
El Atazar alcanza su máximo nivel y vierte por su aliviadero por primera vez en 34 años
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La presa de El Atazar ha alcanzado su capacidad máxima de 425,3 hectómetros cúbicos, y por primera vez desde 1991 ha comenzado a verter agua por su aliviadero superior. Se trata de un evento poco habitual que solo ha ocurrido en otras dos ocasiones desde su inauguración en 1972: la primera en julio de 1988 y la segunda en mayo de 1991.
El vertido actual se está produciendo a través de los tres vanos del aliviadero, con un caudal de 3 metros cúbicos por segundo que desemboca en el río Lozoya. Desde marzo, El Atazar ya venía desembalsando agua de forma controlada a través de su desagüe intermedio, pero ha sido el exceso acumulado en abril lo que ha llevado al embalse a este punto de máximo almacenamiento.
Un sistema de presas activo y coordinado
Este hito se enmarca en una situación hidrológica excepcional en toda la Comunidad de Madrid. Las 13 reservas gestionadas por Canal de Isabel II se encuentran actualmente al 97,2 % de su capacidad, con 917,2 hm³ embalsados, lo que supera el récord histórico de mayo de 1996 (915,4 hm³).
Además de El Atazar, otras siete presas están también desembalsando agua: Pinilla, Riosequillo, Puentes Viejas, El Villar, El Vado, Manzanares El Real y La Aceña. En lo que va de año, los técnicos del Canal han ejecutado unas 250 maniobras hidráulicas para garantizar la seguridad de estas infraestructuras, regular caudales y amortiguar posibles crecidas. Todas las decisiones se basan en modelos de predicción, datos meteorológicos y series estadísticas.
Una obra de ingeniería clave para el suministro
Construida en 1972, El Atazar es una infraestructura estratégica que aporta por sí sola el 46 % del agua almacenada en la región. Su presa, de doble curvatura y más de 120 metros de altura, es una de las más imponentes de España. La bóveda se extiende casi 500 metros de extremo a extremo y sus espesores varían de los 36 metros en la base a 6 en la coronación.
El sistema de auscultación estructural de la presa es uno de los más sofisticados del país. Registra más de 250.000 mediciones anuales —incluidas deformaciones, filtraciones, presiones y temperaturas— y permite el control en tiempo real desde el Centro de Control de Canal de Isabel II. El interior de la presa alberga seis galerías horizontales, una perimetral y otra subterránea bajo la cimentación, que en conjunto suman ocho kilómetros de longitud.
El Atazar es una infraestructura estratégica que aporta por sí sola el 46 % del agua almacenada en la región.
Pese a la situación de abundancia, desde Canal de Isabel II se ha hecho un llamamiento a mantener un consumo responsable de agua, recordando que la sostenibilidad del recurso también depende del comportamiento ciudadano.