El nuevo paquete ómnibus ambiental de la Comisión Europea, bajo crítica por debilitar la protección de la salud y la naturaleza
- 222 lecturas
Desde la perspectiva de la Oficina Europea de Medio Ambiente, el nuevo paquete ómnibus medioambiental constituye un nuevo ejemplo de cómo la Comisión Europea está flexibilizando sus propios procedimientos, hasta el punto de convertirse en “otro caso de mala administración” que pone en riesgo la confianza en el proceso normativo de la UE y sus aspiraciones de liderazgo regulatorio. Con esta octava propuesta ómnibus, la Comisión vuelve a introducir recortes en leyes ambientales y sanitarias que han requerido años de negociación.
Estas normas aportan protección a las personas y a la sociedad al reducir la contaminación, restaurar los ecosistemas y proporcionar la seguridad regulatoria que necesita la industria para innovar e invertir. De acuerdo con la EEB, su debilitamiento dejará atrás a los europeos y a la naturaleza, supondrá cientos de miles de millones en daños y hará que el bloque sea menos competitivo, menos resiliente y menos soberano.
Qué elementos normativos quedan “en la tabla de cortar”
El nuevo paquete ómnibus plantea modificaciones que, según la EEB, debilitan o revierten leyes clave de la unión europea, entre ellas:
-
Directiva revisada sobre emisiones de la industria y la ganadería (dei 2.0) y reglamento del portal de emisiones industriales, ambos adoptados el año pasado. La propuesta elimina el requisito de evaluar sustitutos más seguros para sustancias químicas peligrosas, suprime la obligación de que las industrias con uso intensivo de energía expliquen cómo avanzarán hacia una producción climáticamente neutra y circular y permite mayores retrasos en la aplicación de normas de vanguardia en prevención de la contaminación. También se excluye a las granjas avícolas ecológicas del ámbito de la dei y se exime a las grandes granjas avícolas y porcinas de informar sobre el uso de recursos básicos. Además, se introducen exenciones al cumplimiento de límites de emisiones para la combustión de hidrógeno, sin evaluación ni consulta adecuadas. Para la EEB, estas modificaciones ofrecen “un pase libre” a los rezagados industriales para continuar con modelos de negocio intensivos en contaminación.
-
Directiva marco sobre residuos, revisada en septiembre de este año y con una nueva revisión prevista para 2026. La propuesta deroga la única base de datos que recoge información sobre sustancias químicas fabricadas e importadas en europa, lo que abre un vacío relevante en la gestión de residuos sin un plan inmediato para un sistema alternativo. Asimismo, se pierde la oportunidad de reforzar las normas de responsabilidad de los productores respecto a sus productos.
-
Reglamento sobre baterías, donde determinados cambios podrían poner en peligro la reparabilidad de los medios de transporte ligeros.
-
Normas sobre evaluaciones ambientales y procedimientos para acelerar la concesión de permisos para infraestructuras energéticas, almacenamiento, redes, estaciones de recarga y proyectos de energías renovables en el marco del paquete de redes. Se contemplan modificaciones específicas en la directiva sobre energías renovables, la directiva sobre el mercado de la electricidad y la directiva sobre el mercado del gas.
Críticas de la EEB: “no es simplificación, es autosabotaje”
La oficina europea de medio ambiente vincula estas propuestas con un retroceso estructural de la política ambiental europea. Faustine Bas-Defossez, directora de naturaleza, salud y medio ambiente de la EEB, resume así la posición de la entidad:
"La Comisión está incumpliendo sus propias normas para desmantelar las leyes que nos protegen. Esto no es una simplificación, sino un autosabotaje. Pone en riesgo nuestra salud y el medio ambiente, debilita la competitividad de Europa y genera caos para las empresas que dependen de la seguridad jurídica. ¿Para quién exactamente hacen esto?"
Un ataque más amplio a las políticas de salud, clima y naturaleza
De acuerdo con la EEB, el ómnibus ambiental se inscribe en una tendencia política más amplia y preocupante: un ataque coordinado a las normas que salvaguardan la salud, el clima y la naturaleza en europa, dentro de una agenda desregulatoria que prioriza la conveniencia política a corto plazo frente al interés público a largo plazo. Una vez abiertas a la negociación entre colegisladores, estas leyes cruciales corren el riesgo de ser seriamente debilitadas.
En paralelo, la comisión ya se encuentra bajo un escrutinio sin precedentes por sus métodos de desregulación. En noviembre, la defensora del pueblo europeo concluyó que la agrupación de medidas ómnibus es ilegal y vulnera garantías procesales esenciales.
Entre otros aspectos, se destaca que la comisión presentó determinadas propuestas sin evaluaciones de impacto, eludió la consulta pública exigida por los tratados y no justificó el uso de argumentos de urgencia para impulsar tanto la ómnibus i, que debilita la diligencia debida, como el desmantelamiento de la política agrícola común (PAC). Al mismo tiempo, la UE se encamina a no alcanzar la mayoría de los objetivos ambientales para 2030, según el último informe de la agencia europea de medio ambiente (AEMA).
El sector empresarial cuestiona la “hoguera regulatoria”
Frente a la narrativa de la comisión, los actores empresariales expresan cada vez más su rechazo a lo que describen como una “hoguera regulatoria”, que podría socavar la confianza de los inversores y retrasar una renovación industrial imprescindible.
Tanto grandes compañías como pymes advierten de que la eliminación de salvaguardias ambientales mediante paquetes ómnibus acelerados destruye la seguridad jurídica, piedra angular del mercado único de la ue y condición básica para invertir y planificar.

