Alianza y consenso, la clave para afrontar la crisis hídrica
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La crisis hídrica generada por el cambio climático precisa del establecimiento de alianzas multinivel, la adaptación de la legislación y la búsqueda de consensos para hacerle frente. Estas han sido las principales conclusiones del XIV Foro de la Economía del Agua, evento sobre gestión del agua que se ha celebrado por primera vez en Chile, en el transcurso de Expo Agua Santiago, y que ha reunido a expertos de primer nivel en el ámbito político, institucional y académico de ambos lados del Atlántico.
Pilar Aranda, rectora de la Universidad de Granada, ha recordado que la crisis hídrica “afecta a todos los países y regiones del mundo”, y ha resaltado la importancia de que el agua “tenga un plan estratégico integral donde participen expertos en medioambiente y en economía”.
Chile se encuentra en la actualidad en pleno proceso constituyente, de cambio político y de adaptación normativa, y en todos estos procesos tiene una gran importancia el agua, dada la situación endémica de sequía que sufre el país. En el abordaje de esta crisis hídrica tienen un peso fundamental todos los actores sociales, tanto públicos como privados, tal y como ha afirmado Alfredo Moreno, ministro de Obras Públicas de Chile, en la inauguración del XIV Foro.
“La labor gubernamental en la gestión hídrica se basa en asegurar el consumo humano y garantizar el derecho al agua, que también es uno de los objetivos principales de este Foro”, ha afirmado, “pero esta tarea trasciende más allá del Gobierno, es una tarea de todos, cualquiera que sea nuestra actividad. Es el mayor desafío que tenemos como país”.
En la misma línea, Ignacio Sánchez, rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, ha explicado que el país enfrenta hace años “una crisis hídrica profunda y estructural que involucra diferentes sectores y que la sequía acrecienta. No se puede permanecer inerte ante este hecho, que requiere la colaboración entre todos y que implica que nos cuestionemos la base: debemos reconsiderar nuestra relación con las aguas para hacerla más sostenible y equitativa”.
Apoyo de las nuevas tecnologías y la iniciativa privada
José Carlos Díez, director del Foro de la Economía del Agua, ha destacado que no puede plantearse “una gestión ni totalmente pública ni totalmente privada del agua, ambas circulan juntas en cualquier régimen político y se complementan la una a la otra”. Junto a esta unión de fuerzas, el director del Foro ha enfatizado la importancia de aprovechar las nuevas tecnologías para una mejor gestión hídrica, con especial atención a la inteligencia artificial y el big data aplicada al agua.
Del mismo modo, Alejandro Jofré, prorrector de la de la Universidad de Chile, ha calificado de relevante “hacer que el sector del agua cuente con la tecnología que permita un uso más eficiente del recurso e implantar modelos de tarificación que en otros sectores se ha aplicado con éxito”.
Francesc Trillas, profesor de Economía Aplicada de la Universitat Autónoma de Barcelona, ha ahondado en la importancia de la colaboración público-privada y en la necesidad de una capacitación colectiva a todos los niveles. “El sector privado no tiene que desconfiar de un sector publico fuerte, al contrario, debe recibir confianza para realizar inversiones en el sector hídrico”, ha destacado. “La participación pública va a seguir siendo siempre necesaria, nos lo ha demostrado la COVID-19 y el reto del cambio climático, y debe reforzarse a través del consentimiento y la participación activa de la población”, ha añadido.
De la misma opinión es Alvar Escriva Bou, Research Fellow, Public Policy Institute of California, que se mostró partidario de estrechar la comunicación entre política y ciencia y aportar la conciliación entre lo público y lo privado. “La transparencia es fundamental en ambas gestiones, lo importante es que sea eficiente y medible, con indicadores objetivos que se puedan analizar. La transparencia de la información permite análisis riguroso para mejorar los servicios”, ha afirmado.
Adaptación del marco regulatorio
En el momento actual, Chile se encuentra en proceso de elaboración de su norma fundamental del ordenamiento jurídico, la Constitución del país. Estanislao Arana, director académico del Foro de la Economía del Agua, destacó el reto de integrar “el carácter normativo de la Constitución con el contexto en el que se inserta” y recordó que se trata “del vértice de la pirámide normativa, por lo que deber ser fruto de un acuerdo amplio de todas las fuerzas políticas y sociales”.
En la misma línea, Verónica Delgado, profesora en la Universidad de Concepción, instó a buscar consensos: “tenemos que ser realistas pero ambiciosos y debemos asumir que nuestra mayor vulnerabilidad es el agua. Es importante buscar una constitución para 40 o 50 años, que tenga en cuenta el estrés hídrico presente y futuro” y que valore elementos tan importantes como el manejo integrado de cuenca y la ordenación del territorio.
Por su parte, Humberto Peña, asesor en DiAgua, aportó las condiciones que debe incluir la Constitución, que resumió en “un marco general compartido, que responda a la realidad y a los desafíos futuros, sirva de orientación al cumplimiento de los objetivos comunes y genere certezas para una toma de decisiones a largo plazo, con un reconocimiento al papel fundamental del agua para la naturaleza, la sociedad y la economía”.
Magaly Espinosa, asesora del Ministerio de Obras Públicas de Chile y exsuperintendente Servicios Sanitarios de Chile, ha apuntado que el país “presenta indicadores de coberturas y calidad de servicios sanitarios sobresalientes a nivel de Latinoamérica y en comparación con países de la OCDE; pero con diferencias sustantivas entre las áreas urbanas y rurales”. Respecto a las cuestiones pendientes de resolver, la experta destacó la necesaria adaptación del marco regulatorio, “que permita efectuar las inversiones necesarias sin que se traduzcan en aumentos tarifarios inaccesibles”; la revisión de incentivos y del sistema de subsidio a la demanda para la población vulnerable y el abordaje de la Política Pública de Educación y un cambio cultural para el uso responsable del recurso hídrico.
Marcelo Mena, profesor en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, destacó la importancia de aumentar el conocimiento sobre la situación del país, ya que “si no tenemos un diagnóstico correcto vamos a buscar soluciones a problemas que no existen”, afirmó. “Debemos centrarnos en las carencias en las zonas rurales al acceso al agua, teniendo también en cuenta las virtudes del sistema chileno para poder avanzar”.
Crisis de gobernanza
Luis Felipe López Calva, subsecretario General de la ONU y director regional para América Latina y El Caribe en el PNUD, sostiene que “no hay escasez de agua, sino un mal manejo del recurso hídrico”. Para remediarlo, propone “incentivos a la buena utilización del agua, así como reglamentos que ordenen el uso del recurso hídrico y una apuesta por soluciones basadas en la naturaleza, que debe tomarse como motor de desarrollo y no solo como insumo”. El representante de Naciones Unidas ha destacado que la crisis mundial del agua “es más bien una crisis de gobernanza”, en la que los organismos internacionales “solo podemos intervenir en indirectamente, sobre todo mediante la información”.
En esta apuesta por las soluciones más adaptadas a la naturaleza destaca la incorporación del agua en la economía circular, tal y como ha explicado Joaquín Melgarejo, director del Instituto del Agua y de las Ciencias Ambientales de Alicante: “Con un tratamiento adecuado, el agua puede ser reutilizada para la práctica totalidad de nuevos usos, especialmente en agricultura, pero también para la industria. Un ejemplo son los lodos, que antes eran considerados residuos y ahora han pasado a ser una fuente de nuevos insumos”.