Día Mundial de los Humedales

La conexión vital entre los humedales y las personas, en el centro del debate mundial

El Día Mundial de los Humedales 2024 pone en valor la relación entre el bienestar de las personas y los humedales, que aportan beneficios relacionados con el agua, los alimentos, los medios de vida, el clima, la biodiversidad y hasta la cultura.
“Un día para dar voz a los humedales de todo el mundo. Una oportunidad para que todas las naciones y personas se unan para estimular la concienciación, el aprecio y la acción en favor de los humedales”.
 

Así es como se define el Día Mundial de los Humedales, una jornada que se celebra cada 2 de febrero desde 1997, marcando el aniversario de la Convención Mundial sobre los Humedales, un tratado internacional pionero aprobado en 1971 en la ciudad iraní de Ramsar.

Este 2024, el lema que guía la reflexión es “Los humedales y el bienestar humano”, temática que resalta la conexión intrínseca e irrevocable entre el bienestar de las personas y la salud de estos ecosistemas, que proporcionan una amplia gama de beneficios que sostienen nuestra existencia y promueven nuestro bienestar.

 

Agua, alimento y medios de vida

Desde ríos y lagos hasta estuarios y manglares, los humedales, que abarcan una gran variedad de formas y tipos, desempeñan un papel vital en la regulación y el suministro de agua dulce, un recurso escaso en nuestro planeta.  Con apenas el 2,5% del agua de la Tierra siendo dulce y menos del 1% accesible para el consumo humano directo, los humedales emergen como "riñones de la Tierra" y actúan como filtros naturales, almacenando y purificando el agua a través del suelo rico en limo y la vegetación característica de estos entornos.

Pero su importancia va más allá de la provisión de agua. Los humedales son también fundamentales para la seguridad alimentaria global, sirviendo como hogar para una gran diversidad de vida acuática, que sustenta las dietas de millones de personas en todo el mundo. Desde la pesca hasta el cultivo de arroz, los humedales son la fuente de alimento para gran parte de la población global, especialmente en regiones en desarrollo donde la agricultura de regadío y la pesca continental son vitales para la subsistencia.

Asimismo, los humedales emergen como motores económicos vitales en todo el mundo, proveyéndonos de recursos y oportunidades para la subsistencia de las comunidades, que van desde la generación de empleo directo o indirecto, hasta el abastecimiento de alimentos, suministro de agua, transporte y ocio. La agricultura, con el cultivo de arroz a la vanguardia, representa una fuente principal de empleo en estos entornos, con pequeños agricultores a la cabeza de la producción mundial. De hecho, casi 1.000 millones de hogares de Asia, África y las Américas dependen del cultivo y la elaboración de arroz como principal medio de vida. Por su parte, la pesca y la acuicultura, de la que dependen más de 660 millones de personas, también prosperan en los humedales, sustentando medios de vida y generando ingresos. Además, el turismo encuentra en estos ecosistemas una atracción especial, atrayendo a millones de visitantes que buscan la tranquilidad de sus paisajes costeros y fluviales. Por último, a nivel industrial, los humedales proporcionan agua dulce esencial, contribuyendo al funcionamiento de sectores clave como la manufactura y el procesamiento. 

 

Biodiversidad y lucha contra el cambio climático

Por otro lado, la biodiversidad exuberante de los humedales no solo es un testimonio de la riqueza natural del planeta, sino que también desempeña un papel fundamental para el bienestar humano. Estos ecosistemas albergan una variedad asombrosa de vida, desde plantas hasta animales, adaptados a sus entornos únicos. Con alrededor del 40% de todas las especies del mundo encontrando refugio en los humedales, estos se destacan como uno de los hábitats más diversos del planeta. Los ricos nutrientes que fluyen a través de estos ecosistemas alimentan una cadena alimentaria amplia y variada, proporcionando seguridad alimentaria y nutrición para millones de personas en todo el mundo.

También los humedales emergen como guardianes vitales en la lucha contra el cambio climático, desempeñando un papel crucial tanto en la mitigación como en la adaptación a sus efectos. A lo largo de las costas, actúan como barreras naturales, protegiendo al 60% de la humanidad de las embestidas de mareas tempestuosas, huracanes y tsunamis. Sin embargo, su contribución va más allá de la protección física. Estos ecosistemas almacenan más carbono que cualquier otro, siendo verdaderos gigantes en la regulación del clima global. Los humedales costeros, como manglares y marismas, y las turberas terrestres, representan reservorios críticos de carbono, almacenando cantidades significativas de CO2 en su vegetación, suelo y sedimentos. De hecho, las turberas, aunque cubren solo el 3% de la superficie terrestre, almacenan aproximadamente el 30% del carbono terrestre, superando incluso a los bosques en su capacidad de absorción. Además, estos humedales actúan como esponjas naturales, absorbiendo millones de litros de agua de crecida y ayudando a prevenir inundaciones y sequías.

 

Bienestar y cultura

También desempeñan un papel crucial en la salud y el bienestar humanos. Al actuar como reservorios de biodiversidad, los humedales ofrecen servicios ecosistémicos que promueven la salud, como la purificación del aire y el suministro de medicamentos naturales, entre otros. Por otro lado, la conexión con la naturaleza que proporcionan los humedales también contribuye al bienestar mental y emocional, ofreciendo oportunidades recreativas que permiten a las personas relajarse y encontrar equilibrio en medio de la naturaleza.

Por último, cabe reseñar que los humedales ocupan un lugar central en la vida cultural y espiritual de las sociedades desde tiempos inmemoriales. Desde las antiguas civilizaciones hasta las tradiciones contemporáneas, estos ecosistemas han inspirado la creatividad y la conexión espiritual de las personas, han sido considerados como fuentes de vida y han servido como cunas para grandes civilizaciones.

 

Actuar en favor de los humedales

Sin embargo, nuestros humedales están en peligro. Son el ecosistema más amenazado de la Tierra y están desapareciendo a un ritmo alarmante, habiendo perdido un 35% de ellos desde 1970 y más del 80% si nos remontamos al siglo dieciocho.

 

"A pesar de los beneficios que los seres humanos reciben de los humedales, cada día son dañados por el ser humano. Los humedales están siendo destruidos por prácticas agrícolas insostenibles. Muchos de ellos, sobre todo los cercanos a las ciudades, también han sido contaminados por actividades humanas y recientemente se han degradado aún más por la contaminación plástica, lo que agrava la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de naturaleza y la contaminación que, en última instancia, afecta a la salud humana", lamenta Musonda Mumba, Secretaria General de la Convención Mundial sobre los Humedales.

 

Por este motivo, la Convención pide “actuar en favor de los humedales”, advirtiendo sobre la “urgencia de tomar medidas para proteger y restaurar estos invaluables ecosistemas”. Para ello, propone fomentar la comprensión sobre la importancia y las contribuciones de los humedales, garantizar su uso sostenible a través de una gestión racional y atraer las inversiones necesarias para conservarlos y restaurarlos. El Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, que va desde 2021 hasta 2030, constituye, por tanto, una oportunidad única para aunar esfuerzos y lograr avances significativos en todo el mundo para prevenir, detener y revertir la degradación; y en su lugar, cuidar, nutrir y apoyar los humedales, por el bien de las generaciones presentes y futuras.

 

QU Dongyu, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) anima a la ciudadanía a seguir aunando esfuerzos para proteger, conservar y restaurar estos ecosistemas, ampliando e invirtiendo en la transformación de los sistemas agroalimentarios para hacerlos más eficientes, inclusivos, resilientes y más sostenibles. "Para una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor, sin dejar a nadie atrás", concluye.

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