
Minería urbana en la construcción: medidas para aprovechar el valor oculto de los escombros
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El sector de la construcción representa una de las principales fuentes de residuos en Europa. En 2022 generó el 38,4 % del total de residuos procedentes de todas las actividades económicas y de los hogares, lo que equivale a 885,3 millones de toneladas (Eurostat, 2024). Recientemente, el Joint Research Centre (JRC) ha evidenciado las grandes variaciones en la composición de los residuos de construcción y demolición (RCD) en la UE, atribuibles principalmente a las diferentes tradiciones constructivas y técnicas de demolición empleadas (Cristóbal García et al., 2024; Damgaard et al., 2022). No obstante, a pesar de esta publicación, los datos sobre la cantidad y composición de los RCD siguen siendo muy limitados. Esta escasez de información se debe, en gran medida, a las inconsistencias en las definiciones y en las prácticas de reporte entre los Estados miembros de la UE, así como a los distintos grados de supervisión regulatoria (Ecorys & CRI, 2014).
El artículo 11.2.b de la Directiva Europea sobre Residuos establece que, a partir de 2020, al menos el 70 % de los residuos no peligrosos de construcción y demolición deben ser valorizados. La mayoría de los Estados miembros de la UE están en camino de cumplir (o ya han superado) este objetivo de recuperación (Cristóbal García et al., 2024). Sin embargo, aunque los niveles de recuperación de los RCD pueden parecer relativamente altos, en muchos casos se logran mediante su utilización como material de relleno o en otras aplicaciones de bajo valor. Solo una pequeña proporción de los materiales recuperados se reintegra efectivamente en nuevos procesos constructivos o edificaciones (EEA, 2020).
La tasa de uso circular de materiales en la UE en 2023 fue del 11,8 %, lo que significa que los materiales reciclados solo representaron el 11,8 % del total de materiales consumidos. Desde 2010, este porcentaje apenas ha aumentado un 1,1 %, lo que refleja un progreso lento. Este ritmo, combinado con el aumento proyectado en la demanda de materiales de aquí a 2030, indica que la UE no está en camino de cumplir su objetivo de duplicar la tasa de uso circular de materiales para ese año (EEA, 2024). Cabe destacar que este indicador no se refiere exclusivamente a los residuos de construcción y demolición (RCD), pero ante la falta de estadísticas más específicas para el sector, puede considerarse un indicador aproximado útil.
Según la EEA (2020), uno de los principales obstáculos para la adopción de prácticas de economía circular (EC) en el sector de la construcción es la competitividad en precios de los materiales vírgenes, que suelen ser más económicos que las alternativas secundarias debido a sus menores costes de procesamiento y a la falta de internalización de sus impactos ambientales. Otro reto significativo es la falta de confianza en la calidad y trazabilidad de los materiales secundarios, ya que los agentes del sector suelen preferir materiales vírgenes respaldados por garantías y estándares normativos. Asimismo, la presencia de sustancias peligrosas en las corrientes de residuos complica los procesos de reciclaje y eleva los costes de tratamiento. La circularidad también se ve limitada por la escasa disponibilidad de datos sobre la composición de los materiales, especialmente en edificaciones antiguas. Además, la larga vida útil de los edificios puede retrasar la obtención de beneficios tangibles derivados de las acciones circulares, lo que desincentiva la inversión por parte de los distintos actores del sector. Finalmente, Finamore & Oltean-Dumbrava (2025) también identifican la débil colaboración intersectorial como una barrera adicional para la implementación de la economía circular en la construcción.
En la transición hacia una economía más circular, es fundamental considerar tanto las edificaciones existentes como las de nueva construcción. Los edificios existentes constituyen grandes reservas de materiales con un notable potencial para la minería urbana[1]era. Recuperar y reutilizar materiales del entorno edificado que, de otro modo, se convertirían en residuos representa una oportunidad clave para reducir la extracción de materias primas. Al mismo tiempo, los edificios de nueva construcción deben concebirse desde el principio con criterios de circularidad, integrando principios como el diseño para el desmontaje, la eliminación progresiva de sustancias peligrosas en nuevas construcciones, y la reutilización adaptativa de espacios y componentes.
Proyectos como Woodcircles abordan ambas dimensiones, explorando vías para aprovechar el potencial circular de la madera existente en los edificios, reintegrando madera recuperada en las cadenas de valor del sector y desarrollando estrategias de diseño circular para las edificaciones futuras.
Los edificios e infraestructuras ya construidos, que en su mayoría no fueron concebidos bajo principios de circularidad, pueden considerarse minas urbanas que contienen recursos valiosos. Si se recuperan adecuadamente, estos materiales podrían incorporarse en nuevas construcciones, reduciendo así la necesidad de extraer materias primas. Lograr esto requiere medidas tanto del lado de la oferta como de la demanda.
Desde el lado de la oferta, es crucial que la fase de demolición se enfoque en maximizar la recuperación de valor de los edificios existentes. Esta etapa inicial es determinante para asegurar un uso eficiente de los materiales recuperados. Cuando la demolición se lleva a cabo mediante métodos mecánicos convencionales, sin una planificación adecuada, los RCD resultan altamente heterogéneos, lo que limita su aprovechamiento y suele derivar en aplicaciones de bajo valor o en su disposición final en vertederos. En cambio, las prácticas de demolición selectiva y deconstrucción permiten separar y conservar materiales reutilizables, incrementando significativamente su potencial de valorización. Herramientas como las auditorías previas a la demolición y los pasaportes de materiales son clave para mejorar la transparencia y la planificación de recursos (EEA, 2020). Cuando un edificio se deconstruye cuidadosamente, se transforma en una fuente de materiales secundarios que pueden reintegrarse en las cadenas de suministro del sector de la construcción (JRC, 2024).
A pesar de sus beneficios potenciales, la demolición selectiva y la deconstrucción siguen siendo la excepción en la mayoría de los países, principalmente debido a barreras estructurales. La demolición tradicional suele ser más rápida y económica, mientras que la deconstrucción requiere más tiempo y tiene costes iniciales más elevados. No obstante, en España, la demolición selectiva es obligatoria desde el 1 de enero de 2024, según establece el artículo 30, apartado 3, de la Ley 7/2022 de residuos, que exige llevar a cabo la demolición de forma selectiva garantizando la retirada previa de fracciones específicas de materiales, tras un estudio previo que estime las cantidades de cada fracción. En este contexto las políticas públicas pueden (y deben) desempeñar un papel transformador. Tarifas de eliminación de residuos bien diseñadas pueden inclinar la balanza económica a favor de la deconstrucción. Por ejemplo, si el vertido de RCD mixtos resultara significativamente más caro que su separación y valorización, los contratistas y empresas de demolición tendrían un incentivo financiero real para adoptar prácticas más circulares.
Estas tarifas podrían estructurarse de manera escalonada: más elevadas para residuos mixtos y más bajas para flujos de residuos separados, con el fin de incentivar la separación en origen de los RCD. Asimismo, deberían aplicarse tarifas más altas a aquellos residuos que cuenten con opciones viables de reciclaje, ya que desviar estos materiales de los vertederos no solo es factible, sino también ambientalmente beneficioso. Además, las tarifas de eliminación deberían distinguir entre RCD descontaminados y contaminados, penalizando a estos últimos. Este enfoque permitiría internalizar los costes ambientales asociados y, al mismo tiempo, ayudaría a compensar las inversiones necesarias en tecnologías de descontaminación. Una estructura tarifaria adecuada, combinada con incentivos a la recuperación y reutilización de materiales, podría hacer la minería urbana económicamente atractiva.
Además, mientras que la demolición convencional depende en gran medida del uso de maquinaria pesada, la deconstrucción es una actividad mucho más intensiva en mano de obra (Coelho & De Brito, 2011). Esto podría representar una ventaja significativa en contextos donde fortalecer la economía local y generar empleo constituyan prioridades dentro de las estrategias de contratación pública.
Del lado de la demanda, resulta fundamental desarrollar un mercado funcional para los materiales de construcción secundarios, con el fin de dar una segunda vida a los recursos recuperados. Los gobiernos pueden desempeñar un papel clave al establecer objetivos mínimos de reutilización y reciclaje de materiales en sus políticas de contratación pública, lo que contribuiría a aumentar la demanda de productos secundarios. Dado que la contratación pública representa el 14 % del PIB de la UE (European Court of Auditors, 2023), toda iniciativa que incorpore cláusulas ambientales en los contratos públicos constituirá un avance significativo (RETEMA, 2024).
Gravar el uso de materias primas vírgenes, como ya hacen varios países (OECD, 2023, 2024) o incluso establecer un impuesto a nivel de la UE sobre materias primas, como propone Green Transition Denmark (2024), también podría ayudar a reducir la diferencia de precios entre materiales primarios y secundarios. Además, podría aplicarse una reducción del IVA a los materiales secundarios para hacerlos más competitivos.
La regulación de la UE también podría ayudar a crear demanda para materiales secundarios en el sector de la construcción, como ya se ha hecho en otras corrientes de residuos, por ejemplo, el uso obligatorio de PET reciclado en botellas a partir de 2025 y de plástico reciclado en botellas a partir de 2030 en la Directiva de Plásticos de un Solo Uso. Algunas regiones europeas ya han fijado normativamente objetivos para ciertos materiales de construcción. Por ejemplo, el Gobierno catalán en 2021 estableció la obligación de usar al menos un 5 % de áridos reciclados de RCD en obras públicas y privadas (Generalitat de Catalunya, 2023), pero el consumo de áridos reciclados no parece despegar en Cataluña debido a la falta de cumplimiento (EFE Verde, 2025).
Se espera que la implementación del Reglamento Delegado (UE) 2023/2486[2], que complementa el Reglamento de Taxonomía de la UE, ayude a establecer demanda de materiales secundarios en el sector de la construcción. El Anexo II, Sección 3.1.4, establece que, para que los nuevos edificios contribuyan a la transición hacia una economía circular, deben minimizar el uso de materias primas vírgenes mediante la incorporación de materiales secundarios, fijando límites a la cantidad de materiales primarios permitidos. El Anexo II, Sección 3.2.5, establece criterios similares para la renovación de edificios existentes.
Además de los instrumentos económicos y normativos mencionados para aumentar la demanda de materiales secundarios, el establecimiento de sistemas de certificación y estándares de calidad para materiales reciclados es crucial para abordar la falta de confianza en su calidad y trazabilidad (EEA, 2020). Establecer criterios de fin de condición de residuo y asignar responsabilidades para la gestión al final de la vida útil también es esencial, junto con proporcionar definiciones claras para reparar, reacondicionar, readaptar, remanufacturar y reutilizar, que permitan una toma de decisiones informada (JRC, 2024).
Más allá de la reducción de residuos, la minería urbana contribuye directamente a los objetivos climáticos. Reutilizar acero estructural o madera recuperada evita las emisiones asociadas a la producción de estos materiales a partir de fuentes vírgenes. Adoptar la circularidad en la construcción ofrece un camino práctico hacia ciudades con menores emisiones de carbono.
Referencias
RETEMA. (2024). Áridos reciclados. Pilar de la construcción sostenible.
Coelho, A., & De Brito, J. (2011). Economic analysis of conventional versus selective demolition – A case study. Resources, Conservation and Recycling, 55(3), 382–392. https://doi.org/10.1016/j.resconrec.2010.11.003
Cristóbal García, J., Caro, D., Foster, G., Pristerà, G., Gallo, F., & Tonini, D. (2024). Techno-economic and environmental assessment of construction and demolition waste management in the European Union Status quo and prospective potential. https://doi.org/10.2760/721895
Damgaard, A., Lodato, C., Butera, S., Fruergaard, T. A., Kamps, M., Corbin, L., Tonini, D., & Astrup, T. F. (2022). Background data collection and life cycle assessment for construction and demolition waste (CDW) management. https://doi.org/10.2760/772724
Ecorys, & CRI. (2014). Resource efficiency in the building sector. Final report. Client: DG Environment. https://trinomics.eu/resource-efficiency-opportunities-in-the-building-…
EEA. (2020). Construction and demolition waste: challenges and opportunities in a circular economy. Briefing no. 14/2019.
EEA. (2024). How far is Europe from reaching its ambition to double the circular use of materials? Briefing no. 08/2023. https://doi.org/10.2800/599752
EFE Verde. (2025). Ningún residuo de la construcción debe acabar en un vertedero. Miguel Ángel Pérez Peñalva (Gerente HERCAL).
European Court of Auditors. (2023). Special report 28/2023: Public procurement in the EU. Less competition for contracts awarded for works, goods and services in the 10 years up to 2021. https://www.eca.europa.eu/en/publications/SR-2023-28
Eurostat. (2024). Waste Statistics. Eurostat. https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php?title=Wast…
Finamore, M., & Oltean-Dumbrava, C. (2025). Emerging Trends in the Circular Economy: Multidimensional Perspective in the Building Sector. In Circular Economy and Sustainability. Springer Nature. https://doi.org/10.1007/s43615-024-00485-0
Generalitat de Catalunya. (2023). ORDRE ACC/9/2023, de 23 de gener, per la qual es regula la utilització dels àrids reciclats procedents de la valorització de residus de la construcció i demolició. https://www.gencat.cat/dogc
Green Transition Denmark. (2024). CIRCULAR CONSTRUCTION: FROM DREAM TO POLITICAL PRACTICE IN EU. www.rgo.dk/en/
JRC. (2024). Circular Technologies in Construction. Putting Science Into Standards. https://doi.org/10.2760/876431
OECD. (2023). Environmental Tax Policy Review of Andalusia. https://doi.org/10.1787/fe6d8b45-en
OECD. (2024). Economic Instruments for the Circular Economy in Italy. OECD Publishing.
Artículo de Verónica Martínez, ENT medio ambiente y gestión.