Hacia una economía circular innovadora

La economía circular proporciona una oportunidad para mejorar radicalmente el modelo de negocio actual en el ámbito del desarrollo de una ecoindustria preventiva y regenerativa
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20-10-2022

El modelo económico tradicional basado en “tomar-usar-desechar” está llegando a sus limitaciones físicas en medio de estimaciones de que los desechos producidos anualmente alcanzarán los 2.590 millones de toneladas en 2030 y que este total aumentará a más de 3.400 millones de toneladas en todo el mundo para 2050. La Agenda 2030 identificó 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que equilibran las tres dimensiones del desarrollo sostenible (económica, social y ambiental) y destaca cómo el desarrollo social y económico también depende de la gestión sostenible de los recursos naturales del planeta por lo que es un factor clave a incorporar en todas las políticas económicas.

Reconociendo el papel fundamental que juega el medio ambiente, sus funciones y sus interacciones con el sistema económico, la economía circular ha surgido como una alternativa al modelo económico clásico incorporando un sistema regenerativo que minimiza la entrada y el desperdicio de recursos, reduce (o elimina) emisiones y disminuye el gasto de energía, además de volcarse hacia las renovables. La economía circular proporciona claramente una estructura y una oportunidad para mejorar radicalmente el modelo de negocio actual en el ámbito del desarrollo de una ecoindustria preventiva y regenerativa, así como para impulsar el bienestar basado en la integridad ambiental a largo plazo.

 

La economía circular está intrínsecamente ligada a la innovación ambiental y de gestión de las corrientes residuales y a la forma en que las sociedades legislan, producen y consumen.

 

La economía circular está intrínsecamente ligada a la innovación ambiental y de gestión de las corrientes residuales y a la forma en que las sociedades legislan, producen y consumen. Simultáneamente, las barreras tecnológicas y financieras pueden obstaculizar de forma previsible el proceso de transición del modelo económico. En este contexto, las ecoinnovaciones, entendidas como propuestas novedosas que representen un avance importante hacia el objetivo del desarrollo sostenible, son cruciales para superar estas barreras. Habitualmente se consideran necesarias innovaciones en ocho ámbitos para desarrollar una economía circular: (1) en el modelo de negocio, (2) en la red de contactos, (3) en la estructura organizacional de las entidades, (4) en los procesos, (5) en los productos, (6) en el servicio, (7) en los mercados, y (8) en la participación del cliente, teniendo en cuenta que las innovaciones  que involucran varios ámbitos, como pueden ser aquellas que tienen relación con los residuos y su minimización y gestión, brindan los caminos más prometedores hacia la transición a la economía circular.

 

La innovación en materia de digitalización, gestión de datos y trazabilidad de los residuos serán puntos clave en el nuevo modelo.

 

En términos generales, la innovación en la economía circular depende de la formación de alianzas estratégicas y de un enfoque multinivel que incorpore a todas las partes interesadas. Estas alianzas, entre individuos y/o organizaciones, permiten compartir conocimientos, materias primas, tecnología e información crucial para que las empresas establezcan las condiciones para "capturar" las oportunidades y desarrollar dicha innovación. Las innovaciones en el modelo de negocio proporcionan un insumo fundamental para la creación de valor en este nuevo modelo económico. La producción más limpia, el control de la contaminación, la gestión de residuos, la lógica producto-servicio y la logística inversa son los principales cambios observados en la transición a modelos de negocio circulares. Herramientas como la evaluación del ciclo de vida y el eco-diseño también ocupan un lugar destacado en la agenda. En cuanto al uso de la tecnología,  la impresión 3D, el Internet de las cosas, la automatización y digitalización están contribuyendo a una gestión más eficaz de los residuos, empezando por la minimización de su producción y siguiendo por su conversión en nuevas materias primas secundarias con alto valor añadido, que tengan salida tanto para el mercado nacional como internacional y que se incorporen en la producción de nuevos bienes. Lo que está claro es que cualquier transición hacia la economía circular requiere de la “resignificación” de los residuos dentro de la cadena de valor. Esta transición requiere cambiar los modelos de negocio, garantizar el apoyo de la alta dirección al proceso, medir y monitorear el desempeño de la sostenibilidad, comprender los deseos de los clientes para estas innovaciones en productos y servicios, y colaborar con las partes interesadas.

Los últimos estudios sobre la innovación en el marco de una economía circular reflejan la necesidad de ampliar la investigación sobre innovación a todos los sectores industriales, dado que la mayoría de los estudios actuales se centran en los sectores de fabricación y los sectores relacionados con el ciclo biológico pierden protagonismo. La transformación de la economía hacia una mayor circularidad pasa por aumentar las tasas de reutilización y reciclaje y generalizar el aprovechamiento de la materia orgánica hacia el modelo de las biorefinerías. Además, en términos generales, los estudios existentes se centran en los países europeos, lo que lleva a la necesidad de explorar otros países y contextos para conseguir un avance conjunto en este mundo tan globalizado.

La innovación en materia de digitalización, gestión de datos y trazabilidad de los residuos serán puntos clave en el nuevo modelo. El éxito de esta transformación va a depender de que las actuaciones no se queden en una mera declaración de intenciones sino que exista una capacidad real de aplicar estrategias a largo plazo que a la vez se adapten a cada idiosincrasia territorial.