Siglos de minería convierten el Mar Menor en un depósito de metales tóxicos

Un estudio de la UAB y el ICTA-UAB revela concentraciones de plomo, arsénico, zinc, mercurio, cobre y plata muy por encima de los límites de toxicidad en los sedimentos de la laguna salada más grande de Europa
15-10-2025

El Mar Menor, en la Región de Murcia, acumula niveles alarmantes de metales pesados en sus sedimentos, según un estudio del Departamento de Física de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA-UAB).

La investigación muestra que los suelos del fondo de la laguna contienen plomo, arsénico, zinc, mercurio, cobre y plata en concentraciones que superan ampliamente los valores de referencia de otros ecosistemas costeros a nivel mundial.

 

Herencia minera y contaminación histórica

El trabajo reconstruye la historia de la contaminación metálica durante los siglos XX y XXI, identificando la actividad minera en la Sierra de Cartagena-La Unión, activa entre finales del siglo XIX y mediados del XX, como principal responsable del vertido de estos contaminantes. Aunque las minas cerraron en la década de 1990, los episodios de lluvias torrenciales y escorrentía superficial han seguido transportando residuos hacia la laguna, especialmente en su zona sur, donde se localizan las mayores concentraciones.

 

El trabajo reconstruye la historia de la contaminación metálica durante los siglos XX y XXI, identificando la actividad minera en la Sierra de Cartagena-La Unión.

 

Las concentraciones máximas se registraron a mediados del siglo XX. Tras la prohibición de vertidos mineros en 1955, algunos metales disminuyeron, pero otros siguieron llegando a través de residuos urbanos, aguas residuales y pinturas de embarcaciones. En conjunto, los sedimentos del Mar Menor albergan miles de toneladas de metales, reflejo de una contaminación acumulada durante más de un siglo.

 

Riesgos futuros ante el cambio climático

 

Según Irene Alorda, investigadora del ICTA-UAB, “el impacto de estas acumulaciones de metales, que actualmente no está afectando a los organismos vivos, podría aumentar en el futuro debido a la interacción con otras presiones humanas”.

 

El estudio advierte que fenómenos como el cambio climático, la eutrofización o la resuspensión de sedimentos podrían liberar de nuevo estos metales atrapados en el fondo, incrementando su disponibilidad y poniendo en riesgo la biodiversidad del ecosistema.

Así, los investigadores subrayan la urgencia de una gestión integral de los ecosistemas costeros, donde los impactos históricos, combinados con las presiones actuales, pueden agravar la contaminación existente. El estudio ofrece información clave para diseñar estrategias de conservación y mitigación en el Mar Menor y en otros ecosistemas costeros sometidos a procesos similares de degradación ambiental.

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