¿Puede el nexo agua-energía reforzar la seguridad hídrica y energética en España?

En un contexto marcado por la urgencia de lograr una gestión más eficiente y sostenible de los recursos, la convergencia entre los sectores hídrico y energético emerge como un elemento clave para afrontar los desafíos de los próximos años
Autor/es
Nuria Suárez
Publicado en
27-01-2025

La creciente presión sobre los recursos naturales, impulsada por el cambio climático y la demanda creciente de agua y energía, subraya la importancia de adoptar enfoques innovadores que permitan optimizar su uso conjunto. Así, en este reportaje, exploramos de la mano de tres destacados expertos las oportunidades que ofrece la integración de ambos sectores, enfocándonos en soluciones que impulsan la resiliencia y la sostenibilidad del sistema.

Miguel Aritio, gerente de Recursos Energéticos y Desarrollo de Negocio en Norte de África en ACCIONA; José Luis Bernal, director del Instituto Tecnológico de la Energía y Recursos Hídricos (ITERH); y Diego Sesma, profesor en el Departamento de Economía y Empresa de la Universidad de La Rioja, comparten sus perspectivas sobre las soluciones emergentes que están redefiniendo la eficiencia y la estabilidad en el nexo agua-energía.

 

Un país con amplio potencial renovable

Uno de los desafíos más críticos que enfrenta España en la actualidad es el de garantizar la seguridad hídrica y energética en un contexto de cambio climático. Esto, a su vez, pone de manifiesto tanto la vulnerabilidad del país frente a la escasez de agua como la necesidad de transitar hacia nuevos recursos energéticos alternativos a los combustibles fósiles. En este contexto de variabilidad climática y creciente demanda energética, los expertos señalan que el aprovechamiento del nexo agua-energía se vuelve imprescindible para optimizar los recursos naturales y diseñar soluciones que aseguren un suministro sostenible en ambos sectores.

En consonancia con lo anterior, Diego Sesma expone que para el caso español una de las sinergias más significativas que se derivan del binomio agua-energía surge del uso de energías renovables. “Estas fuentes de energía, al ser menos dependientes del agua, ayudan a reducir la presión sobre los recursos hídricos, lo que a su vez contribuye a mejorar la seguridad hídrica del país. La integración de estas energías en el ciclo del agua resulta fundamental, especialmente en las plantas desalinizadoras, que son cruciales en regiones afectadas por el estrés hídrico”. Además, enfatiza que la implementación de tecnologías eficientes en ambos sectores no solo reforzaría que se garantice la seguridad hídrica y energética, sino que también se presentaría como una respuesta efectiva ante los desafíos que plantea el cambio climático y la creciente demanda de recursos en España. 

José Luis Bernal, por su parte, explica que la relación entre agua y energía en España no solo es necesaria para mantener la seguridad de ambos recursos, sino que también supone una oportunidad estratégica para avanzar en la sostenibilidad y resiliencia del sistema nacional. Concretamente, argumenta que las sinergias entre ambos elementos son una herramienta estratégica para que el país avance en la transición hacia un modelo de desarrollo más sostenible y resiliente. “Al integrar diversas tecnologías y gestionar de forma coordinada estos recursos, se optimiza la eficiencia, se reduce la huella de carbono y se mejora la estabilidad del sistema. Estas iniciativas reflejan el compromiso de España con la sostenibilidad y sitúan al país en una posición de liderazgo para afrontar los desafíos climáticos y de seguridad hídrica y energética”, agrega.

En esta misma línea, Miguel Aritio afirma que el país ostenta una posición privilegiada por sus abundantes recursos energéticos renovables y compañías líderes en el sector del agua en el mundo. “Esto debería situar a España a la vanguardia de cualquier estrategia innovadora que combine ambos sectores de forma eficiente. De hecho, ya se están llevando a cabo planes para abastecer de manera parcial, mediante energías renovables, los consumos de las plantas de tratamiento convencional del agua. Un enfoque que busca mejorar la sostenibilidad, reducir la dependencia de energías fósiles y optimizar la gestión de los recursos hídricos y energéticos”.

 

"La implementación de tecnologías eficientes en ambos sectores contribuirá a enfrentar los desafíos del cambio climático y la creciente demanda de recursos en España", destaca Diego Sesma, profesor en el Departamento de Economía y Empresa de la Universidad de La Rioja.

 

 

Retos que plantea el cambio de modelo

En el camino hacia un futuro sostenible, resiliente y eficiente en el uso de recursos, persisten aún una serie de desafíos que resulta preciso abordar, especialmente en lo relativo a la gestión eficiente del agua y la energía, así como el consumo intensivo de los mismos. Concretamente, Juan José Bernal pone el acento sobre el reto que supone la variabilidad climática, que limita la disponibilidad hídrica; además del consumo energético intensivo en la gestión del agua; la dependencia de combustibles fósiles, lo cual limita el avance hacia la neutralidad climática; la fragmentación de las infraestructuras de agua y energía, que a menudo funcionan de forma aislada; y la integración  aún residual de tecnologías digitales como sensores o sistemas de análisis predictivo. 

Para impulsar el progreso del sector hacia un horizonte más sostenible, Bernal remarca la necesidad de diseñar y poner en práctica un modelo de gestión del nexo agua-energía más integrado y sostenible. Junto con ello, “la combinación de digitalización, energías renovables y economía circular, respaldada por políticas como las previstas en el PNIEC y la Estrategia Nacional de Adaptación al Cambio Climático, permitirán maximizar la eficiencia, reducir la huella de carbono y asegurar la resiliencia del sistema frente a los desafíos climáticos y de recursos actuales”.

 

La urgencia de adoptar innovaciones y llevar a cabo cambios estructurales para garantizar una gestión eficaz y equitativa de los recursos hídricos y energéticos se hará cada vez más evidente en el futuro.

 

De cara a los próximos años, los expertos sostienen que la urgencia de adoptar innovaciones y llevar a cabo cambios estructurales para garantizar una gestión eficaz y equitativa de los recursos hídricos y energéticos se hará cada vez más evidente. Especialmente en el marco de los desafíos planteados por el cambio climático y la transición hacia una economía baja en carbono. Miguel Aritio menciona dos grandes líneas separadas que deben unirse para ofrecer de manera conjunta una solución integral: la optimización del consumo de las plantas de tratamiento de agua y la mejora de los costes de generación renovable por kWh.  

“En la actualidad, y dependiendo del recurso renovable disponible, el coste de generación eléctrica mediante energías renovables es completamente competitivo por sí mismo”, expone Aritio, que hace hincapié en la clara necesidad de facilitar el uso de las redes de transporte, así como toda la gestión administrativa de permisos, para facilitar el uso de energía renovables en los procesos de tratamiento de agua. “Es preciso que todos los actores de este tipo de proyectos, desde financiadores a consultores, así como las empresas directamente
relacionadas con la construcción y operación de ambas soluciones, tanto generación eléctrica como procesos de tratamiento de agua, sean capaces de entender la necesidad de unir ambas soluciones en un único proyecto”, añade.

 

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La planta desalinizadora Jubail 3B cuenta con una planta fotovoltaica de 61 MWp de capacidad para autoabastecimiento, con objeto de reducir las emisiones de CO2. Se trata de la mayor instalación fotovoltaica de autoconsumo en una planta desalinizadora en Arabia Saudí. Foto: ACCIONA.

 

Diego Sesma argumenta que, aunque los avances en la integración del binomio agua-energía han propiciado una mayor reciprocidad entre la planificación hídrica y energética, este ámbito todavía necesita ajustes normativos y una mayor valoración del agua como recurso económico esencial la toma de decisiones del sector energético. “En los próximos años, será fundamental seguir integrando tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial y el internet de las cosas para optimizar la gestión del agua y la energía en tiempo real. A su vez, la expansión de las fuentes renovables y los sistemas de almacenamiento energético permitirán reducir la huella de carbono y el consumo de agua en ambos sectores”, remarca.

 

"Al combinar subvenciones, incentivos fiscales y apoyo a comunidades energéticas, el país se posiciona para superar los retos del nexo agua-energía", afirma José Luis Bernal, director del Instituto Tecnológico de la Energía y Recursos Hídricos (ITERH).

 

 

Desarrollo tecnológico para un futuro sostenible

Con vistas a mitigar las vulnerabilidades derivadas de factores externos como el cambio climático o las crisis energéticas, las infraestructuras y los procesos en España se están adaptando para garantizar la disponibilidad de agua y energía en la producción hídrica y eléctrica. Estas adaptaciones se enmarcan, en gran medida, en el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que establecen medidas y objetivos clave en infraestructura y procesos a seguir.

Ambos documentos identifican áreas de atención prioritaria, entre las que destacan el fomento de la reutilización de aguas residuales y la desalinización, la integración de tecnologías de digitalización y control en tiempo real en las instalaciones y el aumento de la capacidad de almacenamiento energético. “Estas iniciativas reflejan una estrategia adaptativa, impulsada por el PNACC y el PNIEC, que fortalece la resiliencia de España ante las amenazas climáticas y energéticas. Las inversiones en estas áreas no solo mejoran la disponibilidad de recursos, sino que también alinean al país con los objetivos de descarbonización y sostenibilidad a largo plazo”, asegura José Luis Bernal. 

Precisamente, los incentivos financieros componen un elemento clave para catalizar proyectos del nexo agua-energía, promoviendo la gestión sostenible de ambos recursos. Diego Sesma señala que los instrumentos más relevantes incluyen ayudas gubernamentales, créditos blandos y mecanismos de financiación verde, como los bonos sostenibles. “Además, los modelos de colaboración público-privada resultan esenciales, al permitir compartir riesgos y beneficios entre el sector público y el privado. También las tarifas de agua y energía ajustadas a criterios de eficiencia también pueden estimular la adopción de tecnologías más sostenibles en ambos sectores”, comenta. 

Desde una perspectiva diferente, Miguel Aritia argumenta que “en la actualidad, no se requieren más mecanismos financieros que el conocimiento y la gestión conjunta de ambos procesos. El coste del kWh es competitivo, al igual que el del proceso de tratamiento de agua. Por ello, es crucial promover soluciones conjuntas y alcanzar cierta masa crítica de proyectos que demuestren su viabilidad mediante el ejemplo”. En este contexto, Aritia señala que las infraestructuras para el suministro de agua y energía están siendo modernizadas con energías renovables, mejorando el reúso y la eficiencia del agua, y adoptando medidas para aumentar su resiliencia ante fenómenos climáticos. El experto remarca que, a la par que se exploran nuevas fuentes de agua como la desalación, se optimizan las redes eléctricas para aumentar su sostenibilidad y seguridad.

 

España se encuentra en una posición realmente única para liderar la transición sostenible en el uso del agua y la energía.

 

 

Tendencias emergentes

Algunas de las soluciones más destacadas con las que se está trabajando incluyen, como se ha mencionado anteriormente, la reutilización de aguas residuales, la optimización de la desalación mediante tecnologías avanzadas o la digitalización de los procesos. En el ámbito energético, se refuerza el enfoque hacia energías renovables, como la solar y la eólica. Junto con lo anterior, el hidrógeno verde se postula como clave para facilitar la transición energética, aunque su implementación en el nexo agua-energía presenta desafíos técnicos y económicos.

En el lado positivo, Jose Luis Bernal sostiene que el hidrógeno verde representa una solución prometedora para la descarbonización de los sectores industrial y de transporte, pero llama la atención sobre la necesidad de invertir en tecnologías de almacenamiento y desarrollar una infraestructura robusta para su distribución. “Ambas medidas deben ir aparejadas de una incentivación al hidrógeno para abaratar su coste y un marco regulatorio específico para definir estándares de sostenibilidad, calidad y seguridad en su manejo. Estos esfuerzos están diseñados para proporcionar a la industria un entorno seguro y estable, necesario para atraer inversiones y fomentar la colaboración entre sectores públicos y privados”.

 

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Proyecciones para un sector en auge

De manera unilateral, los tres expertos coinciden en que España se encuentra en una posición realmente única para liderar la transición sostenible en el uso del agua y la energía. De cara a los próximos años, las políticas de digitalización, la creación de infraestructuras resilientes y el impulso a la reutilización y las energías renovables no solo permitirán una gestión más eficiente y equitativa de los recursos, sino que también contribuirán a la independencia energética y a la protección del medio ambiente. 

Estos esfuerzos, enmarcados en el PNIEC y el Marco Estratégico de Energía y Clima, asegurarán que España avanza hacia un modelo de desarrollo más sostenible y equitativo, amparado en la innovación constante. Así, la implementación de tecnología puntera en ambos sectores no solo reforzará la seguridad hídrica y energética, sino que también ofrecerá una respuesta efectiva ante los desafíos que plantean el cambio climático y la creciente demanda de recursos en España.


 

Entrevista

Miguel Aritio, Gerente de Recursos Energéticos y Desarrollo de Negocio Norte África en ACCIONA

 

"Es necesario que todos los actores implicados entiendan la necesidad de unir generación eléctrica y tratamiento de agua en un único proyecto"

 

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Miguel Aritio, Gerente de Recursos Energéticos y Desarrollo de Negocio Norte África en ACCIONA, comparte su visión acerca de los beneficios derivados del binomio agua-energía. En esta entrevista, el experto ahonda en cómo la implementación de energías renovables, junto con prácticas innovadoras de reúso y eficiencia del agua, puede transformar el panorama de la gestión de recursos, haciéndolos más resilientes ante los desafíos climáticos.

 

Agua y energía son recursos estratégicos y estrechamente relacionados. ¿Qué sinergias se derivan del binomio agua-energía para la seguridad hídrica y energética en el contexto español?

Actualmente España se encuentra en una posición privilegiada gracias a sus abundantes recursos energéticos renovables y compañías líderes en el sector del agua en el mundo. Esto debería situar al país a la vanguardia de cualquier estrategia innovadora que combine ambos sectores de forma eficiente.

De hecho, ya se están llevando a cabo planes para abastecer de manera parcial, mediante energías renovables, los consumos de las plantas de tratamiento convencional del agua, este enfoque busca mejorar la sostenibilidad, reducir la dependencia de energías fósiles y optimizar la gestión de los recursos hídricos y energéticos.

España debería destacarse liderando proyectos en plantas de desalación que combinen la generación de energía con el proceso de desalación. Esto no solo haría el proceso más sostenible, sino que también garantizaría un precio más bajo y competitivo.

 

Con el objetivo de lograr una gestión óptima de los recursos y la sostenibilidad en ambos sectores, ¿cuáles son los desafíos que plantea el nexo agua-energía y de qué manera pueden ser superados?

Existen dos grandes líneas separadas que deben unirse para conjuntamente dar una solución integral: la optimización del consumo de las plantas de tratamiento y la mejora de los costes de generación renovable por kWh.

En la actualidad, y dependiendo del recurso renovable disponible, el coste de generación eléctrica mediante energías renovables es completamente competitivo por si mismo. Sin embargo, a veces los problemas en la gestión y el transporte de esa energía son los que impiden su uso. Por tanto, la eliminación de barreras al consumo de manera tanto directa como indirecta al uso de PPA (renovables puros) debería facilitarse a todos los niveles.

 

"En la actualidad no son necesarios más mecanismos financieros que el conocimiento y la gestión conjunta de ambos procesos"

 

 

En ambos sectores se plantea la necesidad de una planificación integral del agua y la energía. ¿De qué manera pueden las políticas actuales evolucionar para promover un enfoque más unificado en la gestión del nexo agua-energía?

Siguiendo el hilo de la respuesta anterior, existe una clara necesidad de facilitar el uso de las redes de transporte, así como toda la gestión administrativa de permisos para facilitar el uso de energía renovables junto con los procesos de tratamiento de agua. Es asimismo necesario que todos los actores de este tipo de proyectos, desde financiadores, consultores, así como las empresas directamente relacionadas con la construcción y operación de ambas soluciones sean capaces de entender la necesidad de unir generación eléctrica y tratamiento de agua en un único proyecto. 

 

En el futuro, se prevé un uso predominante de fuentes no convencionales de agua y energía. ¿Cómo se gestionará el consumo intensivo de ambos recursos?, ¿qué tecnologías están despuntando en este ámbito?

La desalación, como recurso no convencional para obtener agua potable, puede ser alimentada mediante una planta de generación eólica a través de un PPA y mediante el uso de la red como medio de transporte y back up. Y a su vez podría ser, de manera directa, reducir su consumo mediante una planta fotovoltaicas que fuera capaz de generar hasta un 20% de su consumo anual de manera directa. 

En el caso de los contratos PPA es todavía importante tener en cuenta la necesidad de gestionar de manera neta la energía inyectada en red contra la consumida para evitar faltas de recursos eólico que pueden generar distorsiones en el uso de esa energía.

 

Para reducir las vulnerabilidades derivadas de distintos factores como el cambio climático, o las crisis energéticas, ¿cómo están adaptándose las infraestructuras y los procesos para garantizar la disponibilidad de agua y energía en la producción hídrica y eléctrica?

Las infraestructuras para garantizar el agua y la energía se están modernizando usando energías renovables, mejorando el reúso y uso eficiente del agua, y haciéndolas más resistentes a fenómenos climáticos. También se buscan nuevas fuentes de agua, como la desalación, y se optimizan las redes eléctricas para ser más sostenibles y seguras, junto con la digitalización de los procesos.

 

Respecto a los incentivos económicos, ¿qué mecanismos financieros podrían facilitar la inversión en proyectos destinados a superar los retos que presenta el binomio agua-energía?

Es realmente esencial llamar la atención de que en la actualidad no son necesarios más mecanismos financieros que el conocimiento y la gestión conjunta de ambos procesos. El coste del kWh es realmente competitivo, así como el del proceso de tratamiento de agua, por lo que los mecanismos necesarios deben orientarse a promover soluciones conjuntas y alcanzar cierta masa crítica de proyectos de este tipo que mostraran su viabilidad mediante el ejemplo.

 

De cara a los próximos años, ¿qué innovaciones o cambios estructurales serán necesarios para garantizar un uso sostenible y equitativo de estos dos recursos esenciales?

La continua mejora de los procesos en ambas soluciones, mejorando su eficiencia y, por ende, sus costes. También la implementación de proyectos concretos daría un gran empujón.  

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