Como Directora General de Medio Ambiente, ¿cuál es su diagnóstico sobre la situación medioambiental actual de Asturias?
La realidad asturiana es clara: partimos de una base natural envidiable, y nuestro gran reto es convertirla en el motor de nuestra riqueza. Somos la comunidad autónoma verde de España, con casi 40% de nuestro territorio protegido y 345 km de una costa espectacular. Este 'Paraíso Natural' no es solo un eslogan, es un activo estratégico de primer orden, un sello de calidad que nos distingue y una auténtica reserva de futuro.
Nuestro desafío es integrar este capital natural con una potente industria histórica. Para mí no son realidades contrapuestas, sino complementarias. Tenemos que liderar una transición ecológica inteligente, capaz de convertir la conservación en palanca de la nueva economía asturiana. También debemos impulsar sectores como el ecoturismo o la bioeconomía, atrayendo talento e inversión hacia un modelo de económico robusto y sostenible.
En este camino, ya estamos avanzando en la descarbonización, alineados con el Green Deal o Pacto verde europeo, en la mejora de la gestión del agua con nuevas inversiones en depuración; y con el desarrollo de un nuevo Plan de Residuos moderno y eficiente.
El objetivo final es que este paraíso natural no solo se conserve, sino que se convierta en el motor de un progreso asturiano moderno, que lidere con ejemplo la armonía entre la competitividad industrial y la excelencia ambiental.
"El objetivo final es que este paraíso natural no solo se conserve, sino que se convierta en el motor de un progreso asturiano moderno, que lidere con ejemplo la armonía entre la competitividad industrial y la excelencia ambiental"
En el marco del impulso de Asturias hacia un modelo de economía circular, ¿Cuáles considera que han sido los hitos más relevantes en gestión de residuos en los últimos años?
Asturias cuenta con una ventaja estructural única a la hora de impulsar la economía circular: el Consorcio para la Gestión de Residuos (COGERSA), que integra a todos los municipios. Este modelo de colaboración, poco común en otras comunidades, nos permite diseñar una estrategia global para todo el territorio, optimizar recursos gracias a las economías de escala y ejecutar políticas con una visión compartida. Es, sin duda, un activo decisivo para nuestra transición ecológica.
En este contexto, los avances más significativos son claros: En la gestión de residuos, con COGERSA como eje, hemos modernizado y ampliado infraestructuras esenciales. Estamos desarrollando una red de puntos limpios más extensa y moderna, acercando este servicio vital a los ciudadanos y facilitando que puedan deshacerse de sus residuos de forma cómoda, correcta y responsable.
Pero nuestro enfoque de circularidad es más amplio e innovador. Un ejemplo destacado es la evolución en la gestión del agua, donde hemos dado un paso adelante con el proyecto de aguas regeneradas, reconvirtiendo la depuradora de Villapérez en la mayor biofactoría de Asturias. Esta iniciativa ejemplifica perfectamente cómo un subproducto, el agua depurada, se transforma en recurso valioso para agricultura, industria o usos ambientales, cerrando el ciclo de manera eficiente.
La Estrategia de Economía Circular de Asturias es integral y abarca desde los residuos sólidos hasta el agua. Los progresos en COGERSA y el proyecto pionero de la biofactoría de Villapérez son dos pilares fundamentales que reflejan nuestra determinación por construir un modelo que convierta los retos ambientales en oportunidades de innovación y progreso para toda la comunidad.
"La Estrategia de Economía Circular de Asturias es integral y abarca desde los residuos sólidos hasta el agua. Los progresos en COGERSA y el proyecto pionero de la biofactoría de Villapérez son dos pilares fundamentales que reflejan nuestra determinación"

Foto: Cogersa/Dani Mora
En este sentido, el documento “Asturias Circular” constituye una guía para la transición circular de la región. ¿Qué ejes estructuran esta hoja de ruta y qué instrumentos se están poniendo en marcha para garantizar su aplicación?
Efectivamente, “Asturias Circular 2030” es mucho más que un documento; es un plan de acción que nos va a permitir cambiar de verdad cómo producimos y consumimos. Define herramientas concretas, desde incentivos hasta infraestructuras, para pasar de la teoría a la acción y asegurar que los beneficios de esta transición lleguen a todo el territorio.
Se basa en cuatro patas muy claras. producir con parámetros de durabilidad y reparación, tratar los residuos como el recurso que son, emplear materiales reciclados siempre que sea posible, y lo más importante**,** la implicación de ciudadanos, empresas y administraciones.
¿Cómo lo estamos aplicando? Un instrumento clave son las ayudas directas a nuestro tejido empresarial. Actualmente tenemos en marcha una convocatoria de 20 millones de euros, cofinanciada por los Fondos de Transición Justa, para incentivar inversiones que fomenten específicamente el uso de materiales reciclados y el reciclaje de residuos, así como la eficiencia hídrica y energética.
La meta es clara y consiste en reducir el consumo de recursos, minimizar los residuos y disminuir nuestra huella de carbono. Queremos impulsar, por ejemplo, la simbiosis industrial, donde el residuo de una empresa se convierte en la materia prima de otra y donde se aproveche el calor residual o se regeneren aguas para nuevos usos. Así, la estrategia se materializa en proyectos reales que ya están en marcha.
"Actualmente tenemos en marcha una convocatoria de 20 millones de euros, cofinanciada por los Fondos de Transición Justa, para incentivar inversiones que fomenten específicamente el uso de materiales reciclados y el reciclaje de residuos, así como la eficiencia hídrica y energética"
Más allá del marco estratégico, ¿qué actuaciones concretas se están llevando a cabo en el territorio asturiano para fomentar la prevención, la reutilización y la valorización de residuos?, ¿qué impacto se prevé que tengan estas iniciativas?
Más allá de los planes generales, en Asturias estamos impulsando medidas muy concretas que ya son notorias en los pueblos. La estrella, sin duda, son los proyectos de compostaje comunitario, donde estamos instalando áreas de compostaje en concejos por toda la geografía asturiana.
Allí, entre todos, los transforman en compost natural de alta calidad que luego pueden usar en sus huertos, jardines o parques públicos. Es la economía circular en estado puro y en la puerta de casa, donde lo que sale de la tierra vuelve a ella, cerrando el ciclo en un radio de pocos metros.
El avance en 2024 ha sido importante, pues ya funcionan tres áreas piloto en Poo de Cabrales, Santolaya de Cabranes y Mántaras, en Tapia de Casariego. La demanda es enorme, ya que 33 ayuntamientos más han pedido sumarse a la iniciativa, lo que demuestra que hay una necesidad real.
"El compostaje comunitario no es solo una medida de gestión de residuos, es una herramienta de participación vecinal y sostenibilidad real para el mundo rural"
Para nosotros, el objetivo es doble y muy claro. Por un lado, reducir el impacto ambiental, previniendo y valorizando de la manera más eficiente, y por otro, incrementar el impacto social, pues llevamos el reciclaje a quienes pueden no tener un punto limpio cerca. Esto demuestra que vamos más allá de las grandes cifras y actuamos donde la gente vive. No es solo una medida de gestión de residuos, es una herramienta de participación vecinal y sostenibilidad real para el mundo rural. Y la acogida está siendo fantástica.
Pese a los avances alcanzados en los últimos años, ¿qué barreras o retos estructurales persisten para cumplir de forma efectiva los objetivos establecidos en materia de gestión de residuos?
En nuestra hoja de ruta figuran diferentes retos y trabajamos para superarlos con inversión en infraestructuras, incentivos económicos inteligentes, campañas de educación adaptadas y un fortalecimiento de la gobernanza colaborativa. También debemos reconocer que como administración cumplir con los objetivos establecidos es especialmente complejo.
El mayor reto actualmente es la separación correcta de los residuos, un área en el que a pesar de los avances se sigue separando incorrectamente. Lograr que la separación en origen sea un hábito universal es un trabajo de perseverancia que requiere de educación continuada y, por supuesto, de facilidades. En este sentido, invertir en nuevas instalaciones, como una planta de biometanización que tenemos prevista o tecnología más avanzada de triaje automatizado, es urgente para dar una salida circular a la fracción orgánica.
Otros retos que encontramos son la compra pública verde; la creación de una red asturiana de puntos limpios, dada la atomización de nuestro territorio, y la necesidad de mayor simplificación administrativa. Con la entrada en vigor de la Ley Simplifica y del Reglamento de la Ley de Calidad Ambiental, reduciremos significativamente la tramitación de proyectos y la obtención de permisos para la creación de nuevas instalaciones.
"Invertir en nuevas instalaciones, como una planta de biometanización que tenemos prevista o tecnología más avanzada de triaje automatizado, es urgente para dar una salida circular a la fracción orgánica"
Asturias presenta una alta proporción de pequeños municipios rurales dispersos en el territorio, ¿Qué medidas específicas se están impulsando para asegurar una gestión de residuos eficiente y sostenible en estas áreas?
Efectivamente, la realidad de Asturias, con pequeños núcleos rurales dispersos, requiere soluciones específicas y adaptadas. Las fórmulas utilizadas para medir la recogida de residuos en entornos urbanos no siempre son eficientes ni sostenibles en estas zonas. Por eso, hemos desarrollado una estrategia basada en la descentralización y la adaptación al territorio, con varias líneas de acción clave.
En primer lugar, potenciamos y modernizamos nuestra extensa red de puntos limpios, una de las más amplias de España. Contamos con 47 instalaciones entre fijas, móviles y áreas de voluminosos, asegurando que ningún ciudadano tenga que desplazarse más de 20 km. Nuestro plan es seguir ampliando esta red, mejorar las instalaciones existentes y reforzar el servicio de puntos limpios móviles para llegar a todas las aldeas.
La apuesta por el compostaje comunitario es otra de nuestras prioridades. Además, incorporamos tecnología para optimizar las rutas de recogida donde sigue siendo necesaria. En este sentido, la instalación de sensores de llenado en contenedores nos permite planificar las recogidas de forma inteligente, evitando viajes innecesarios, reduciendo emisiones y haciendo el servicio más eficiente.
Por último, pero no menos importante, trabajamos con campañas de sensibilización y educación de proximidad. Reconocemos que aquí no basta con la comunicación masiva; es esencial el contacto directo, pueblo a pueblo, para resolver dudas, formar e implicar a la ciudadanía. Es el factor humano el que garantiza el éxito del resto de medidas. En definitiva, no se trata de replicar el modelo urbano, sino de crear un sistema propio, descentralizado y comunitario, donde el punto limpio y la compostadora sean las infraestructuras clave.
Asimismo, la innovación y la digitalización se posicionan como aliados para optimizar la planificación, tratamiento y control de los residuos. ¿Qué tecnologías emergentes están incorporando para optimizar los procesos?
La innovación y la digitalización hoy en día son nuestros mejores aliados para hacer las cosas de forma más inteligente, eficiente y, al final, más sostenible para todos.
En Asturias, con COGERSA ya no hablamos de futuro, sino de realidades que estamos implantando. Trabajamos en tres grandes áreas:
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Contenedores "que hablan". Instalamos sensores inteligentes, sobre todo en fracción resto y orgánica, para monitorizar su llenado. Esto nos permite optimizar al máximo las rutas de recogida.
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Inteligencia artificial y Big Data. Así, la información de los sensores va a una plataforma central, que analiza los datos para predecir cuándo se va a llenar un contenedor, programar las rutas de recogida más eficientes o predecir si una máquina va a fallar antes de que se suceda.
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Gemelo digital. Las plantas de tratamiento albergan un gemelo digital para crear una réplica virtual exacta de la instalación e incrementar la seguridad y la eficiencia de las inversiones.
Al final, todo esto se traduce en un mejor servicio para los vecinos, un ahorro económico para las arcas públicas y una importante reducción de la huella de carbono. La tecnología es la herramienta que nos permite cuidar de Asturias de la forma más inteligente posible.
¿Existen experiencias destacables a lo largo del territorio que estén impulsando soluciones innovadoras en el ámbito de la economía circular?
Por supuesto, Asturias es un auténtico laboratorio de ideas para darle una nueva vida a lo que antes considerábamos simplemente "basura". La clave de muchos de estos proyectos innovadores es que transforman el residuo en un recurso valioso. Aquí el “fin de la condición de residuo” se está haciendo realidad con técnicas y mucha creatividad.
Por ejemplo, en el sector industrial, hay fábricas que han logrado que sus emisiones de CO₂ dejen de ser un residuo para convertirse en la materia prima que alimenta cultivos de microalgas. Es decir, lo que antes era un contaminante, ahora es "alimento" para crear productos de valor en cosmética o agricultura. Ese mismo principio se aplica también a los restos de comida y poda en los mercados municipales, cuyos desechos son la base de un compost de alta calidad que nutre los suelos de agricultores de la zona, cerrando el ciclo de manera local y sostenible.
También desde la administración, con la Compra Pública Verde, incentivamos que los materiales reciclados dejen de ser vistos como "desechos" y se conviertan en la materia prima preferente para fabricar nuevos productos, creando así un mercado para ellos. Creemos firmemente que otro modelo es posible: uno donde los residuos son sinónimo de innovación, oportunidades y riqueza local. Nuestro trabajo ahora es apoyar estas ideas para que se repliquen por toda Asturias
Con la vista puesta en los próximos años, ¿qué papel considera que puede desempeñar Asturias en el impulso de un modelo territorial sostenible y basado en la economía circular?
Asturias no solo tiene el potencial de implementar un modelo circular; tenemos la oportunidad única de ser referentes en demostrar cómo un territorio con tanta diversidad como el nuestro puede liderar la transición hacia la sostenibilidad. Nuestro papel debe ser el de buscadores de soluciones integradas y reales que aprovechen nuestra potente industria y la fuerza de nuestros pueblos.
"Tenemos la oportunidad única de ser referentes en demostrar cómo un territorio con tanta diversidad como el nuestro puede liderar la transición hacia la sostenibilidad"
Queremos liderar la Simbiosis Industrial combinando siderurgia, energía y agroalimentación, pues tenemos la oportunidad perfecta para crear parques eco-industriales. Se trata de que los residuos de una empresa se conviertan en recursos para otra, cerrando ciclos a gran escala y reduciendo la dependencia de materiales externos. Es pura colaboración con sentido común.
También sabemos que nuestra geografía diversa y a veces complicada no es un problema, sino un campo de pruebas ideal. Asturias puede enseñar al mundo cómo gestionar residuos de forma inteligente en el mundo rural, con herramientas como el compostaje comunitario, los puntos limpios móviles y tecnología puntera que optimizan rutas de recogida. Nuestro compromiso con llevar el servicio a todos los rincones nos hace ser más ingeniosos, y estas soluciones pueden servir de ejemplo para otras muchas zonas.
No nos olvidamos de que la circularidad debe impregnarlo todo, incluso el ocio. Una prueba piloto con el festival Boombastic, en Llanera, nos ha permitido aprender y avanzar en el diseño de un sello de “evento sostenible” que reconozca a aquellos que reduzcan residuos, fomenten la reutilización y gestionen de manera responsable. En definitiva, aspiramos a que Asturias sea conocida no solo por sus impresionantes paisajes y su industria, sino por haber sido capaz de reinventar su modelo productivo con ingenio y ambición.

