Las nueve tendencias energéticas que marcarán este 2022
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La industria encuentra su fórmula para descarbonizarse
La Unión Europea pretende ser neutra en términos climáticos de cara al año 2050. Es decir, se ha fijado el objetivo de tener una economía con cero emisiones netas de gases de efecto invernadero. Esta meta constituye el núcleo del Acuerdo Verde Europeo y está en línea con el compromiso comunitario de aumentar la acción climática global en línea con los compromisos del Acuerdo de París.
Es por ello que el camino hacia la descarbonización marcará los pasos del tejido empresarial este año. Una gran cantidad de industrias ya han iniciado procesos de transición pero aún queda mucho por recorrer y la falta de conocimiento sobre cómo avanzar constituye un gran desafío. En este sentido, este año se dejará de hablar solo de tecnologías para afrontar este reto de forma global, desde la planificación y el análisis de la estrategia.
Las claves en la senda hacia la descarbonización pasarán por el compromiso con las cero emisiones netas, el alcance 3 de la huella de carbono, la neutralización, las energías renovables y la electrificación y la visión integral de los retos ambientales, entre otros aspectos. Todas las tecnologías disponibles atacarán este objetivo común en función del proceso y del contexto.
Los precios energéticos seguirán imparables
Aunque es complicado predecir cómo se van a comportar los precios de la energía a lo largo de todo un año, todo apunta a que los costes energéticos seguirán sin dar un respiro a empresas y hogares, un hándicap para la esperada recuperación económica poscovid.
Esta predicción viene dada, no solo por el mercado energético, sino también por la situación geopolítica y meteorológica que incide directamente en la volatilidad del mercado. De este modo, todo lleva a afirmar que en 2022 los precios irán al alza, en base a que continuarán altos los precios del gas y a que contaminar seguirá saliendo caro con el CO? en tendencia alcista. Esta situación dependerá, entre otros aspectos, de cómo avance la instalación de nueva capacidad renovable y la evolución de las tecnologías de almacenamiento.
En este contexto, las energías renovables, entre las que destacarán la fotovoltaica y la eólica -también offshore-, se presentan como una oportunidad para abaratar los costes de la energía e integrar modelos de generación más respetuosos con el medioambiente. ¿El reto? Superar el desafío que supone la hibridación tecnológica para aumentar la estabilidad en la generación eléctrica, avanzar en tecnologías de almacenamiento que permitan estimular el uso de fuentes renovables e impulsar nuevos modelos como las comunidades energéticas, la simbiosis industrial o el autoconsumo.
Con todo ello, la mejora en eficiencia económica y energética de las operaciones, el mantenimiento y mejora de activos en servicio y la optimización de diseño serán cada vez más atractivos, ya que no tendrían cabida para la Comisión Europea una serie de medidas de ‘abaratamiento del derroche’ sin acción competitiva privada.
La movilidad se enchufa a la sostenibilidad
Si 2021 fue un año para que la industria automovilística preparara sus planes de descarbonización, 2022 será el año en el que estos se pongan plenamente en funcionamiento, más si cabe con el PERTE para vehículo eléctrico y conectado aprobado por el Gobierno. Con ello, la movilidad se enchufará a la sostenibilidad y todo lo que rodea al vehículo eléctrico se convertirá en protagonista.
La recarga de las baterías tendrá un impacto técnico y económico en el sistema eléctrico, tanto en la operación como en los posibles refuerzos necesarios de la actual infraestructura eléctrica, por lo que tanto los mecanismos para dar flexibilidad a la red como el desarrollo de los centros de recarga tendrán un gran impacto este año.
La integración del usuario en este sistema será otro de los retos venideros, por lo que la tecnología bidireccional de 'vehículo a la red', más conocida como V2G, será otro de los desafíos para hacer posible que los vehículos eléctricos puedan devolver a la red la energía que acumulan en sus baterías.
En este ámbito, el hidrógeno verde será una de las bazas para reducir la dependencia del sector de los motores de combustión. Para ello, gracias a iniciativas como el PERTE, comenzarán a desarrollarse proyectos de hidrogeneras para transporte pesado que ayudarán a establecer una infraestructura adecuada para asegurar el despliegue del vehículo ‘verde’.
El hidrógeno verde como vector energético
El hidrógeno verde ya está aquí y jugará un importante papel en la descarbonización de sectores de difícil electrificación. España, gracias a su potencial renovable, se puede posicionar como líder europeo en esta transición, garantizando así una base para desarrollar nuevas tecnologías de generación y demanda. Por su parte, las industrias, con el objetivo de descarbonización en el horizonte, necesitarán este año agentes que le acompañen desde el estadio más temprano hasta la integración real del hidrógeno en su proceso.
Los sectores de la industria donde ya hay un consumo de hidrógeno (en España, alrededor de 500.00 toneladas entre petroquímico, refino y fertilizantes principalmente), así como en transporte pesado y procesos de calor de alta temperatura, serán las primeras aplicaciones de sustitución de hidrógeno verde por combustibles fósiles.
En el campo de las energías renovables, el hidrógeno se erigirá como uno de los protagonistas de los sistemas de almacenamiento y de gestión de la energía, más allá de las baterías. De este modo, las tecnologías del hidrógeno ayudarán a aportar mecanismos de flexibilidad a la red eléctrica, una necesidad cada vez más acuciante por la electrificación de ciertos sectores y el aumento de la penetración de generación renovable en el sistema.
Ciberseguridad: candados que ponen a la red eléctrica a salvo
Encaramos un nuevo mundo energético, un mundo de generación descentralizada y fuentes renovables intermitentes combinadas con un creciente compromiso por parte de los usuarios. Este panorama va a permitir que la red eléctrica sea más flexible, dinámica y conectada, pero también van a entrar en juego nuevos riesgos y amenazas de seguridad.
Para asegurar la ciberseguridad en el sector de la energía, la tecnología blockchain ofrece un salto cualitativo. Sus mecanismos de gestión descentralizada, registro seguro e inmutable de las transacciones y automatización de operaciones pueden allanar el camino para gestionar toda la cadena de valor de energía distribuida y descentralizada de una manera óptima. Esto incluiría los mercados bilaterales y de flexibilidad, gestión de la generación y distribución de energía, ventas, facturación, pagos, mecanismos de financiación innovadores, gestión de contratos, incentivos, etc.
Este cambio hacia la descentralización permitiría que cada participante en una red realizase transacciones directamente con cualquier otro participante sin un intermediario externo para validar y asegurar las transacciones, reduciendo así su coste y tiempo de ejecución. La información incorporada en estos escenarios puede incluir datos sobre capacidad ofrecida y demandada, el origen de la energía eléctrica o cumplimiento de las previsiones. Todo ello podría ser integrado y verificado dentro de una cadena blockchain.
Almacenar la energía: el gran reto de electrificación
El almacenamiento eficiente de energía va a ser un pilar fundamental este año porque va a permitir flexibilizar la producción de energía renovable, garantizar su integración en el sistema y apoyar la electrificación de los usos. Por el lado de la demanda, la necesidad de flexibilidad crecerá a medida que aumente la capacidad renovable y se acabe con la generación tradicional. Por el lado de la oferta, las inversiones en almacenamiento serán una de las claves en 2022.
Los sistemas de baterías, unos de los componentes más críticos de los vehículos eléctricos, van a tener que ser cada vez más densos, seguros y ligeros. Materiales como el silicio, el carburo de silicio, el grafito o el litio están llamados a jugar un papel fundamental para conseguir baterías más pequeñas y ligeras y con cada vez mayor capacidad de almacenaje de energía, para así avanzar hacia la transición eléctrica de la automoción y un despliegue masivo y seguro de las energías renovables.
La misma relevancia van a tener la integración, control y gestión del uso de los sistemas de almacenamiento para asegurar el mayor aprovechamiento y ventajas para el conjunto. En este sentido, los algoritmos jugarán un papel fundamental para ofrecer una mayor flexibilidad a la red eléctrica, abrir el campo para la creación de nuevos servicios de planificación y operación, establecer esquemas de respuesta a la demanda y promover la integración de sistemas de almacenamiento de energía y renovables.
La industria toma impulso hacia el 4.0
2021 fue un año agitado en el sector industrial y, en concreto de la logística, marcado por los problemas de la cadena de suministro en todo el mundo. Previsiblemente seguirá esta tendencia en 2022, por lo que será necesario que las empresas aceleren sus procesos hacia la industria 4.0 con el fin de digitalizarse por completo.
La gestión inteligente de los grandes volúmenes de información va a ser decisivo. De este modo, a través de soluciones de internet de las cosas (IoT) las industrias podrán mejorar los procesos industriales, conocer mejor las necesidades de los clientes y poder detectar tendencias y oportunidades que presenta el mercado. También será relevante para la logística, que tendrá que adaptarse a los objetivos de descarbonización buscando alternativas sostenibles.
El gemelo digital también dará un paso más allá este año como tecnología innovadora en la simulación y análisis de procesos industriales capaz de exprimir al máximo la transformación digital. De forma específica, la metodología BIM, como herramienta de transformación en la gestión de activos de distribución eléctrica, proporcionará la capacidad para soportar la transición del modelo de desarrollo actual hacia un entorno de máxima exigencia como el que presenta la Industria 4.0.
La ciudad acelera su revolución ‘verde’
¿A quién no le gustaría vivir en una ciudad ‘verde’? La Smart City va a ser un concepto que llega para quedarse y que revolucionará la forma en la que vemos y vivimos la vida urbana. Las ciudades van a empezar a combinar tecnologías con información con el fin de mejorar la calidad de vida, reducir los costes de energía y el impacto ambiental.
Iluminación regulada para mejorar la eficiencia energética, tarjetas inteligentes para el ciudadano, sistemas de movilidad sostenible, una gran variedad de aplicaciones para interactuar con la ciudad, gestión eficiente de los residuos y suministro inteligente del agua y la energía son algunas de las aplicaciones que pueden englobarse en una Smart City.
Todo ello teniendo al ciudadano en el foco de actuación para que una nueva ciudad mejor planificada, compacta y conectada aumente la productividad y la competitividad de la urbe y mejore la habitabilidad con un fácil acceso a los servicios y una mayor protección del entorno.
Dentro del concepto Smart City la edificación sostenible marcará tendencia. Construir desde un prisma sostenible será una acción que abarque desde la elección de los materiales, el proceso constructivo, e incluso el entorno urbano, hasta la fase de demolición y gestión de residuos. Todo ello sin olvidar la adecuada gestión y reutilización de los recursos naturales, la utilización de instalaciones eficientes y el uso de energías renovables.
Los residuos reivindican su protagonismo
Lo que antes era una cadena con un final ahora es un proceso de creación de valor circular en el que todos formamos parte. La revolución circular no solo va a ser un reto inevitable sino una increíble oportunidad de mercado para quien mejor sepan adaptarse. Saber gestionar de forma eficiente los residuos para valorizarlos de forma adecuada y adaptarse a las cada vez más estrictas normativas nacionales e internacionales en este ámbito, va a ser fundamental.
Pero no solo eso, el nuevo modelo de producción deberá contemplarse desde el principio de la cadena de valor: desde el uso de los materiales, el diseño, la forma y modelo de producción, el consumo energético, el modelo de distribución. Así, el concepto ‘ecodiseño’ estará en boga este año, por lo que habrá que poner los principales esfuerzos a las etapas tempranas del proceso de producción.
Esta transformación nos permitirá reducir nuestra dependencia de materiales críticos, algunos de ellos con precios al alza derivados de las crisis geopolíticas, así como la transformación y creación de nuevos modelos de negocio donde tenemos que ser capaces de generar valor en el territorio.