Aplicaciones del hidrógeno renovable, la gran baza en el futuro de este vector energético

España avanza con ambición en la carrera del hidrógeno verde, pero necesita superar barreras tecnológicas, regulatorias y de mercado para convertir su potencial en una realidad energética sostenible y competitiva
Autor/es
María Porcel
22-05-2025
Publicado en

El hidrógeno renovable se ha convertido en un símbolo de la transición energética. Es limpio, versátil y capaz de descarbonizar sectores como la industria o el transporte pesado. España aspira a ser una potencia global en este campo debido a que tenemos sol y viento abundantes. Sin embargo, persisten desafíos técnicos y económicos que exigen más investigación, desarrollo y, sobre todo, realismo para evitar que el entusiasmo se convierta en una burbuja insostenible. España parte de una posición envidiable.

Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), nuestro país podría producir hidrógeno verde a menos de 2 €/kg para 2030, uno de los costes más bajos de Europa. Esto se debe a una combinación única: más de 3.000 horas de sol al año, una red de parques eólicos consolidada y terrenos disponibles para instalar electrolizadores. Además, la Estrategia Nacional de Hidrógeno, aprobada en 2020, establece objetivos ambiciosos: 4 GW de capacidad de electrólisis instalada para 2030 y un 25% de consumo industrial de hidrógeno renovable en la misma fecha. Pero la realidad es distinta, ya que algunos de los proyectos anunciados avanzan lentamente debido a trabas regulatorias y la falta de infraestructuras de transporte. El problema no es la falta de interés, sino la complejidad de escalar una tecnología que aún no ha alcanzado la madurez.

 

Persisten desafíos técnicos y económicos que exigen más investigación, desarrollo y, sobre todo, realismo para evitar que el entusiasmo se convierta en una burbuja insostenible.

 

El hidrógeno verde se produce mediante electrólisis, un proceso que separa el agua en hidrógeno y oxígeno usando electricidad renovable. Aunque parece sencillo, la tecnología enfrenta barreras críticas como la eficiencia energética (los electrolizadores actuales pierden entre el 20% y el 30% de la energía en el proceso, lo que lo encarece y limita su competitividad frente a alternativas como las baterías eléctricas), materiales escasos (muchos electrolizadores dependen de metales cuya extracción es costosa y geopolíticamente sensible), y almacenamiento y transporte (el hidrógeno es volátil y requiere sistemas de compresión o licuefacción que consumen energía adicional).

 

energía-retema.jpg

 

Existe inversión en I+D para dar respuesta a estos retos, pero esta debe ir al alza. El Centro Tecnológico de la Energía (ITE), junto a cuatro centros tecnológicos españoles (CIDAUT, AICIA, ENERGYLAB y LEITAT) han creado una red colaborativa de excelencia, la Red Cervera H2ENRY apoyada por el Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI), una iniciativa estratégica que busca posicionar a España como referente en tecnologías de hidrógeno renovable. Dicho proyecto está financiado por la convocatoria de 2023 del procedimiento de acreditación y concesión de ayudas destinadas a Centros Tecnológicos de excelencia “CERVERA”, en el marco del plan estatal de investigación, científica y técnica y de innovación 2021-2023 y del plan de recuperación, transformación y resiliencia -financiado por la Unión Europea-NextGenerationEU, expediente CER-20231027.

 

El Centro Tecnológico de la Energía (ITE), junto a cuatro centros tecnológicos españoles (CIDAUT, AICIA, ENERGYLAB y LEITAT) han creado la Red Cervera H2ENRY, una iniciativa estratégica que busca posicionar a España como referente en tecnologías de hidrógeno renovable.

 

H2ENRY se centra en superar barreras técnicas y económicas para la producción, almacenamiento y aplicación de hidrógeno renovable en la industria. Tiene como metas diversificar y mejorar la eficiencia de fuentes de producción de hidrógeno, optimizar el almacenamiento y el desarrollo de herramientas digitales para favorecer la integración del hidrógeno en procesos industriales, monitorizar fallos y poder diagnosticarlos. El vector hidrógeno, como cualquier tecnología emergente, ha de pasar por diferentes ciclos hasta alcanzar una implantación productiva estable. Desde su lanzamiento, las expectativas generadas y el tiempo de implantación están siendo clave y los resultados esperados son muy ambiciosos.

La madurez e implantación tecnológica tiene riesgos que se han de asumir y no siempre son tecnológicos, el entorno regulatorio y social deben madurar también junto a las tecnologías y esto, en ocasiones, genera ciclos de desilusión donde los avances son más lentos de lo esperado. Las expectativas desmedidas a corto plazo pueden generar inversiones insostenibles.

 

H2ENRY se centra en superar barreras técnicas y económicas para la producción, almacenamiento y aplicación de hidrógeno renovable en la industria.

 

La falta de una regulación estable puede generar incertidumbre en la viabilidad de los proyectos y esto podría ralentizar la generación e implantación del hidrógeno. Si queremos anticiparnos, si queremos convertirnos en referente europeo -ya que nuestras condiciones geográficas, tecnológicas e industriales nos lo permiten-, debemos asumir riesgos para conseguir los beneficios de una adopción temprana.

El hidrógeno no es la solución óptima para todo, en cada modelo de descarbonización se debe analizar en detalle cuál será la mejor fórmula. Se deben priorizar aplicaciones estratégicas donde no haya alternativas viables, como la industria energéticamente intensiva, el transporte pesado y de larga distancia y el almacenamiento estacional para “guardar” los excedentes de energía renovable. Algunas de las medidas necesarias para que el hidrógeno ocupe el lugar que le corresponde son la inversión en I+D, colaboración público-privada, educación y formación, y claridad en los proyectos.

 

Newsletter

La información más relevante en tu correo.

Suscribirme

Último número