspectos, insuficientes. Las tasas de reciclaje no alcanzan los objetivos fijados, el vertido sigue siendo excesivo, y la recogida separada no se ha desplegado con la eficacia necesaria en muchas zonas del país. Las infraestructuras para la valorización de biorresiduos, textiles o residuos voluminosos siguen siendo deficitarias, y las medidas de fiscalidad ambiental apenas empiezan a desplegar su verdadero potencial.

Este reportaje, elaborado a partir de los últimos datos y análisis proporcionados por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) en el perfil de España sobre la gestión de residuos municipales y de envases —publicado el pasado mes de abril de 2025—, examina de forma detallada el estado actual de la gestión de residuos en España, con especial atención a los progresos reales, los obstáculos persistentes y las recomendaciones europeas para mejorar el sistema. A lo largo del texto, se combinan estadísticas oficiales, comparativas con la media de la UE, perspectivas estratégicas y observaciones críticas para ofrecer una visión completa y fundamentada del punto en el que nos encontramos y del camino que aún queda por recorrer.

 

Generación de residuos

A lo largo de la última década, España ha experimentado una reducción global en la generación total de residuos, con una caída significativa especialmente en los residuos minerales procedentes de sectores como la minería y la construcción. Esta disminución ha sido clave para mostrar una evolución descendente en el volumen total generado. 

Sin embargo, si se excluyen estos residuos minerales —que representan una fracción masiva pero no siempre comparable con los flujos urbanos o industriales—, la tendencia general muestra un ligero aumento en la generación de residuos, especialmente aquellos asociados a flujos reciclables o de clasificación, como envases o residuos domésticos.

Por otro lado, los datos confirman que la generación de residuos continúa estrechamente ligada al crecimiento económico. No se ha producido aún un desacoplamiento estructural entre ambos indicadores: cuando el PIB crece, también lo hace el volumen de residuos generados. Un ejemplo evidente fue el descenso económico de 2020, en plena pandemia de COVID-19, que coincidió con una reducción temporal en la generación de residuos. No obstante, esta caída fue coyuntural, y la recuperación económica posterior vino acompañada de un repunte en los volúmenes generados. 

 

España no ha conseguido desacoplar de forma sostenida el crecimiento económico del impacto material que representa la generación de residuos.

 

Este patrón pone de manifiesto que, a día de hoy, España no ha conseguido desacoplar de forma sostenida el crecimiento económico del impacto material que representa la producción de residuos. Alcanzar este objetivo —clave en la transición hacia una economía verdaderamente circular— implica no solo reciclar más, sino también producir y consumir menos recursos desde el origen.

En lo que respecta a residuos municipales, España generó en 2022 un total de 467 kg por habitante, una cifra ligeramente inferior al promedio de la Unión Europea (513 kg/hab). Aunque este dato puede interpretarse como señal positiva, también refleja que los hábitos de consumo, la eficiencia de los sistemas de recogida o el grado de urbanización pueden jugar un papel importante en esta comparativa.

En paralelo, los residuos de envases también han aumentado de forma moderada en los últimos años. En 2022, España generó 183 kilogramos por habitante de este tipo de residuos, una cifra muy próxima al promedio de la UE-27 (186 kg/hab). Este flujo es especialmente significativo por su volumen creciente y su impacto directo en los objetivos de reciclaje específicos definidos a nivel europeo.

 


 
España generó un total de 467 kg de residuos municipales por habitante,
por debajo del promedio de la UE (513 kg/hab).
España generó 183 kg por habitante de residuos de envases,
cerca de la media europea (186 kg/hab).

 

(Datos de 2022. Publicados por Eurostat 2024)

 


 

 

Reciclaje y reutilización

España ha logrado incrementar progresivamente sus tasas de reciclaje, tanto en lo que respecta a residuos municipales como a envases, pero los avances siguen siendo insuficientes si se comparan con los objetivos europeos marcados para 2025 y 2035.

En el caso de los residuos municipales, la tasa de preparación para la reutilización y el reciclado ha pasado del 29% en 2010 al 39% en 2022. Aunque representa una mejora sostenida, esta cifra continúa diez puntos por debajo de la media de la UE-27 (49%) y muy lejos del objetivo del 55% para 2025 establecido por la Directiva Marco de Residuos.

En cuanto a los residuos de envases, el panorama es algo más alentador. Si bien la generación de este tipo de residuos ha experimentado un crecimiento moderado desde 2010, la tasa general de reciclaje de envases ha mejorado, alcanzando el 69% en 2022, lo que coloca a España por encima del objetivo del 65% previsto para 2025.

 


 
Tasa de reciclaje de residuos municipales: 39%,
frente al objetivo europeo del 55% para 2025.
Tasa de reciclaje de residuos de envases: 69%,
por encima del objetivo del 65% para 2025.

 

(Datos de 2022. Publicados por Eurostat 2024)

 


 

Este buen desempeño se debe, en gran parte, al peso de fracciones como el papel, cartón, vidrio y metales, que presentan altas tasas de reciclaje. En 2022, todas estas fracciones superaban ya los objetivos específicos establecidos por la normativa europea. La excepción sigue siendo el plástico, donde la tasa de reciclaje se mantiene claramente por debajo de los umbrales exigidos. 

 

RESIDUOS

 

 


 

Datos de reciclaje, en entredicho

Desde 2020, los países de la UE están obligados a aplicar nuevas normas para calcular las tasas de reciclaje de residuos municipales, en cumplimiento de lo establecido en el Artículo 11.2 de la Directiva 2008/98/CE. España ha comenzado a implementar estas nuevas metodologías, pero con algunas limitaciones. Como resultado, los datos actuales comunicados a Eurostat aún combinan métodos antiguos y nuevos lo que dificulta una lectura homogénea entre años y con otros Estados miembros.

Por ejemplo, las tasas mostradas en las figuras oficiales españolas hasta 2022 se basan en la metodología anterior, mientras que las tasas notificadas conforme a la nueva obligación legal —aunque todavía pendientes de validación por parte de Eurostat— sitúan los resultados entre 1 y 5 puntos porcentuales por encima de las cifras voluntarias comunicadas.

En el caso de los residuos de envases, la situación es aún más compleja. Existen rupturas en las series temporales debidas al cambio metodológico en la generación de papel, cartón y madera (2021), en el reciclado de plásticos, vidrio, madera y acero (2020), y en otros envases en años posteriores. 

 

Hay indicios de que los residuos de envases generados están infradeclarados y, por tanto, la tasa de reciclado sobrestimada

 

A partir del año de referencia 2024, España ha comenzado a aplicar plenamente las nuevas normas del Artículo 6a de la Directiva 94/62/CE para calcular las tasas de reciclado de envases. Como consecuencia, se han observado descensos en las tasas de reciclado en algunas fracciones (plásticos, vidrio, acero), no necesariamente por un peor desempeño técnico, sino por el ajuste metodológico. 

Además, la Agencia Europea de Medio Ambiente advierte de posibles infradeclaraciones en los datos de residuos de envases generados, lo que podría conducir a una sobreestimación artificial de las tasas de reciclaje reales.

Como conclusión, aunque las cifras oficiales muestran avances, es importante interpretarlas con cautela y tener en cuenta que las metodologías están en plena transición. En los próximos años, se espera una mayor homogeneización y validación por parte de Eurostat, que permitirá comparaciones más fiables y realistas.

 


 

 

Fracciones críticas: plásticos, biorresiduos, textiles, RAEE y muebles

El contraste entre la evolución positiva del reciclaje de envases y el menor ritmo de avance en los residuos municipales en su conjunto pone de manifiesto la necesidad de un impulso más equilibrado, especialmente en fracciones donde persisten carencias estructurales. Es el caso de los plásticos, biorresiduos, textiles y residuos voluminosos, donde la recogida selectiva y las infraestructuras de tratamiento siguen siendo claramente insuficientes.

En particular, el reciclaje de plásticos continúa siendo uno de los puntos débiles del sistema español. La escasa recogida separada, sumada a las dificultades en el tratamiento y la trazabilidad, mantiene esta fracción lejos del objetivo del 50% fijado para 2025. 

 

El reciclaje de plásticos continúa siendo uno de los eslabones más frágiles del sistema español, lastrado por fallos persistentes en la  recogida separada, el tratamiento y la trazabilidad

 

Otro flujo especialmente sensible es el de los biorresiduos, cuya gestión sigue estando muy lejos del nivel requerido. España depende en gran medida del tratamiento biológico mecánico (MBT) para el pretratamiento de residuos sólidos urbanos mezclados, donde parte de la materia orgánica es recuperada sin haber sido recogida de forma separada. Actualmente, estos materiales se incluyen en la categoría “compostado y digerido” y se contabilizan como reciclados. Sin embargo, según establece la Directiva Marco de Residuos, a partir de 2027 estos productos dejarán de considerarse reciclaje válido. Esta modificación implica que, si no se refuerza de forma urgente la recogida y el tratamiento separados de los biorresiduos, las tasas de reciclaje municipales podrían caer de forma significativa, comprometiendo el cumplimiento de los objetivos europeos.

En cuanto a los textiles, RAEE y muebles, la situación es aún incipiente. En 2021 se notificaron por primera vez datos de reutilización: 4.777 toneladas de textiles, 21.168 toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) y 32.332 toneladas de muebles. Sin embargo, estos volúmenes son todavía reducidos y presentan una cobertura territorial muy limitada. Además, a este contexto se suma el desafío normativo inmediato: la implantación obligatoria de la recogida separada de estas fracciones antes de finales de 2024, tal como establece la Ley 7/2022 de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular.  

 

RESIDUOS

 

Vertido e incineración

Más allá del reciclaje, el destino final de los residuos municipales sigue marcando una de las principales asignaturas pendientes del sistema. A pesar de los avances legislativos y las mejoras puntuales en gestión de residuos, España sigue mostrando una fuerte dependencia del vertido como vía principal de eliminación. En 2022, el 50% de los residuos municipales acabaron en vertederos, una cifra que, aunque mejora respecto al 62% de 2010, dobla el promedio estimado de la UE-27 y queda muy lejos del objetivo del 10% marcado para 2035. 

 


 
El 50% de los residuos municipales en España acabaron en vertedero en 2022,
el doble que la media europea y cinco veces más que el objetivo del 10% para 2035.

 

(Datos de 2022. Publicados por Eurostat 2024)

 


 

La incineración, por su parte, ha tenido un papel mucho más limitado y estable. Su uso se mantuvo en torno al 11% del total de residuos municipales tratados en 2022, sin un crecimiento notable en la última década. Este dato refleja tanto una infraestructura escasa de incineradoras como una reticencia histórica del sistema español hacia esta tecnología, a menudo por cuestiones sociales, ambientales o de aceptación pública.

 

Corregir el rumbo para cumplir los objetivos

Con los plazos europeos cada vez más próximos, España se enfrenta al reto urgente de acelerar la transformación de su sistema de gestión de residuos. Aunque se han registrado ciertos avances en los últimos años, los datos actuales reflejan que el ritmo no es suficiente para garantizar el cumplimiento de los objetivos marcados para 2025 y 2035. La mejora de las tasas de reciclaje, la reducción del vertido y el impulso a la reutilización siguen condicionados por limitaciones estructurales, tanto en términos de infraestructura como de gobernanza. 

En este escenario, la Comisión Europea ha subrayado la necesidad de reforzar varios aspectos clave, a través de recomendaciones políticas para mejorar el rendimiento de España en la gestión de residuos. Por un lado, insta a impulsar de forma decidida la preparación para la reutilización de residuos municipales y los sistemas de reutilización de envases. Por otro, recomienda ampliar y optimizar las infraestructuras de tratamiento para los flujos prioritarios, con especial atención a los biorresiduos recogidos por separado, asegurando que estos tratamientos respeten la jerarquía de residuos. 

 

España debe ampliar y optimizar las infraestructuras de tratamiento de residuos para los flujos prioritarios, con especial atención a los biorresiduos

 

Además, se propone limitar el vertido de residuos reciclables e incentivar a los municipios a mejorar la eficacia de la recogida y reciclado de residuos mediante la aplicación de impuestos sobre el vertido. Por último, se destaca la importancia de mejorar la coordinación entre administraciones públicas y reforzar los sistemas de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP), de modo que estos actores contribuyan de forma más activa al cumplimiento de los objetivos europeos. 

Cumplir con los compromisos comunitarios no es solo una exigencia normativa: es una oportunidad para reducir la presión ambiental, optimizar recursos y consolidar un sistema de gestión más moderno, eficiente y alineado con los principios de la economía circular.  

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