Agua y economía circular: una oportunidad para el crecimiento económico

Por Juan Luis Sobreira, Director de la División de Innovación Abierta. Instituto Tecnológico de Galicia
Agua y economía circular: una oportunidad para el crecimiento económico
Agua y economía circular: una oportunidad para el crecimiento económico
03-08-2021

El concepto de Economía Circular no es nuevo, ni tampoco su relevancia en el sector del Agua, que tradicionalmente ha sido incorporada considerando su carácter transversal en múltiples actividades económicas y no económicas, en lugar de una perspectiva de sector. 

La fundación Ellen MacArthur, en su libro blanco “Agua y Economía Circular” sí introduce una visión sectorial, considerando tres dimensiones del agua. La primera, entendiéndolo como servicio, tanto para consumo como para su uso en procesos productivos de distinta naturaleza; la segunda, como medio de transporte de nutrientes y minerales y, finalmente, la última, como fuente de energía, bien cinética, térmica o bio-térmica.

Cruzando estas tres dimensiones con los tres principios de la economía circular (la eliminación residuos y contaminación desde el propio diseño de los procesos; el mantenimiento de productos y materiales en uso y la regeneración de sistemas naturales), las oportunidades aparecen por doquier. Diseñar procesos que empleen menos cantidad de agua; favorecer la reutilización del agua entre e intra-sectores (agricultura - industria -ciudad); facilitar la recuperación y simbiosis energética asociada al agua o minimizar el impacto sobre el medio natural, son sólo algunas de ellas.

Aprovechar las oportunidades de la economía circular requerirá un entorno propicio que permita su transformación en una actividad económica relevante para el sector del agua.

Estas oportunidades se incrementarán debido al efecto multiplicador marcado por la evolución demográfica, los flujos migratorios hacia las ciudades, el crecimiento económico o el cambio climático, como recoge Naciones Unidas, que estima, para el horizonte del año 2050, que el volumen de agua global se incremente un 55%; el 70% de la demanda de agua será destinada a la agricultura; el 15% estará vinculada a la producción de energía y llevarán asociados una enorme degradación de servicios ecosistémicos.

Desde el punto de vista práctico, para aprovechar estas oportunidades será necesario desarrollar un entorno propicio, más pronto que tarde, que permita su transformación en una actividad económica relevante para el sector del agua. Si, por ejemplo, se quiere fomentar la reutilización de agua de procesos industriales entre empresas; o el aprovechamiento de calor industria – ciudad; o la optimización y valorización de aguas residuales urbanos a través de sistemas descentralizados, por citar sólo algunas, parece claro que el desarrollo de tecnología no es la única necesidad y que es necesario actuar en distintos frentes.

Bajo mi punto de vista, convertir esta y otras oportunidades en valor económico requiere una visión audaz, y mucha agilidad, para que los cambios asociados se puedan llevar a cabo no sólo en las formas sino en unos tiempos adecuados para que las empresas que, al fin y al cabo, convertirán el conocimiento en progreso económico, puedan aprovechar esta ventana de oportunidad y generar riqueza. Financiación, regulación normativa, política, sensibilización, y capacitación técnica, son las cinco principales barreras para desarrollar la Economía Circular, recogidas también por la OCDE en su informe “Economía Circular en Ciudades y Regiones” sobre las que se debería actuar.

Convertir las oportunidades que ofrece la economía circular en valor económico requiere una visión audaz, y mucha agilidad, para que los cambios asociados se puedan llevar a cabo y convertir el conocimiento en progreso económico.

Desde el punto de vista financiero, en algunos proyectos será necesario que se les dote del volumen necesario para desplegar los primeros pilotos con financiación pública; en otros, se tendrá que poner a disposición de los actores capital riesgo con un volumen que permita hacer viable nuevos modelos de negocio; en otros, involucrar activamente al sector privado o definir instrumentos mixtos público privados.

Desde el punto de vista regulatorio, los cambios deben permitir, una transición rápida hacia una visión holística del agua que permita el desarrollo de la economía circular, fundamentalmente a nivel municipal y supramunicipal, contemplando los distintos usos del agua y preservando simultáneamente los ecosistemas acuáticos; esto implicará la evolución del modo en el que actualmente se llevan a cabo muchos procesos vinculados, por ejemplo, la planificación urbana y territorial, la definición de los servicios de agua en polígonos industriales o la misma conceptualización y definición del residuo, entre otros.

Desde el punto de vista político, la circularidad del agua debe integrarse en los planos tácticos y estratégicos, dotándola con los adecuados instrumentos presupuestarios a nivel nacional, autonómico y local, e integrando las tres dimensiones del agua como medio de transporte de minerales y nutrientes, proveedor de servicios y fuente de energía.

Además, se hace necesario actuar en la sensibilización a todos los agentes políticos, sociales y económicos, no sólo poniendo el foco en la vertiente medioambiental, sino en la oportunidad de desarrollo socioeconómico que supone la Economía Circular para el sector del Agua. Finalmente, la capacitación de todos los actores implicados debe complementar las medidas a tomar; no sólo en el sector empresarial, sino también los estamentos políticos, la administración publica y las entidades financieras; y, desde el punto de vista temático, no sólo los aspectos ingenieriles y medioambientales, sino, y quizás especialmente, los vinculados a la identificación y el diseño de nuevos modelos de negocio y, adicionalmente, en el desarrollo y evolución legislativa y competencial.

En definitiva, como en otras ocasiones, es tiempo de actuar; no sólo como necesidad para preservar los recursos que necesitarán las generaciones futuras, sino para abrirles nuevas vías de desarrollo económico en las que puedan desempeñar su experiencia profesional; sea en el sector público, en la política, o en el sector privado.


Artículo publicado en RETEMA 231.

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