27 ONG ambientales reclaman una revisión de la nueva Directiva RAEE

Alegan que debe apostar por una economía circular más sólida e incluir principios de diseño sostenible, así como un objetivo de reducción de la huella material de la electrónica

27 ONG medioambientales piden a la Comisión Europea que revise rápidamente la Directiva sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (Directiva RAEE). La sostenibilidad y la economía circular deben desempeñar un papel más importante en la legislación futura si queremos permanecer dentro de los límites de nuestro planeta: la Directiva RAEE ofrece una valiosa oportunidad para introducir medidas de suficiencia para la electrónica. Su enfoque actual en la gestión de residuos es inadecuado. Las ONG ambientalistas piden que la Directiva RAEE sea revisada a principios del próximo mandato de la Comisión. Alegan que debe apostar por una economía circular más sólida e incluir principios de diseño sostenible, así como un objetivo de reducción de la huella material de la electrónica.

 

Nuevos datos destacan la creciente amenaza ambiental de la electrónica

 

Los nuevos datos de Eurostat confirman la tendencia a que ingresen más productos electrónicos al mercado de la UE y, como resultado, más desechos electrónicos:

  • En 2021 se vendieron en la UE más de 13 millones de toneladas de aparatos eléctricos y electrónicos, un aumento de más del 85% desde 2013

  • Por habitante, los mayores consumidores de aparatos eléctricos y electrónicos en la UE son los Países Bajos (35,1 kg), Alemania (31,3 kg), Dinamarca (30,7 kg), Francia (30,5 kg) y Bélgica (29,2 kg)

  • En 2021, se registraron 9 millones de toneladas de residuos electrónicos, un 3,9% más que en 2020

 

Tendencia preocupante que revertir

El creciente consumo de dispositivos electrónicos agota recursos valiosos (como el litio, el paladio y el cobre), aumenta la demanda de energía e inflige daños ambientales durante la extracción de materias primas. Esto es aún peor si los equipos son de corta duración, difíciles de reparar o se eliminan incorrectamente, como es el caso en Europa, donde, en promedio, los teléfonos inteligentes se reemplazan cada 2 o 3 años. Para mitigar las emisiones derivadas de un uso tan breve, los teléfonos inteligentes tendrían que durar entre 25 y 232 años.

Es preocupante que las lagunas en la recopilación de datos también sugieran que grandes cantidades de desechos electrónicos todavía se eliminan ilegalmente como desechos residuales o exportaciones ilegales. La eliminación inadecuada de productos electrónicos causa daños ambientales importantes, incluida la pérdida de oportunidades para la reutilización y el reciclaje de dispositivos y materiales, incendios provocados por baterías de iones de litio y la liberación de contaminantes al medio ambiente.

Fanny Rateau, directora de programas de ECOS, Coalición Ambiental sobre Normas, exponía que “nuestro consumo de productos electrónicos sigue aumentando sin ninguna consideración por la capacidad de nuestro planeta. Los desechos electrónicos se están acumulando: no se reutilizan ni se reparan. Los metales preciosos incrustados no volverán a la tierra. En promedio, cada persona en la UE agrega más de 16 kg de desechos electrónicos a la montaña de desechos electrónicos de Europa cada año, pero la Directiva RAEE es demasiado débil para limitar el daño ambiental. Debe modernizarse rápidamente para adaptarlo a la magnitud del problema y garantizar que vivamos dentro de nuestras posibilidades”.

Barbara Metz, directora ejecutiva de Acción Ambiental de Alemania (Deutsche Umwelthilfe – DUH), comentaba que “los productores de productos electrónicos deben asumir una mayor responsabilidad por los problemas ambientales causados por sus productos. Actualmente, los productores sólo soportan una pequeña carga financiera por los residuos electrónicos tratados porque se recoge menos del 50% de los equipos puestos en el mercado. Esto debe terminar ahora. Los productores deben estar obligados a participar en redes de devolución de residuos electrónicos, para las cuales los objetivos de recogida y reutilización deben ser jurídicamente vinculantes. Los fabricantes que ofrecen equipos de corta duración y mal reparables también deberían soportar costes más elevados. Las plataformas en línea también deben rendir cuentas mediante responsabilidad total y diligencia debida, ya que los proveedores de estas plataformas a menudo evaden sus obligaciones legales”.

Fynn Hauschke, responsable de políticas de Economía Circular y Residuos de la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB), esclareció que "en 2021 se vendieron más de 13 millones de toneladas de productos electrónicos en la UE, pero menos de la mitad de esa cantidad se recogió como residuos electrónicos. Casi todos los Estados miembros de la UE no logran alcanzar los objetivos de recogida de residuos electrónicos. Esto provoca impactos ambientales considerables y pérdida de oportunidades de reutilización y reciclaje. Existe una necesidad urgente de sistemas de recolección selectiva más amigables para el consumidor, educación del consumidor y nuevos incentivos financieros para que los actores logren altas tasas de recolección”.

Edoardo Bodo, Responsable de Política Medioambiental (RREUSE), afirmó que “la legislación actual sobre la gestión de RAEE en la UE se ve frenada por un defecto fundamental: permitir a los productores cumplir con sus obligaciones medioambientales reciclando todo indiscriminadamente, incluyendo a menudo artículos que todavía están en funcionamiento. Cada vez que un equipo funcional se recicla prematuramente en lugar de repararse, desperdiciamos valor económico y agotamos recursos valiosos, al tiempo que perdemos la oportunidad de avanzar hacia una economía más circular. De ahí la importancia de establecer objetivos de reutilización en la próxima revisión de la Directiva RAEE, como un compromiso claro para dejar de destruir nuestros productos electrónicos usados en lugar de darles una nueva vida”.

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